19 abril, 2024

Un lugar, todas las disciplinas

Con la pluma de Galeano

Atlanta

¡Por fin se ganó! Con muy poca tinta en el cartucho, con un fútbol plagado de errores ortográficos y con el papel secante en defensa, se regresó al tan ansiado triunfo. También, se cortó una sequía de 608 minutos sin convertir goles. Son esos dopartis que no importa un comino como se juegan, era una final y había que ganarla hasta con un gol del aguatero. En realidad lo único que estuvo a salvo en la victoria bohemia fue el tanto que conquistó el controvertido Juan Daniel Galeano, que tiene adeptos y retractores como la mismísima iglesia. Igual, JDG estuvo lejos de dar una misa futbolística, pero su gol calmó a los files peregrinos de Villa Crespo. Amén.

Por la fecha 24 del inoxidable torneo de la Primera Nacional Atlanta recibía a un rival directo en esa traumática lucha por evitar el descenso, Tristán Suárez, que venía Chocho de contento desde que lo dirige Juan Manuel Llop. El duelo era vital, ya que el Bohemio tenía 22 puntos y el lechero hasta aquí había ordeñado 20 unidades en la tabla de posiciones. Además, el conjunto de Ezeiza contaba con 5 ex jugadores de Atlanta. 3 de los 4 defensores tuvieron pasado bohemio: Bettini, Tecilla y Pantaleone. Además, estaban Miranda y el “Pony” Oyola. Solo podía Nicolás Cabré juntar tantas ex en un mismo lugar. Más allá de esta curiosidad, la realidad indicaba que no había margen de error, un traspié te podía mandar de prepo a la zona caliente del descenso, esa que por ahora tiene de clientes a Santamarína de Tandil y a Villa Dálmine.

Giganti para el choque crucial ante el elenco de Ezeiza movió la primera plana del equipo con tres retoques. El primero fue el ingreso de Matías Molina por Gabriel Carrasco en el lateral derecho. La siguiente variante se dio en el retorno de Juan Bisanz luego de sus problemas con “El Señor Barriga” por Gonzalo Berterame. Y la otra modificación fue la aparición con vida de Gonzalo Klusener por Matías Donato en el puesto de “9”, que hasta aquí no tiene ni dueño ni inquilino, por ahora es un gran baldío. En definitiva y sin más prólogos este fue el equipo de Mauricio. Cuando nos referimos a Mauricio hablamos de Giganti, no al que sobreseyeron de cuanta causa tenga a su nombre por ser amiguito de algunos hombres de la justicia.

Perdón, me fui de nuevo por las ramas, estos fureron los 11 bohemios que cortaron la racha adversa en el León Kolbowski (No se ganaba de local desde la fecha 8 contra Flandria) En el arco se puso los guantes como (casi) siempre desde hace 4 años Francisco Rago; en la defensa se posicionaron Molina, Pérez, Colombo y Perinciolo. En el mediocampo anduvieron Dramisino, Marín y Galeano. Adelante jugaron Bisanz, Klusener y Pedrozo. Volvió el clásico 4-3-3, pero no es cuestión de números sino de juego el problema bohemio.

El primer tiempo fue un insulto al buen gusto. Freddy Krueger daba más ternura que el juego mostrado por ambos equipos. Atlanta siguió manteniendo su peor cara, no podía dar dos pases seguidos y cometía faltas a cada instante. Rematar al arco para el elenco de Giganti ya se tornaba tan difícil como bajar la inflación, no había imaginación para construir jugadas de gol. Bisanz le costaba prevalecer en su jugada fetiche, el uno contra uno. Galeano erraba pases más sencillos que la tabla del 1. Klusener en esos 45 minutos iniciales era el mejor defensor de Tristán Suárez, no bajaba una pelota ni por todos los tesoros de Suiza. Otra vez el Bohemio desperdiciaba la primera etapa, como ya le había sucedido en varios partidos del campeonato. Para peor, está decidía del equipo se daba en un estadio en el que los parroquianos hinchas de Atlanta sufrían las inclemencias del clima, el frío era tan grande que el elenco de Giganti tenía un fútbol que abrigaba lo mismo que una bikini.

Increíblemente para disputar el segundo tiempo el dueño de casa no realizó ninguna variante, hasta se temía que condecoren a los 11 titulares. Que aparezca el presidente Greco, algún dirigente de la subcomisión o tal vez un periodista de un medio partidario y le entregue un premio a cada uno de los que disputaron los 45 minutos iniciales. Pero al menos lo que si apareció fue el merecido galardón para el simpatizante de Atlanta. Ya que a los 6 minutos del complemento llegó el tan ansiado gol. Galeano la inició en el medio tocándole la pelota a Perinciolo que ya estaba internado en campo enemigo. El lateral izquierdo mandó un centro administrativo al área rival tentado en buscar el balero de Klusener. Con alguna pifia de la defensa del lechero y casi rindiéndole tributo al flipper, el balón volvió a encontrar al 10 bohemio, para que ante la salida del arquero defina con clase y estampe el único tanto del cotejo. Con la pluma de Galeano hubo delirio en las grandes del León. Más de uno buscó un tutorial en Youtube de como gritar un gol, hacía tanto que no entonaba el grito sagrado que ya ni recordaba como era. La última vez que se festejó uno en Villa Crespo fue el 6 de mayo, en el empate 1 a 1 ante Almagro, en el debut de Orfila como DT y en el día que se estrenaban las nuevas luces del estadio. ¡Pucha que pasó tiempo!

Ese gol no trajo calma en el juego a Atlanta, que jamás de los jamases pudo tener el control del partido. Tristán Suárez con poco lo inquietó bastante al Bohemio. Contó con 3 jugadas de gol, tuvo el esférico y hasta hizo méritos para empatarlo, pero su impericia y la mala fortuna jugaron en el equipo de Llop. El elenco de Giganti salvo en un escape de Bisanz tampoco pudo prevalecer en el contragolpe, que uno imagina fue la idea madre que quiso proponer después de sacar la ventaja. Hubo mucho nerviosismo en el equipo, sobre todo en los defensores que le costaba revolear la pelota, más de uno por su mala praxis en la última línea iba a mandar de urgencia al hospital a algún hincha. Desde aquí le damos un consejo de amigo, si usted va a ir a la cancha a ver a Atlanta llévese anotado el teléfono del SAME.

Los cambios del DT bohemio tampoco dieron sus frutos. Carrasco ingresó por Molina (el primero que debía salir era Perinciolo. Estaba amonestado y no paraba en su sector ni al bondi) Recién cuando faltaban 10 minutos para el final del match salió el lateral zurdo y entró Martín García. Junto a él también ingresó Gorosito por Dramisino. Ya en el descuento, cuando al encuentro le quedaba un minuto del tiempo adicionado, y con el fin de quemar esos 60 segundos finales, se produjo la última ventana de cambios. Donato y Marcioni a la cancha en lugar de Klusener y Pedrozo respectivamente.

Con el pitazo final del referí llegó el alivio para el hincha de Atlanta. Victoria 1 a 0 ante los de Ezeiza. Tienen razón los que dicen que la única salida del país es Ezeiza, al menos para el Bohemio se salió de la malaria y se volvió a la ruta del triunfo, aunque arriba de un auto que necesita pasar por el taller mecánico. A pesar del destartalo vehículo en el que transitamos se atrapó una victoria que calma, que es una caricia al alma en tiempos de vacas flacas, le diría que casi anoréxicas.

La próxima fecha Atlanta tendrá un choque durísimo, visitará el Jardín de la República para medirse ante San Martín de Tucumán. Una final que se debió dar en 2020 por un lugar en Primera, pero que la AFA con la viña de la dirigencia bohemia impidieron hacerla. Al margen de rencores y reproches que ya no sirven, el viernes que viene se enfrentará el elenco de Giganti al “Ciruja”. Aunque aquí seremos nosotros los que iremos a mendigar un buen resultado, ese que nos permita mantenernos fuera del sótano de la tabla de posiciones ante un rival que coquetea con el altillo del torneo que lo tiene a Belgrano como el único habitante de ese sitio. Al paso que vamos y con la cruda realidad del campeonato nos conformamos terminar viviendo en un mono ambiente sin perder nuestra categoría.