9 septiembre, 2024

Un lugar, todas las disciplinas

Ante Tristán, Atlanta fue Olmedo y Porcel

Triunfo de local.

El Bohemio adelante jugó con las piernas de Susana Traverso, con la belleza de Graciela Alfano y con la presencia arrolladora de Moria Casán. El problema que en la defensa tuvo la inocencia de la Bebota de Adriana Brodsky, las neuronas de Susana Giménez y la estatura de Divina Gloria para ganar en el juego aéreo, encima muchas veces el rival labura menos que Porcel hijo e igual te factura.

Con risa y sufrimiento como en las películas de Olmedo y Porcel Atlanta ganó un partidazo ante Tristán Suárez por 3 a 2. Parecía que lo íbamos a disfrutar como un capítulo del Capitán Piluso, pero fuimos muy ilusos y casi terminamos gobernados por el dictador de Costa Pobre, zafamos y al Lechero lo afeitamos con la brocha del peluquero Don Mateo. El público bohemio terminó de pie y aplaudiendo como si estuviera en el teatro viendo una del Gordo y el Negro.

Por la fecha 10 de la zona B de la Primera Nacional, Atlanta recibió en su dulce hogar a Tristán Suárez, en un duelo directo porque el Tambero tenía 10 puntos como el Bohemio, una derrota te podía arrastrar hasta los lugares más oscuros de la tabla de posiciones, tan peligroso como quemarse con leche. Por eso había que atrapar la victoria como el choborra a la botella de vino, después veremos cómo combatimos la resaca.

Para este doparti Giganti no podía contar con el autor del gol del empate en el clásico de Villa Crespo, ya que se lesionó Federico Bisanz. Sin Pinto y Medina que continuaban en la enfermería, el DT realizó tres cambios con respecto al derbi. Nicolás Mosca reemplazó a Ián Rasso, Franco Vedoya entró por el mencionado Bisanz y Lucas Ríos hizo lo propio por Pablo Mouche. Por supuesto que modificó el esquema, borró de un plumazo la línea de 5 que usó ante el Funebrero. De algún modo podemos decir que la sepultó y esperemos que en breve este el acto de cremación. Yo me ofrezco a guardar la urna con las cenizas si es necesario para asegurarnos que ya no se usará nunca más.

En definitiva ante el Lechero Atlanta formó con estas 11 vacas sagradas: Sumavil ordeñó el arco. Los 4 sachet del fondo fueron Camargo, Aguirre, González y Mosca. Dramisino y Bogado se repartieron el queso del mediocampo. Delante de ellos dos pasteurizaron el juego Ríos, Galeano y Vedoya, para que más arriba aparezca Mazzola que tiene nata cada vez que ataca. Encima, una vez que hace un gol se lo anulan por un offside más dudoso que el patrimonio de Vidal. Ojota que no me refiero al lácteo sino a la flamante señora de Sacco. 4-2-3-1 fue el sistema empleado que gustó mucho como meter la cuchara en el pote dulce de leche.

Atlanta jugó el mejor primer tiempo del año, fueron por lo menos 30 minutos de un recital inolvidable, creando más jugadas de gol que todas las que generó en el campeonato. Y aunque el partido arrancó un rato más tarde por cortes de luz en el barrio, el equipo iluminó a sus hinchas con un fútbol de led que hasta aquí no se había visto. Al minuto de juego ya había generado la primera situación de riesgo, un centro milimétrico de Ríos y un cabezazo desviado de Vedoya, fue una pastillita de lo que vendría en el cotejo. Con la misma actitud que disputó el segundo tiempo en San Martín y con más distribución de la riqueza en el juego el Bohemio superaba a los de Ezeiza que si le daban un avión para irse al exterior lo tomaban aunque no tuvieran las valijas preparadas. 

A los 13 minutos de la etapa inicial, se orquestó la primera polémica de la noche. Nuevamente Lucas Ríos era un océano por la banda ancha derecha, metió un centro picante que Mazzola fue a buscar y no pudo conectar pero en el segundo palo como una aplanadora ingresó Vedoya y estampó el primer tanto, delirio en las gradas del León Kolbowski. El línea levantó la bandera y sancionó offside del “9”. Me da la impresión que Mazzola pica detrás de la línea de la pelota y encima no parece estar adelantado. Con la tecnología habrían visto la jugada mil veces pero con la calidad arbitral que hay en la Argentina te pueden sancionar un fuera de juego de 1995, ya que no tenemos idea que se habla y que se mira en las cabinas del VAR. 

Por suerte esa posición prohibida de dudosa procedencia quedó aislada porque al minuto de esa flagrancia llegó la apertura del marcador. Otra vez involucrado Ríos, que evitó que la pelota se vaya al lateral tocándosela justo a tiempo a su majestad Galeano. El capitán bohemio mandó un delicioso centro al punto penal del área de Suárez para que de palomita tenga revancha Vedoya y pueda diseñar el primer gol del encuentro. Se gritó bien fuerte en las tribunas del estadio, aquí no había juez de línea que se atreva a cobrar offside, aunque con estos referís te pueden levantar la bandera por posición adelanta en un lateral.

Atlanta siguió manejando las miles del partido, gestó jugadas de gol, y hasta anotó otro tanto pero nuevamente el línea que no tenía pelo en su cabellera y honestidad en sus venas levantó la bandera. Mosca metió una pelota al corazón del área buscando que Mazzola sea su Smith (solo lo entenderán los que vieron la serie que emitió TELEFE en el 2005) Salió mal el arquero del Lechero y el “9” por fin con el balero la mandaba a guardar. Pero como ya les dijimos el juez cobró offside. Al igual que en la anterior jugada era necesario el ojo de halcón, pintaba que estaba en la misma línea, desconozco si el asistente dudó, pero acá ante la duda siempre se cobra, no sea cosa que se enojen los que digitan de arriba. No creo que haya una mano negra para perjudicar al bohemio, pero en este campeonato los fallos arbitrales vienen más flojos que algunos discursos de candidatos al sillón de Rivadavia.

En la recta final del primer tiempo Tristán Suárez llegó a generar algunas situaciones de gol, mostró que el bienestar ofensivo trastocaba con la desidia que había en defensa. Cualquier lungo o diminuto te cabecea, poniendo el cuerpo el rival se llevaba siempre el balón y nuestros hombres del fondo hacían las morisquetas que defendían pero a la hora de los bifes eran veganos hasta los dientes. La más clarita que tuvo el Tambero fue un soberbio cabezazo de Messiniti que Sumavil voló a lo Fillol y evitó que la pelota se grabe en el ángulo izquierdo de su arco. Hubiera sido grave que después del primer tiempo estelar que se jugó, el rival te lo empate por tus problemas en el techo. 

En el segundo tiempo Giganti debió hacer un cambio físico, porque futbolísticamente era un sacrílego mover algo del equipo. Salió la piedra basal de la levantada del bohemio, afuera Bogado que jugando de “5” ordenó a toda la tropa. Su lugar de privilegio lo ocupó Federico Marín. Este ingreso provocó lo mismo que si a tu auto le venís poniendo una nafta de primera marca y con lo caro que está el combustible tenes que recurrir a una más barata, en algún momento el vehículo te hará saber su descontento. Al toque de iniciado el complemento el coche de Atlanta empezó a andar mal, y su rival que en el primer tiempo jugó en punto muerto ahora se sentía que estaba arriba de una Ferrari. 

En 8 minutos dio vuelta el resultado el elenco visitante. A los 180 segundos de iniciado la etapa complementaria aprovechó Suárez la pegada de Jesús Dátolo en un tiro libre al costado de la ruta del sector derecho de su ataque para que gane muy fácil de cabeza su número “2” a una defensa que por arriba es más frágil que las copa de cristal de la nona.5 minutos más tarde llegó la remontada para los de Ezeiza. Un remate formidable, 5 estrellas, desde afuera del área de Patricio Núñez se le incrustó en el ángulo izquierdo a Sumavil que ni teniendo de abogado a Burlando podía salvarlo de ese golazo. Bronca total en el hincha de Atlanta que veía como en un abrir y cerrar de ojos le daban vuelta un partido en su propia jeta.

Cuando parecía estar más cómodo la visita en el campo de juego apareció el error del Lechero en el fondo. Galeano soltó la redonda hacía adelante, y ahí se formó un hueco imperdonable para ellos que Dramisino como un rayo lo aprovechó al máximo. Alejo capturó el balón y con pelota dominada se metió en la hoguera rival, el arquero le salió con lo puesto, me dicen que estaba en calzones. “Chucky” definió al poste derecho, de echo la pelota pegó en ese caño y terminó ingresando por el otro lado, como si fuera una definición de billar. Al hincha en las tribunas este gol le devolvía el alma al cuerpo, aún quedaban 30 minutos para volver a pasar al bando ganador. 

Ya con la parda Giganti, que tenía la idea fija de este cambio antes de la igualdad, movió el banco. Eligió del menú jugar con doble “9”. Entró el purrete Eugenio Olivera y salió Ríos, que en el segundo tiempo se había quedado sin agua. El recién ingresado al toque ya tuvo una para llenarse la boca de gol, pero definió como para no probar bocado. 
A los 26 minutos del complemento llegó la felicidad suprema al estadio bohemio. Galeano y Dramisino se unieron por una causa común. La inicio el “10”, se la tocó al “8” y el autor del empate le puso una bola de fuego al capitán dentro del área digna de ser exhibida en el museo de bellas artes. En esa zona donde todos se desesperan, en el que parece que el tiempo dura menos, que el minuto debe tener menos de 60 segundos y hay más prisa que a la hora pico en el subte porteño, apareció la magia de Juan Daniel. Le ganó la espalda a los defensores, el arquero nuevamente salió más obligado que convencido y ahí definió con el diccionario del Pequeño Larousse ilustrado Don Galeano para empalar el esférico y volver a ganar el cotejo. Un golazo descomunal, para aplaudir de principio a fin.

Las variantes en Atlanta no cesaron y con la ventaja en casa el DT retocó la nave insignia. Afuera Mazzola de la embarcación para que se sume a la tripulación Krilanovich y se vuelva a navegar con un solo “9” en el campo de juego. Un ratito más tarde se cerraron las ventanas de los cambios con las entradas de Mouche y Del Grecco por Vedoya y Mosca respectivamente. Se parió el final porque el Lechero tuvo una situación muy clara para igualarlo. Juro que aunque hayan pasado mil horas todavía me retumba el pecho. Remataron al arco, Sumavil dio un rebote largo y ahí estaba para capturarlo Messiniti, diga que su apellido termina en niti, si lo cortaban después de la primera letra i era el empate del tambero. Por suerte este ni es pariente lejano del astro rosarino y a la pelota la mandó por arriba del travesaño.

Más allá de las arremetidas del elenco de Ezeiza el conjunto de Giganti jugó su mejor partido, dio la impresión que encontró el equipo titular, aunque en este fútbol tan particular lo que hoy desayunamos como cierto el próximo encuentro nos puede caer mal en la cena. Ojalá que a partir de ahora cada match para el Bohemio se convierta en un gran banquete. Lo que quedó claro que ante Tristán, Atlanta fue Olmedo y Porcel. Gran primer tiempo de Ríos, que ofició de Javier Portales. Bogado de “5” es Fidel Pintos. Dramisino fue Minguito, y Galeano escribe los guiones como Hugo Sofovich. Habrá que revisar el fondo para evitar tener que repetir los sketch, hay momentos que nuestros defensores le rinden homenajes al Contra de Calabró. Con actuaciones así el hincha se siente con mucho Hiperhumor y no hay Operación Ja-Já de los referís que nos puedan tumbar. 

Con esta victoria Atlanta cortó una racha de 5 partidos sin ganar y subió varios escalones en la tabla de posiciones, como ya se dijo más arriba una derrota lo mandaba al ostracismo en la zona B de la Primera Nacional. En la próxima fecha visita Mar Del Plata para enfrentar al Tiburón de Aldosivi. Deseamos de todo corazón que el rival sea una mojarrita, que el bohemio pueda pescar un nuevo triunfo para dejar de ser un bagre en este torneo y acomodarse mejor en la pescadería de la segunda división del fútbol argentino.