Otra vez descarriló el equipo Bohemio. Con la pelota todo el tiempo en el furgón del campo de juego y con un fútbol que siempre tuvo la barrera baja, volvió a dejar varados a sus hinchas en el andén de la ilusión para que la formación de Diez vea lejos la estación del reducido. Como cada vez que el maquinista de Galeano no puede manejar la locomotora, Atlanta no arranca. Atrás quedó el maravilloso viaje contra Chaco For Ever, parece que ganar dos partidos al hilo es más difícil que ver tomar el tren a Mirtha Legrand. La próxima parada será el clásico contra los (ex) vecinos. Hace un vagón de años que no le ganamos en Villa Crespo, ojalá que esta vez terminemos todos festejando en el trencito de la alegría.
Por la fecha 25 de la zona B de la Primera Nacional, Atlanta visitaba a Santiago querido para medirse contra Mitre, que venía de cuatro derrotas consecutivas y con los mismos puntos que el Bohemio (32) Era un cotejo fundamental que te podía depositar en el selecto grupo del reducido. Pero para este equipo el reducido es como la utopía para Eduardo Galeano: “La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Entonces, ¿para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar”. Sepa reemplazar la palabra utopía por reducido y ahí tendrá todo más claro.
Cuenta el memorándum de este partido que solo se vieron las caras en 6 oportunidades, todas en este siglo XXI y con una paridad absoluta, por lo que este duelo en Santiago del Estero oficiaba de balotaje entre ambas fuerzas futbolísticas. Vale mencionar que Atlanta hasta aquí nunca había perdido en dicha provincia. Es cierto que el número de partidos que jugó allí es igual a la cantidad de integrantes que tenía Soda Stereo, pero un invicto se celebra a capa y espada(?) Volviendo al rival en cuestión, todos los choques se dieron en el marco de la Primera Nacional. En los dos primeros enfrentamientos se impuso el Bohemio con idéntico resultado (1-0) En Villa Crespo en 2019 y en el verano de 2020 en el domicilio de Mitre. Luego llegarían dos empates consecutivos en 2021. Sin emociones en el León Kolbowski e igualdad en uno en la tierra de Leo Dan. Los últimos dos juegos disputados en Buenos Aires se los llevaron ellos, con sendos triunfos por la mínima expresión. Lamentablemente con la reciente derrota perdimos el balotaje, aunque como jugamos no superamos ni las PASO.
Para este choque de intereses Nicolás Diez recibía con los brazos abiertos a Diego Becker que se recuperaba de su lesión. También volvía a concentrar el panelista Pablo Mouche y salía de la nómina de convocados Franco Vedoya. El DT decidió hacer tres cambios con respecto a la resonante victoria por goleada ante Chaco For Ever. Federico Marín reemplazaba a Bogado, el ya mencionado Becker ingresaba por Vedoya y la más rimbombante variante fue la salida por primera vez de un integrante de la planta permanente de esta empresa como era Nicolás Mazzola. Su lugar lo ocupó el guaraní Javier Ferreira. Alguien podría decir equipo que gana no se toca, mucho menos cuando golea. Pero si rebobinamos la cinta del último partido, recordaremos que el triunfo se orquestó cuando ya Bogado y Mazzola dejaron el campo. En definitiva, estos fueron los 11 apellidos que saltaron a jugar en el estadio Doctores José y Antonio Castiglione. En el arco estuvo el tordo Sumavil. La defensa legal se formó con Camargo, Aguirre, González y Pinto. En el medio estuvieron los alegatos de Dramisino, Marín y Galeano. A la derecha del tribunal apareció Becker, en la izquierda de la sala se puso Ríos y para bajar el martillo estaba Ferreira. 4.3.3 fue el número del artículo de la ley táctica que se utilizó para este pleito.
El primer tiempo Atlanta lo jugó para el traste o mejor dicho para atrás. Permanentemente la pelota viajaba de los pies de los zagueros centrales al arquero. Este berretín ya se había visto en los anteriores encuentros, que en más de una oportunidad nos obligó a posar nuestros ojos en el banco de suplentes para confirmar si el DT era Nicolás Diez o si era Walter Erviti. No sea cosa que esto termine como el meme de Scooby-doo y haya que sacarle la careta al entrenador.
Como le viene pasando cuando sale fuera de casa, hay cautela en los planteos, se juega en la sala de espera y cuesta que alguien tome la decisión para adelantarse en el campo. Como el rival tampoco tenía la intención de asumir el papel de protagonista, ya que venía de 4 derrotas en fila, Atlanta en su personaje de reparto como ya hemos mencionado algún párrafo más arriba, la pelota se la pasaban entre el “2”, el “6” y el “1”. Un espanto. Aunque el villano de esta mala obra de teatro terminó siendo el árbitro.
Se había cumplido el cuarto de hora cuando Mitre se animó a ir al área visitante. Tomó la posta Facundo Juárez, se metió en la casita de nuestros defensores, pero cuando podía continuar con el dominio del balón e ir a castigar a Sumavil, eligió un atajo. Vio que cruzaba la gamba Camargo y se tiró encima de su pierna, el árbitro Nelson Sabino cobró penal. De esos que en el interior de nuestro país se sancionan sin dudar. Este referí ya tiene un prontuario creado por sus (malos) fallos. Otro más de la dinastía de Beligoy, que ya lo metió en Primera, aunque no le dio el nivel para mantenerlo en la élite de nuestro fútbol. Desde los doce pasos fue la “Bestia” de Romero, que remató con calidad al palo derecho, mientras el golero eligió su otro caño.
En esos 45 minutos iniciales Atlanta no generó una situación de peligro. Lo más osado fue un disparo de media distancia de Galeano, tan pobre como la cuenta bancaria de un linyera. El fútbol de ese primer tiempo estaba en bancarrota, no superábamos el veraz y ya estábamos escrachados en el Banco Central. Encima el rival no era millonario ni mucho menos, su juego no alcanzaba ni a cubrir la canasta básica. Pero este conjunto bohemio necesitaba para disputar el complemento un plan social, una asignación universal, una ayuda del Estado para salir de tanta miseria. Es preferible que nos griten negros planeros, que seguir por esta malaria. Aunque viendo la realidad de este equipo, era necesario heredar la fortuna de Bill Gate para saldar tantas deudas generadas en el campo de juego.
Hacia tanto calor en Santiago, a la hora del doparti más de 30 grados, que promediando el primer tiempo tuvieron que interrumpir el encuentro para que los jugadores se hidraten. El conocido cooling break. En ese momento entraron unos perritos al campo de juego. Fue lo más entretenido de esos 45 minutos. Lo que no debería sorprendernos es que esos caninos el próximo año sean refuerzos de Atlanta, al paso que vamos cuando haya que elegir un nuevo entrenador van a buscar a un veterinario o a un adiestrador de mascotas.
Para el segundo tiempo Nicolás Diez no realizó modificaciones, mantuvo a los mismos 11, aunque lo peor fue que el equipo no cambió su postura. Es cierto que el DT no tardó mucho en meter mano, si quiso apostar con algún amigote cuanto tiempo se demoraba en hacer variantes, era mejor perder unos mangos que seguir bancando algunos nombres propios. El presidente del club, Gabriel Greco, con su gran peso que tiene en la AFA, intentó desde Santiago del Estero mandarle un whatsApp al “Chiqui” Tapia para que lo autorice a realizar unos 8, 9 cambios de un tirón. Solo le clavó el visto. Por ende, el míster Bohemio optó por hacer los cambios reglamentarios. En la primera ventana ingresaron Nicolás Medina y Federico Bisanz. Afuera Ríos y Marín. Como ante Chaco For Ever, Dramisino pasó a jugar de “5”, pero el resultado ni a palos fue el mismo.
A falta de 18 minutos para el final, llegó el final. Como pocas veces en el partido toquetearon el esférico los jugadores de Mitre, hasta que la bola encontró a una de las monedas de cambio del equipo santiagueño. Germán Díaz con la soledad del mal ingresó por la derecha de la defensa bohemia, que a esa altura tenía menos marca que la Salada y clavó el segundo gol. La pelota picó en las narices de Sumavil que respondió con la misma velocidad que una tortuga. Dos a cero e historia consumada. Darlo vuelta parecía tan difícil como escalar el Himalaya. Fíjense que las otras variantes para subir a lo más alto del monte Everest fueron el ingreso de Mouche por Becker, que hacía rato largo que ya tenía las baterías agotadas. Y entró Bogado por Camargo, para que Dramisino de “5” pase a jugar de “4”. Si seguimos así, a “Chuky” lo van a terminar mandando al arco. En el final del match metieron a Nicolás Mazzola por Fernando González, para que Bogado pase a jugar de “6” y el descontrol sea total. Así no solo no podemos subir ninguna montaña, tampoco podemos subir ni un piso por escalera.
La presencia de Javier Ferreira en el equipo de etiqueta no modificó un comino el funcionamiento del elenco de Villa Crespo, lo que demuestra que el problema no es el solo el “9” sino los que laburan para el “9”. Cuando Galeano no se enciende, Atlanta no se ilumina ni aunque juegue en una casa de electricidad. Si no tenemos su mejor versión, el fútbol bohemio tiene todos los foquitos quemados, no hay circuito de juego, todos quedan aislante del balón, en vez de jugar a 220 lo hacemos a 110 y por lo general los defensores terminan metiendo los dedos en el enchufe. Será vital empezar a incorporar en el cuerpo técnico a un electricista matriculado.
Ante Mitre, Atlanta nunca se subió al tren. Perdió 2 a 0 y el saldo en la SUBE ya es negativo. Aún sigue a 3 puntos del reducido, pero su rendimiento esta más lejos que esa escueta diferencia que marca la tabla de posiciones. Como ya mencionamos, el próximo compromiso será el clásico contra el Funebrero. Eso mismo, necesitamos el compromiso de todos y todas. Lo positivo es que se jugará dentro de dos semanas, ya que el domingo que viene tenemos las PASO. Hay tiempo de prepararlo y de rezar varias plegarias para ganar un derby que en casa no lo logramos desde hace 4 décadas. Con este delay que producen las elecciones primarias, esperemos llenarle la urna de goles, que sea un triunfo contundente en primera vuelta, aunque nuestro fútbol tenga menos chance que el partido Obrero y ellos en todas las encuestas ganen por amplio margen. Ojalá sea un día patrio en el que triunfe la democracia bohemia y que una vez los compañeros de la comuna de Villa Crespo puedan festejar en su bunker la alegría de vencer a lista opositora.
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