¡Qué triunfo metiste Bohemio! En Turdera, el elenco de Erviti fue una aplanadora y trituró 3 a 0 a Temperley, para seguir invicto en el extra largue torneo de la Primera Nacional y treparse a la cima del certamen. Riquelme, Pedrozo y Ochoa Giménez marcaron tendencia en las redes goleadores del partido.
Con la bandera de la contundencia, con los pies sobre la tierra y con un grupo de jugadores más unidos que el queso y dulce en el clásico vigilante, Atlanta es protagonista del campeonato telonero de la Primera División. Con todo el hilo que todavía queda en el carretel del torneo, podríamos poner una cadena de mercerías. Por eso, hay que seguir enhebrando la calma y la paciencia, esa que muestra permanentemente el equipo de Walter.
Aunque a la luz del resultado final suene inútil como abanicar un cadáver, el arranque del doparti lo tuvo mejor al Gasolero. Fueron 10 minutos en el que dueño de casa le rindió ributo a los gorilas, ya que apostó todo a su derecha. Agustín Campana quería hacer sonar al Bohemio. Complicaba a Ramiro Fernández en cada una de sus intervenciones. No lo frenaba ni un miserable fallo de la Corte Suprema. Por suerte, ese electrizante comienzo de Temperley duró menos que un estornudo y Atlanta pudo acomodar a su tropa.
Todo era equilibrado, los dos con su manual de estilo generaban peligro en las áreas. Las más claras eran para el Celeste, que fueron desactivadas por el majestuoso Rago. Cuando el Gasolero se empezaba a repetir en sus ataques, llegó a los 33 minutos del primer tiempo un golón para Atlanta. No necesariamente le ponemos el rótulo de golazo por su definición, sino por su propia elaboración.
La arrancó Flores, el mejor “4” de la categoría. Le pasó la posta a Taborda, que sin dudar le devolvió el elemento al lateral derecho bohemio que ya estaba en el área rival. Sin chistar, el “Dr. Leonard” metió la bola al medio para que Colombini la roce de taco dejándolo de frente manteca a Sebastián Riquelme. El hermano de JR definió con clase, a lo Elvis Crespo, suavemente la colocó al palo izquierdo del arquero, Joaquín Papaleo, que ni con Carolina podía evitar este gol de novela.
Primero anoto y luego existo. Atlanta logró hacer el gol y después lo justificó. Bolívar y Ramírez oficiaron de calmantes para el juego. Le dieron pausa y organización al equipo. Desmantelaron las buenas intenciones de Temperley y oficiaron de gestores en los ataques bohemios. Fueron los hippies del conjunto de Erviti. Le dieron paz y amor a la recta final de ese primer tiempo.
Para el complemento, el Gasolero se quería adelantar en la cancha como los chinos con la tecnología, pero Atlanta fue más fino que las hierbas y a los 2 minutos del segundo tiempo volvió a convertir un gol y ya nada fue lo mismo.
Llegó un tiro de esquina para la visita, ejecutado con maestría por Riquelme, que cabeceó Martín López con la potencia de un bafle. El arquero Papeleo parpadeó, dio un rebote peligroso en el área chica que no pudo conectar “Nacho” Colombini, pero para desgracia de Temperley, apareció Pedrozo, que no es el escamoso, pero fue el galán del área rival y con su definición decretó el segundo tanto bohemio.
De ahí en más el conjunto locatario se desplomó en el campo. Le quedó lejos el arco de Rago, como la dignidad a Macri que se vacunó en Miami. Todo ese segundo tiempo fue del equipo de Erviti, que dominó el juego como una mujer lo hace con un hombre enamorado. Ante el Celeste, Atlanta jugó de punta en blanco. No se ensució en el complemento. Fue prolijo y pulcro en el trato del esférico. Manejó los tiempos a control remoto. Dispuso de un abanico de chances para ampliar aún más el resultado. Fue el mejor segundo tiempo que jugó el elenco de Villa Crespo en este eterno torneo.
Para seguir con las buenas costumbres, Walter hizo su cambio fetiche. Mandó a la cancha a la rueda de auxilio de la última línea, Valentín Perales, que como siempre ingresó por un delantero. En esta oportunidad el que salió fue Taborda. Reseteó la defensa, volvió el pentágono a la parte trasera, más allá que adelante a Flores y Fernández al medio. Aunque con la autoridad que jugó Atlanta el segundo tiempo, podía estar el Brasil del 70 que no le hacía ni cosquillas.
En el final del match llegó el tercer gol. Ya en el tiempo de descuento, mojó Joaquín Ochoa Giménez. Definición de billar de Joaco, ya que remató antes de entrar al área rival colocándola en el rincón del vago del palo izquierdo, besando el poste interno e ingresando al unísono a la portería de Temperley. Para que de esta forma se comunique Atlanta con la red 3G. Ganar, gustar y golear. Por primera vez en el certamen El Bohemio atrapó una victoria por 3 goles y permitió en un esfuerzo de producción de sus jugadores, que de manera inédita sus hinchas no sufran.
Los mejores del cotejo fueron Agustín Bolívar, un relojito suizo en el medio. Martín López fue el defensor del pueblo. Tenía la antipática y difícil tarea de reemplazar a Martín García. Con su gran actuación logró que nadie extrañe a la isla bonita bohemia.
También se destacaron Riquelme y Colombini. El primero, abrió el camino del triunfo. Fue criterioso con el balón en los pies e inteligente para jugar sin él. Por otro lado, Nacho no hizo goles, pero exigió a los defensores rivales. Los explota como las Multinacionales hacen con sus empleados. Otra redonda actuación del 9 de Atlanta.
Luego de 9 fechas, el conjunto de Erviti sigue invicto (6 triunfos y 3 empates) Se sube a lo más alto de la cima del campeonato y proyecta su próximo partido en el León Kolbowski ante Deportivo Maipú de Mendoza.
Lo queda claro que en el duelo de Pol-ka, entre Gasoleros y el Puntero, se impuso el equipo del “Gitano” Erviti. Eso sí, tengamos en cuenta que esto no es ficción, es la pura realidad. Porque en la novela protagonizada por Julio Chávez, debía enfrentar a una red de corrupción en la política. Aquí Walter y su pueblo luchan contra otra red, que también tiene su mafia, pero mejor que ese capítulo quede para más adelante. Hoy miremos todos este programa exitoso que es Atlanta, que lidera el rating de los televisores de la Primera Nacional.
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