Locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes. Esa frase que por muchos años erróneamente fue atribuida a Albert Einstein, explica una nueva decepción del equipo de Giganti. El Bohemio parece empeñarse en transitar siempre por el mismo camino empedrado. Fíjense que el GPS ya no le funca, a la guía T le arrancaron varias hojas y la brújula es tan trucha que no tiene ni sur ni norte.
Atlanta cada vez que sale de Villa Crespo tiene dos problemas: el primero son los planteos, que de tan defensivo en cualquier momento los jugadores disputaran los partidos detrás de los carteles de publicidad. Y el segundo tema son los penales en contra que le cobran, cada fecha los árbitros se esmeran para ganar el premio al mejor invento creado. De todos modos no nos vamos a esconder en los hombres de negro, aunque el choreo haya sido gigante, acá el elenco porteño jugó en la sala de espera ante el último de la zona. Si no levantamos nuestras pretensiones, ese consultorio en el que aguardaremos será el tortuoso del dentista. Este equipo ya acumuló muchas caries, aún tiene pendiente varios tratamientos de conducto y tiene floja todas las muelas. Por ahora es una campaña tan dolorosa como oír el sonido del torno.
Por la fecha 7 de la zona B de la Primera Nacional, Atlanta viajó a Chaco para enfrentarse a For Ever, que diambulaba en el sótano de la tabla de posiciones y por eso estrenaba entrenador, contrató al experimentado Diego Osella. Por suerte hace tiempo que quedó enterrada esa frase que DT que debuta gana, aunque como jugamos cualquier sepulturero podría regresarla a la tierra. Conseguimos el resultado que anhelaba el cuerpo técnico, se igualó 1 a 1, aunque con polémicas. No sabemos si las polémicas fueron el penal que le regalaron a los chaqueños o los cambios realizados por Giganti. Ambas decisiones son escandalosas y peligrosas.
Con algunas bajas por lesión (Medina y Becker) otras por suspensión (Camargo) Giganti reseteó al equipo. Primero formateó la defensa, luego cambió el fondo de pantalla del mediocampo y por último photoshopeó la delantera. Por primera vez en el torneo el míster recurrió a jugar con las tres tiras de marcadores centrales. Ian Rasso entró por el expulsado Camargo, Alán Aguirre y Fernando González, que se mantuvieron en el equipo de etiqueta, configuraron ese triángulo defensivo. Las otras actualizaciones se dieron con el reingreso de Alejo Dramisino por Mauro Bogado.
Federico Bisanz, el hermano mellizo de Juan que hoy juega en Banfield, entró por Nicolás Medina, obviamente para jugar de otro modo. Lucas Ríos reemplazó a Nicolás Mazzola y Pablo Mouche fue el substituto de Franco Vedoya. Cambiaron varios player y hasta de esquema, pero los problemas de fondo se mantuvieron religiosamente, debe ser porque como jugamos a veces te obligan a rezar para que no te gane el rival.
Sin más preámbulos, vayamos a los bifes y veamos como formó Atlanta: en el arco se afianza Sumavil. Esta vez hubo un pentagrama en la defensa con Dramisino, Rasso, Aguirre, González y Pinto. El triunvirato de la mitad de cancha lo armaron Bisanz, Duarte y Galeano. Adelante sin extremos se movieron Mouche y Ríos. Para los miembros del club de fans de la táctica el Bohemio se paró 5-3-2. Creo que la palabra paró es muy apropiada para describir como se jugó.
El primer tiempo fue de bajas calorías, pero el que cocinó las mejoras jugadas de gol fue el dueño de casa. Sumavil tuvo que intervenir en un par de chances que generó Joaquín Molina, que en 2019 tuvo un paso fugaz en Atlanta sin pena ni gloria, pero que ahora buscaba promulgar la ley del ex. Lamentablemente más tarde habría quórum y en el Congreso de Chaco le darían sanción. El que no bajó al recinto en esos 45 minutos iniciales fue la legislación bohemia.
Al estilo Milei no presentó ningún proyecto en el área rival, el único que levantó la mano fue Dramisino con un remate de media distancia, pero no daba para que sea ley. La pelota pasó más tiempo por los congresistas de la cámara baja que de otros miembros públicos del equipo. Permanente el esférico lo lanzaban con despreciables pelotazos Rasso o González al campo enemigo y por ende no le llegaba ni a palos a los de arriba, que tienen una estatura para protagonizar algún personaje de los Pitufos. Faltaba usar más seguido al mediocampo, daba la impresión que ni un DNU firmado por Giganti podía cambiar esta sesión, había una misión que era defenderse ante el último de la zona B. Se fueron al cuarto intermedio en empate técnico, sin sacarse ventaja, aunque Chaco For Ever con sus mañas superaba al timorato elenco de Villa Crespo.
Este Mauricio, a diferencia del líder (?) de Cambiemos, salió a jugar el segundo tiempo. A pesar que no tocó a ninguno de los 11 apellidos de los primeros 45 minutos, modificó el esquema. Clásico como la milanga con fritas se reagrupó 4-4-2. Rasso pasó a jugar de lateral derecho. Dramisino quedó de “8”. Duarte y Galeano se centraron, y Federico Bisanz, que fue el más claro del equipo, se incrustó del medio hacía la izquierda. Mouche y Ríos siguieron adelantados como los chinos con la tecnología. Igual, el juego seguía siendo un cuento chino. Visitar el área chaqueña era más difícil que ver bajar la inflación en la Argentina y por momentos parecía que este plan llevado a la cancha era diseñado por el mismísimo FMI.
A los 10 minutos del complemento se dio el inesperado desnivel para el Bohemio. La gestionaron dos pibes de Celina, ya que Bisanz le entregó a la carrera el elemento a Ríos, quién con mucha profundidad se metió en el área rival y mandó un centro atrás para que venga de frente manteca Pablo Mouche y estampe con su tiro de gracia al rincón del vago del caño izquierdo del arco el primer gol del doparti. Se estrenaba en las redes bohemias Mush y todos los titulares y suplentes de Atlanta abrazaban al goleador. Sin dudas que era exagerado el resultado, el tanto que clavó Pablito era de las poquititas chances que había generado el visitante. Se aprovechó al máximo la efectividad al palo, obvio que esto no maquillaba el rendimiento del equipo, no es como la muerte que suele mejorar a las personas que ya no están. Pero lo que vino después podría estar escrito en una necrológica.
A los 26 minutos del segundo tiempo empezaron a jugar Robinho y Robben para Chaco For Ever. Mandaron un centro obligatorio desde la derecha de su ataque al corazón del área bohemia. Cabecearon sin demasiado optimismo, ante una defensa que en el juego aéreo no gana ni una rifa que compró todos los números. Cuando la pelota se estaba por ir del campo de juego ante la mirada de Sumavil, Joaquín Molina se tropezó con el arquero y el árbitro Mario Ejarque cobró penal. Un disparate total. Una locura absoluta. El “1” de Atlanta no se movió del piso, ni pestañeó, se quedó más quieto que un Granadero en la puerta de Casa Rosada. Lo sancionado por el referí era un delito, una flagrancia. Es como que yo en mi casa me lleve por delante una valija que estaba en el medio del living y quiera culparla de mis lesiones. Le mando una carta documento a la pobre maleta, la demando por daños y perjuicios, y la justicia la condena por mi accidente y a ese equipaje lo meten preso por ponerse en mi camino. 10 años de cárcel para la valija y cadena perpetua para Ejarque.
Ante el insólito penal concedido, Joaquín Molina lo cambió por gol e igualó la contienda, era justa la parda pero era una estafa de la manera que lo lograban. Pero a Giganti el empate le encantaba, lo veía con ojos emocionados, a punto que el primer dueto de cambios fue para celebrar el 1 a 1. Mazzola ingresó por Ríos y Marín, sí el que juega de 5, por Mouche. Lo adelantó a Galeano, que tuvo un partido para no ponerlo en su currículum vitae. Al rato quitó a Rasso y en vez de canjearlo por un atacante, que no le sobran, hizo su estreno Nicolás Del Grecco, un defensor que en algún momento fue freezado del plantel de primera y ahora ante algunas bajas lo sacaron de la bolsa Ziploc y lo mandaron al campo de juego.
Ya en el descuento para mantener la igualdad ante uno de los últimos del torneo, Camisassa ingresó por Dramisino y Krilanovich por Bisanz. Las variantes trajeron confusión y el equipo no generó ningún peligro en el área vecina, la única chance de gol fue el tanto convertido por Mouche. Fue conformista y atrapó un empate que en el fondo del corazón era lo que fue a buscar a Chaco. Es probable que Giganti haya jugado con las estadísticas y quiso priroziar el historial. Ya que contra este rival se jugó 4 veces y nunca se perdió. 2 triunfos en casa y 2 igualdades de visitante. Así que no descarto que el DT Bohemio buscó mantener la paternidad y estirar el invicto contra ellos. Aunque habría estado un kilo y dos pancitos haber querido ganar por primera vez en su terruño.
Viendo en la provincia donde se jugó el encuentro, fue un partido que Atlanta lo disputó con mucha Resistencia, priorizó la defensa y casi que se olvidó de la delantera. Fue otro Chasco For Ever la actuación del Bohemio, que sigue repitiendo la misma película, se empecina en transitar la misma ruta que no está asfaltada ni señalizada. No es deshonesto querer retrasar al equipo para explotar el contragolpe, pero este elenco de Giganti se mueve menos que una pareja bailando un lento. Sus excursiones al área rival son tan restringidas que en cualquier momento va a necesitar transitar esa zona con una orden judicial. Y si encima los árbitros te mandan al bombo, claramente estás en el horno.
En una semana tan especial para el hincha bohemio, su equipo no pudo seguir con la onda expansiva. Ya que el último jueves el club firmó con el Estado Nacional la cesión de nuevas tierras. En uno de los sectores del bajo vía ubicados entre las calles Otero e Iturri se empezarán a construir canchas de fútbol infantil, de básquet y de voley. También, habrá buffet, sanitarios, y tantas otras instalaciones más. Serán más de 2500 metros cuadros donde se respirará deportes e inclusión social. Desde hace más de 10 años la institución de Villa Crespo no para de poner sus manos en las obras, cuando antes otros dirigentes ponían las manos en la lata, pedían rematar las sedes y querían que Atlanta se quiebre. Eso quedó en el pasado, por supuesto que desde aquí no todo lo pintaremos color de rosa (o amarillo y azul) Seguiremos llenando el libro de quejas por lo que vemos en el terreno de juego. Nadie se olvida de los 41 puntos robados y que miramos para otro lado, como tampoco ignoramos los ladrillos que se van colocando.
Después de la floja actuación en Chaco y de firmar tablas, la próxima jornada, la octava fecha, será el lunes 3 de abril como local ante Mitre de Santiago Del Estero. Ojalá que el Bohemio le regale un triunfazo a su gente, aunque viendo el rival que estará enfrente tememos que nos peguemos tremenda siesta en las gradas del León Kolbowski.
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