19 septiembre, 2024

Un lugar, todas las disciplinas

Ante el Malevo, Atlanta fue su propio villano

Rincón Bohemio

¿Quién planificó esta temporada del Bohemio? Fue Toti Ciliberto, Facundo Campazzo, Dario Villarruel, Héctor Alterio o Riverito. Me cuesta entender que este 2023 lo armó un hincha de Atlanta. Tanta mala praxis desparramada con tanta saña no puede nacer en la mente de un fanático del club de Villa Crespo. Encima, ninguno de los cráneos que organizaron este horrendo desastre tienen el tupé de dar un paso al costado, de reconocer que metieron la gamba hasta el caracú. En la última semana el único que rescindió el contrato fue Pablo Mouche, que en esta cadena de bochornos es un eslabón perdido, es una letra del montón en un abecedario que hasta la H tiene sonido.

Por la fecha 30 de la zona B de la Primera Nacional Atlanta visitaba a Deportivo Riestra, con ambos equipos sin poder ganar en los últimos 5 juegos, pero ellos teniendo 6 puntos más que nosotros y ubicándose en puestos de reducido, un sitio que el Bohemio tiene el ingreso restringido. En esta clase de partidos tenes que ir a la cancha con tu abogado, con el 911 agendado en el celular y con cartas documentos en el portafolio. Pero esta vez no hizo falta nada de todo eso, el Malevo no necesito de ninguna de sus artimañas para ganarle a un equipo que hace rato se roba a sí mismo. Si el elenco de Nicolás Diez jugará al solitario se haría trampa todo el tiempo. El problema que cree tener las mejores cartas para ganarle a cualquiera en el truco, a pesar que sus tres naipes son un 4, un 5 y un ancho falso. De todos modos, sabe mentir tanto que podría irle bien desde ese lado. Hace mucho que nos fuimos al maso, pero seguimos creyendo que vamos a imponernos en la mano. Cantamos falta envido sin tanto, jugamos de a cuatro una partida de gallo y gritamos eufóricos flor, aunque las barajas que tenemos son todas de distintos palos.

El prontuario de este enfrentamiento se dio íntegramente en el siglo XXI, no hay antecedentes penales en el milenio pasado. El primer encontronazo fue en 2015, en la casa del Bohemio. Triunfo del locatario 2 a 0. Pero en Soldati el uniformado equipo de Villa Crespo también se impuso una sola vez. Fue en 2016 y por el mismo marcador que un año antes. Aunque los números no son alentadores. En un total de 11 duelos, ellos triunfaron 5 veces y nosotros solamente dos. 

Para este choque de fuerzas, Nicolás Diez realizó un solo cambio con respecto al empate ante Racing de Córdoba. Afuera Becker y adentro Camargo, por supuesto de características netamente opuestas. Al igual que en el clásico ante el Funebrero, Atlanta salió a jugar en el Guillermo Laza con una línea de 5 en la retaguardia, síntoma de sentirse inferior a su rival. Ya en el derby ese sistema no sirvió para una mierda, repetirlo ante Riestra entraba en la galería de las idioteces más gigantes del universo, pero este proceso comandado por Greco and Romano suele tropezarse dos veces (o más) con la misma piedra. 

En definitiva, ante la bebida energizante la visita jugó con estas 11 infusiones: en el bidón del arco como siempre se paró Sumavil. Los botellones del fondo fueron Camargo, Gelos, Aguirre, González y Pinto. El medio vaso lleno lo completaron Dramisino, Duarte y Galeano. Los dos sifones para mojar arriba fueron Ríos y Mazzola. 5-3-2 la fórmula de la gaseosa bohemia que esperamos no seguir sirviéndola en ninguna jarra.

El primer tiempo que jugó Atlanta no se puede calificar. Aún la real academia española no inventó una palabra para semejante mamarracho. Cualquier expresión negativa quedaría escueta ante tanta vergüenza. Se decidió defender a ultranza, lo cual no es un pecado ni un delito, pero como decía el Negro Olmedo con su querido Manosanta: “Si lo vamos hacer, lo vamos hacer bien”. El elenco de Nicolás Diez planificó un doparti para bancar los trapos atrás y lo que peor hizo fue defenderse. Riestra debió irse al descanso con una diferencia más amplia, nos hizo precio en su estadio, pero nosotros ni enterados estábamos.

Antes y después del gol de ellos, el energizante equipo de Soldati generó varias jugadas de peligro ante una defensa que acumuló nombres pero que careció de hombres. Encima, se juega sin un “5” de oficio, ese que pueda ponerles un filtro a las intenciones de los rivales y que sepa darle bola a sus compañeros en lugar de pasarle el elemento a un oponente. El que tuvo trabajo forzado fue Fernando González, el “6” de Atlanta salvó las papas en un par de oportunidades. Dos veces sacó la pelota de la línea y si bien zafó que no le cobren un penal por meter la mano casi rindiéndole tributo a Sumavil, fue el mejor en la cueva, de todos modos siempre dimos pena. 

A los 24 minutos del primer tiempo llegó el justo gol para Riestra. Como viene pasando hace rato nuestros defensores le tienen pavor a la pelota aérea. La ven venir y no la cabecean ni por toda la guita de Bill Gate. Acostumbrado el dueño de casa hacer tongo en cada cotejo, esta vez no necesito de esos lujos y el futbolista Tovo le ganó en las alturas a Aguirre permitiéndole que la bocha le quede a Ramón González y así decrete el único gol del juego. Todos los nuestros se quedaron mirando en primer plano el tanto de ellos con menos reacción que una babosa en terapia intensiva. Tengo la impresión que todavía algún jugador de Atlanta ni se enteró que en esa jugada Riestra facturó. 

Después del calamitoso rendimiento de la etapa inicial, en el que la visita ni cosquillas le hizo a la defensa local, como era de esperar Nicolás Diez realizó una variante. Cortó de cuajo la inútil línea de 5 en el fondo, igualito a lo que pasó en el clásico de Villa Crespo, que también duró 45 minutos. Afuera Gelos y adentro Becker. Reseteó el entrenador la maquinaría táctica y retornó al oxidado 4-3-3. Aquí no todo pasa por la característica telefónica que se use. En tiempos de comunicación con el celular, por redes sociales y canales de youtube, nosotros seguimos buscando en la calle un teléfono público que acepte algún cospel para poder hablar. Todo el tiempo la operadora nos indica que nuestras líneas están congestionadas, hasta cuando llamamos al 113 para averiguar la hora nos da ocupado. Tenemos menos conversación que un ciego con un sordomudo. Y en la cancha nuestra voz se conoce menos que la de Maggie Simpson.

El arranque del complemento fue una repetición hasta el hartazgo de los primeros 45 minutos. Riestra llegaba con todas las facilidades de pago, nuestro equipo no podía ponerle ni unos mangos más de inflación al rival. Era un concierto del conjunto de Soldati que salvo por su impericia o alguna intervención puntual de Sumavil no podía embocarnos el segundo tanto. Era tan grande las diferencias entre uno y otro que era un milagro que el partido siguiera solamente ganándolo por un gol. Excepto en el resultado, en todo el resto de los conceptos nos estaban goleando. Hicieron méritos de sobra para pintarnos la cara, esa misma jeta que varios hombres que manejan a Atlanta la tienen tan dura que parece que en lugar de crema se meten barniz hasta en la nariz.

Nicolás Diez y sus ayudantes técnicos siguieron jugando en el banco y tratando de enderezar el barco con más cambios. El tocayo del DT, Medina, ingresó por Ríos que se perdió en la laguna que fue el equipo. Un toque más tarde fue el turno de otro pibe de Celina como el Melli Bisanz por Camargo que tiene nombre de calle de Villa Crespo pero que juega como un callejón sin salida. Con esta modificación, Dramisino pasó al lateral derecho y el sistema táctico continuó 4-3-3. A falta de 15 minutos para el cierre del match utilizó el míster (?) la última ventana que le quedaba para enchufar cambios. A veces pienso que realiza modificaciones por obligación y no por convicción. Capaz que si no agota las 5 variantes le descuentan de su sueldo unos cuantos mangos. Por ahí para los que manejan las riendas de Atlanta es más importante que el Deté haga todos los cambios en lugar de generar jugadas de peligro en la otra área. Como sea, el último espacio de reemplazos se dio con las entradas de Krilanovich y Mosca por Galeano y Pinto.

Riestra se fue cansando en los últimos 15 minutos, le cedió sin restricciones el esférico al bohemio, con algunos jugadores observándolo como si se tratará de un marciano, ahora que en “Méxicolandia” dan cátedra mostrando supuestos cadáveres de extraterrestres, nuestros futbolistas ven el balón como un objeto no identificable. A pesar que el rival agarró sus pertenencias y se marchó cerca de su arco, era de ciencia ficción imaginar que Atlanta podía igualarlo. Dependíamos mucho más de un error de la bebida energizante que de un aporte de nuestra cosecha, ya que el fútbol bohemio no le da ni para tomar agua de la canilla. Seguimos los hinchas teniendo mucha sed cuando juega este equipo, verlo en cada partido nos deshidrata el alma, nos arruina la vista y nuestro humor no lo salva ni una buena copa de vino tinto. 

Ante el Malevo, Atlanta fue su propio villano y perdió asquerosamente 1 a 0. Sería una estafa indicar que esto se trata de una mala racha, ya que de los últimos 18 puntos se obtuvieron 2 y ante rivales insulsos jugando en el Gran León, encima en 5 de esos 6 partidos no se anotaron goles. Por eso no hay que confundir con palabras que maquillen este presente, es el tercer año al hilo que somos un verdadero desastre. Algún día miremos nuestro ombligo y no critiquemos el cuerpo del vecino, hagámonos cargo que con un presupuesto alto hicimos agua en el fútbol de Atlanta. El problema que no fue solo este año, hace rato largo que jugamos a la ruleta rusa. Por suerte todavía el revólver que nos mandamos a la sien es de juguetería, pero alguna vez nos van a cambiar la pistola sin aviso, la bala que salga de la recámara será original y el disparo totalmente letal. 

Mientras tanto seguimos jugando con fuego, esperando que los inquilinos de abajo en la tabla de calificación sumen menos o igual que nosotros. Hay que alentar a Madryn contra Dálmine, sobre todo al Brown de Vicó contra For Ever, porque si los chaqueños ganan quedan nada más que a 4 unidades de vos tratando de escapar de ese penúltimo lugar que te obliga a jugar un desempate por no descender. Y aunque algún boludo aún crea que hay chances de entrar al reducido, tenemos que esperar que Tristán no le gane en Caballito a Ferro. Qué vergüenza lo que hicieron con el Bohemio, nos obligan a alentar por otros equipos para evitar un papelón gigante.

La próxima jornada de este gran sufrimiento que se tornó el torneo será de local el domingo 23 del corriente mes ante Ferro. Ojalá podamos subirnos al tren de la victoria, aunque sea colándonos por el furgón. Ante Oeste hay que negociar un triunfo a como dé lugar. Le podemos decir que Griguol es solo de ellos, mentirle descaradamente indicándole que Rolo Puente siempre fue mejor actor que Osvaldo Miranda, y de última le reconocemos que Caballito es el barrio más importante de Buenos Aires. No importa con que le adoremos la píldora, los 3 puntos deben quedarse en Villa Crespo si o si, no estamos en condiciones de seguir boludeando en el campeonato, llegó la hora de atrapar triunfos. Porque si no habrá que acostumbrarse a tener a la web de Promiedos como página de inicio y a rezar en varios dialectos para evitar caer en el pantano del infierno.