Villa Dálmine 0 – 0
Acaban de actualizar el listado de trabajos insalubres en nuestro país. De los que ya conocíamos como el personal ferroviario, los que se desempeñan en cámaras de frigoríficos o en tareas de minería a cielo abierto, agregaron otra que casi nadie tenía en cuenta: ver los partidos de Atlanta. En breve será publicado por el ministerio de salud.
Por la quinta fecha del infinito torneo de la Primera Nacional, Atlanta visitó a Villa Dálmine, el equipo del que era hincha Juan Carlos Calabró. Y viendo lo que fue el partido, pareció a un sketch de “El Contra”. A raíz de esto y por el puntaje que tienen en el certamen, se juntaron el hambre y las ganas de comer. Ni un nutricionista te restringía tanto el morfi como lo hicieron en el juego estos dos equipos. En Campana hubo dieta de fútbol. Como no podía ser de otra manera igualaron 0 a 0 y dejaron en ayuno a todos sus hinchas. Hay momentos que Erviti promete un plato gourmet, pero termina sirviendo un pancho sin salchicha y con la mostaza vencida. El Bohemio no tendrá un plantel para chuparse los dedos, pero hay jugadores de sobra para llenar la olla.
El míster de Atlanta (?) Repitió los mismos 11 jugadores que empataron ante Belgrano la jornada pasada. Francisco Rago fue el guardameta. Alejo Dramisino, Alán Pérez, Rodrigo Colombo y Martín López oficiaron de defensores. Juan Galeano, Maxi González y Lucas Pérez Godoy se juntaron en el medio. Arriba anduvieron Julián Marcioni, Gonzalo Klusener y Evelio Cardozo. Jugaron un primer tiempo muy penoso, casi como los discursos de algunos políticos en nuestro país. A pesar que mejoraron los últimos 15 minutos del partido cuando movieron el banco, Atlanta sigue sonado y mucho más si visita a Villa Dálmine en Campana.
Me niego a escribir sobre los primeros 45 minutos del Bohemio. Ya mencioné en el párrafo de arriba que fue penoso, no sigamos metiendo el dedo en la llaga. Ante uno de los peorcitos equipos del torneo, que hace un siglo 1/2 que no gana un encuentro, Atlanta remató al arco una sola vez en esa tristísima primera mitad. Fue un tiro de gracia de media distancia de Juan Galeano, que por primera vez en su vuelta al club agarró la metralleta y disparó a la portería rival. De todo modos, fue su mejor partido de los cinco que jugó. Obvio que no alcanza, que no es suficiente, pero uno espera que sea el piso y no el techo de su actuación en el elenco de Villa Crespo. Con poco Dálmine complicó a Atlanta. Por las bandas le hizo daño y por no tener de aliada a la diosa fortuna no se fue al descanso ganando, algo que no merecía ni a palos el conjunto visitante.
Para el segundo tiempo Erviti mantuvo a los mismos 11 jugadores de los 45 minutos iniciales. No sabemos si los dejó por lástima o por castigo, aunque el primero que debe recibir un coscorrón en la cabeza es el propio DT Bohemio. Ya que por ejemplo en el armado del equipo la siguió pifiando. Los laterales solo en el universo paralelo de Don Walter pueden jugar en esa posición. Dramisino es mediocampista, pero “El Cañito” está encaprichado en que juegue de “4”. Muchas veces regala su espalda, un vicio de un volante que sabe que si lo superan tiene a su lateral cubriéndolo, pero aquí se olvida que él es ese jugador en cuestión. Encima, por segundo encuentro consecutivo puso a Martín López como lateral izquierdo. Al defensor con apellido de vino le dieron un peludo bárbaro. Lo pasearon por toda Campana. Tuvo que solicitarles foto carnet a sus rivales porque nunca pudo verles la cara. Pero no es culpa del chancho sino del que le da de comer. Si nunca se entendió su renovación de contrato por sus (malas) actuaciones la temporada pasada, menos se podía comprender su titularidad en el equipo, y en una posición que lo expone por todas partes.
Podría seguir enumerando nombres propios, algunos con bajo rendimiento como Alán Pérez o Julián Marcioni. Y otros desconfigurados por completo como Pérez Godoy o Colombo. El primero tiene menos recursos que un peón de ajedrez. Y el segundo transmite la misma seguridad que un sereno ciego, sordo y mudo. La confusión reina en el equipo de Erviti, que aún sigue siendo un misterio de la naturaleza la extensión de su vínculo, pero seguramente el equivocado sea el que escribe estas líneas.
Para no seguir con las pálidas vamos a rescatar el último cuarto de hora del equipo. Con la movida que hubo en el banco, no me refiero a ninguna corrida bancaria sino a las variantes que se produjeron en el segundo tiempo, el conjunto visitante levantó su paupérrimo nivel que hasta allí había mostrado. Los que mejor ingresaron fueron Juan Bisanz, que a grito pelado pide titularidad, y Ramón Fernández, que puede ser lento como un tema de Armando Manzanero, pero es muy rápido con sus pases románticos. En ese lapso el Bohemio género situaciones de riesgo. Es cierto que no es para tirar manteca al techo, para ir a festejar al Obelisco, nadie se va a tatuar esas jugadas de gol que hubo en la recta final del cotejo, pero fue lo mejor del amor esos 15 minutos vividos en el partido. Hubiera sido exagerado llevarse el triunfo por ese veranito que tuvo el team de Erviti, pero en tiempos de vacas flacas, les diría escuálidas, encontrarse con una gota de leche ya parece mucho.
La cosecha en estas primeras 5 fechas preocupa en el mundo de Atlanta. De 15 puntos posibles se rescataron 5, sin convertir goles fuera de Villa Crespo y con una producción futbolística escueta. El pico de rendimiento lo tuvo ante Belgrano, el único triunfo en casa ante Güemes y la valla invicta solo la consiguió recién en su última visita a Dálmine. El arranque del campeonato lo pone más cerca de los puestos de supervivencia que de aquellos que quieren pegar el salto a Primera. Es real que el torneo es extenso, pero el presente se parece mucho a la temporada 2021. Se repite como si fuera una fotocopia a color aspectos del campeonato anterior. No hay funcionamiento en el equipo, escasean las victorias, se provocan permanentes cambios de esquema y de jugadores entre los once titulares. Se sigue notando la mandíbula de cristal en defensa y los ataques de risa en la delantera. Ahora hay mejores jugadores, pero el rendimiento no se levanta ni con una grúa, ni siquiera con esas que son del gobierno de la Ciudad que solo buscan recaudar.
El próximo sufrimiento, perdón el próximo partido será en el Gran León ante Almirante Brown. Vuelve al patio de su casa Ignacio Colombini, con lo que se olfatea que en el Congreso de Villa Crespo se promulgará la ley del ex, que para Atlanta es tan dañino cómo para el pueblo argentino pagarle al FMI la deuda contraída por el gobierno de Macri. La cita contra la Fragata será el próximo jueves a las 17 horas. Se juega ese día ya que luego habrá fecha entre semana y al Bohemio le tocará viajar a Jujuy. Aquí lo malo no es jugar ese día, sino hacerlo de día, en jornada laboral, ya que aún las torres de iluminación del estadio no se instalaron, a pesar de las promesas del año pasado. Por lo visto y luego de 5 fechas el equipo de Erviti no tiene luces ni dentro ni fuera de la cancha, esperemos que en breve consiga un electricista que haga bien su trabajo.
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