19 septiembre, 2024

Un lugar, todas las disciplinas

Atlanta: Nunca Más

Igualdad en Jujuy.

Gimnasia de Jujuy 1 – 1

Nunca más Atlanta va a ganar de visitante un partido de fútbol. Ni jugando 11 contra 10. Ni convirtiendo el primer gol del encuentro a 10 minutos del final. Nada a este equipo le asegura que puede llevarse los 3 puntos en rodeo ajeno, tampoco en casa, pero ese es otro asunto. Puede bajar un plato volador en la mitad de cancha y los extraterrestres abducir a todo el plantel rival, que el Bohemio tampoco conseguirá la victoria. Es cierto que mereció el triunfo en Jujuy, que injustamente le sancionaron un offside que terminaba en gol, pero nadie puede sacar pecho por este tipo de actuaciones cuando en la tabla de posiciones tenés que bajar mucho la mirada para encontrarte y toparte con la miseria de 7 puntos. Da la sensación que este presente otoñal solo le molesta al hincha de Atlanta.

Por la séptima fecha del interminable campeonato de la Primera Nacional Atlanta viajó a San Salvador de Jujuy para enfrentarse al Lobo de esa provincia. Erviti determinó para dicho encuentro repetir a 10 de los 11 apellidos que empataron agónicamente ante Almirante Brown la fecha pasada. La única modificación obligada fue la del lesionado Rago reemplazado por Sumavil. El resto fue una copia fiel al original. Pero de todos modos, el dueño de casa terminó siendo una Caperucita ante un Bohemio que tuvo más de abuela que de lobo feroz. A pesar de que la visita dispuso de todo a su favor para recolectar los 3 puntos en el 23 de agosto, finalmente en su canastita de mimbre solo metió un empate 1 a 1 que lo deja perdido en el bosque del torneo. 

Aunque el gol llegó en la recta final del partido como más arriba habíamos spoileado, lo mejor de Atlanta se vio en el primer tiempo. Allí generó no menos de cuatro jugadas claras de gol y contó hasta con un error garrafal del línea que le anuló uno que debió mandar a Gimnasia de Jujuy a mover del medio. Seguramente que esa superioridad Bohemia tuvo vinculación directa con la expulsión de Jorge Emanuel Juárez, que por portación de apellido debe ser apodado Pajarito, como todos los Juárez que jueguen para el lobo jujeño. El mencionado futbolista al toque de iniciado el partido vio la tarjeta amarilla por una dura infracción. Y a los 10 minutos agredió sin pelota a un player de Atlanta. Doble amarilla y a las duchas antes de tiempo. El dueño de casa llenó el libro de quejas por la roja a su compañero y jugó con un humor de perros esos 45 minutos iniciales. 

Como mencionamos en el párrafo anterior, el conjunto de Villa Crespo tuvo un pack de jugadas de gol para irse en ventaja al descanso. Ramón Fernández al instante de empezar a jugar puso una gran bocha, con precisión de sastre, a la cabeza de Julián Marcioni que estrelló la bola junto al travesaño y en el rebote Berterame, con el arco sin ropa, mandó con su cabeza a la pelota afuera de la meta. Increíble, aún busco traductor público que me explique cómo no fue gol.

También, la primera alegría de la noche pudo haber llegado en los pies de Fabricio Pedrozo, pero en el mano a mano, en ese solos y solas que quedaron con el veterano Cristian Lucchetti no hubo macheo, ya que el golero le tapó el tiro.

Además, Juan Galeano tuvo en su suela mágica dos veces el grito sagrado para Atlanta. La primera vez fue con un remate de media distancia que por poco no llenó el formulario burocrático del gol. Y la otra, terminó besando la red, luego de que el frentazo de Pedrozo rompiera el travesaño. Pero el juez de línea insólitamente sancionó fuera de juego de Fabricio. El misionero no solo figuraba en el radar habilitado por un defensor, sino que estaba detrás de la línea de la pelota cuando marcharon el centro. Doble error que le privó al bohemio pasarse al bando ganador, algo que mereció por lo esgrimido en esa primera parte. 

Para el complemento Erviti presentó un cambio que parecía más positivo que si le hicieran un test de alcoholemia al finado y querido Horacio Guaraní. Matías Donato, que otra vez comió banco sin que estuviera disponible Klusener, ingresó por el único amonestado en el equipo, Maxi González. Con esa variante, Galeano en complicidad con Ramón Fernández se quedó custodiando la mitad de cancha. Berterame, como también en el segundo tiempo frente a la Fragata, se sumó a la trinchera del mediocampo. Y adelante mis valientes estuvieron Marcioni por derecha (hasta que lo reemplazó Juan Bizans) Donato en su hábitat natural, el centro del área. Y Pedrozo, como un político en campaña, se corrió a la izquierda. A pesar de sumar más volumen en ataque, el equipo no tuvo mucho sonido cerca del Laucha Lucchetti. Frente a ese arquero le faltó pasta al bohemio para inquietarlo. 

Si el partido se estuviera jugando en el Gran León los insultos saldrían más fácil que la tabla del 2. El equipo jugando con uno más, de local, frente a un rival que renunció a atacar y vos sin generarle cosquillas a su defensa, menos bonito se escucharía de todo. Pero el cotejo se jugó en Jujuy, en la tacita de plata como es apodado el estadio. Y los hinchas bohemios para verlo tenían que hacerlo solo por el streaming de los dueños de los derechos del fútbol de ascenso, que ya hace más de dos años han censurado a todos los medios partidarios que le llevaban a sus simpatizantes los partidos por canales de Youtube. Frente a ese atropello a la libertad de expresión, a ese corte de manga a un derecho adquirido por el hincha sobre todo del ascenso, que juega cualquier día y horario, la empresa que maneja el fútbol de las categorías menores obliga a mirarlos a ellos con imágenes que no siempre son buenas y con periodistas partidarios de un solo equipo. Entiendo que me fui por las ramas, pero alguna vez estaría bueno que el gobierno que este de turno mire para este lado y devuelva las transmisiones partidarias por streaming a los que realmente se lo merecen. Se que hay otras prioridades, pero alguien debe bajarle el copete a uno de los dueños de la pelota en la Argentina.

Frente a ese escenario de desidia futbolística el Bohemio logró el tan ansiado gol, ese que merecía sobre todo por lo gestionando en el primer tiempo. Después de que un par de futbolistas de Atlanta no podían darle rosca a la bola en el área, Donato apareció con sus herramientas de goleador y con una llave maestra mandó a la pelota al fondo del arco, para que a diez minutos del final llegue la ventaja que pintaba para ser definitiva. Con el autor del gol marcando tendencia en las redes sociales, Atlanta sentía que se quedaba con el Masterchef. Era el Primero de Nosotros, ya que por fin se ganaba fuera de casa. Pero otra vez el elenco de Erviti no supo sintonizar el canal correcto. Y a dos minutos del final, con un gol de otro partido, el experimentado Leandro González anotó un golón de tiro libre clavando el balón en el ángulo derecho de Sumavil, que aunque se pusiera la capa de Superman no llegaba ni a palos al esférico. Luego de ese tanto galáctico del lobo jujeño Atlanta no tuvo tiempo ni juego para volver a llegar al área rival. Otra vez el triunfo le hizo zapping al bohemio. El fútbol como la vida te da y te quita en su medida justa. La jornada pasada lo empató el bohemio en la última bola, ahora se lo igualaron en la recta final del encuentro.

Erviti seguirá desfilando por los programas de televisión para dar cátedra de su sabiduría futbolera, da la impresión que hay más teoría que practica en su dialecto, ese que por ahora nos deja mudo a todos los hinchas bohemios. Ojalá que el próximo lunes, en el incómodo horario de las 17 horas en Villa Crespo y frente a Flandria, Atlanta recupere el habla, que sume de a 3 y que el discurso mediático del Cañito se vea plasmado en el terreno de juego. Esperemos que el Canario no se escape de la jaula y que Nunca Más la dictadura ejerza poder en la Argentina.