23 noviembre, 2024

Un lugar, todas las disciplinas

El fútbol a sol y sombra

Atlanta

Quilmes 1 – 3

¿De qué planeta viniste Juan Daniel? Con una actuación descomunal de Galeano frente a Quilmes, Atlanta emborrachó de alegría a su gente y con un contundente 3 a 1 volvió a la victoria luego de 7 partidos. Que nadie se mareé con este triunfo, pero después de tantos cotejos abstemios, sin poder tomar ni siquiera agua de la canilla, está permitido descorchar una de esas bebidas que vienen con burbujas. Sobre todo porque no se le ganaba al cervecero en su casa desde 1978. Además, fue la primera vez que se hizo la pata ancha en ese estadio y desde el 98 no se lo vencía en un doparti. Traigan birras porque la emoción nos desborda.

Por la fecha 17 del larguero torneo de la Primera Nacional, Atlanta visitaba a Quilmes con la urgencia de ganar un partido para frenar tantas desdichas en el campeonato. Por lo visto el Sur del Gran Buenos Aires le sienta muy bien al Bohemio, ya que la última vez que atrapó los 3 puntos fue en Turdera ante Temperley. Habría que pedirle a Larreta que determine a Villa Crespo como una localidad más de la provincia de Buenos  Aires. Que este pegada a Avellaneda, a Banfield o a Bernal, da igual. Pero en realidad al pelado alcalde de la Ciudad habría que pedirle otras cosas más importantes. Como por ejemplo que deje de considerar a los empleados de la salud como administrativos o que invierta en serio en la educación y no en las bicisendas que arruinan las avenidas y calles porteñas.

Para este encuentro el Chano pudo contar con la vuelta de dos baluartes(?) del equipo titular: Maxi González en el centro de cómputos de la mitad de cancha y Julián Marcioni por la extrema derecha del ataque. El mediocampista cumplió la fecha de suspensión y el delantero se recuperó de su lesión. Ambos, como era sueprlógico de imaginar fueron de la partida, teniendo en cuenta el pobrísimo desempeño que tuvo el Bohemio la fecha pasada en el desnutrido cero a cero ante Deportivo Maipú se caín de maduro sus regresos.En definitiva, Atlanta formó de la siguiente manera: Rago en la portería; Carrasco, Pérez, García y Gallo en el fondo de la clase. Galeano, González y Dramisino en el medio del aula. Marcioni, Donato y Bisanz en los asientos de adelante. Se volvió a cursar 4-3-3 bajo la cátedra del profesor Orfila.

Esta versión del Bohemio tiene menos pelotas que la de Erviti. Aquella del “Cañito” se desvivía por hacerse de los servicios del esférico, pero si no le brindaban un manual instructivo no sabía como utilizarlo. Esta del Chano no está programada para la tenencia, prefiere la marca, presión y explosión. El rival de esta jornada lo favorecía para ese objetivo. Es cierto que no todos los oponentes serán iguales, por eso habrá que tener más de un plan para cuando el río este revuelto.

Los primeros quince minutos de la etapa inicial fueron los más fuleros del Bohemio. Le costaba hacer pie en el medio, Quilmes le generaba tímidamente situaciones de riesgo aprovechando que el elenco de Orfila tenía las bandas muy descuidadas. Pero una vez que la presión fluyó ya nada fue lo mismo. La jugada de peligro más nítida para Atlanta estuvo en los pies de Juan Bisanz. Matías Donato arqueó bien su cuerpo llevándose la pelota y habilitó al mellizo, que de frente manteca al arco remató con más suavidad que un osito de peluche. Le alcanzó la bola al arquero. Inexplicable esa (mala) definición, ya que era para romperle el arco. Sin ánimo de spoilear nada, no fue el partido de Bisanz, que estuvo más peleado con el gol que Susana Giménez con la Argentina. Al menos el juvenil atacante no evade el pago de impuestos.

Cuando parecía que el primer tiempo se marchaba sin anotaciones, a los 40 minutos se filtró en el área rival Julián Marcioni, con lo que el lateral zurdo de Quilmes no tuvo otra escapatoria que frenarlo al delantero con falta. Fue tan clara la infracción que el futbolista del cervecero (Agustín Bindella) le agradeció al referí que solo le mostró la piadosa tarjeta amarilla. Desde los 12 pasos fue Juan Daniel Galeano que eligió el ángulo inferior del palo izquierdo mientras el arquero se volcó al otro caño. Uno a cero y felicidad pagana para sus hinchas en las gradas de sus casas.

El segundo tiempo fue esquizofrénico, de locos, pero muy hermoso. Pedrozo fue la primera moneda de cambio que uso Orfila para arrancar a disputar el complemento. Ingresó por Matías Donato. Se nota que para el Chano Pedrozo es su jugador número 12. Poco le importa a Orfila que el nivel de Fabricio haya mermado en este campeonato. Lo más raro aún es el terreno que perdió Gonzalo Klusener, que ya ni es el repuesto de Donato, en un puesto el de “9” que tiene algunos inquilinos pero ningún propietario. A esta altura si viene un okupa se queda con ese lugar en el equipo titular.

Aún se busca algún escrito en hebreo, en arameo, en griego o en el idioma que sea que explique cómo no fue gol el mano a mano que tuvo Juan Bisanz luego de una jugada monumental de Galeano. El 10 bohemio después de apilar rivales desde su propio campo lo dejó en un solos y solas al mellizo con el arquero rival, pero el delantero en vez de rematar con la fuerza del cariño quiso pinchar la bola, el golero se avivó y se quedó con el balón. Llegó el momento de evaluar si Bisanz es más vital jugando desde el minuto cero o ingresando en el complemento.

La jugada bisagra del partido se dio pasados los 20 minutos del segundo tiempo. Atlanta puso en el corazón del área rival a Pedrozo para que remate al arco, pero el guardameta de Quilmes, Matías Budiño, le sacó el tiro de gracia con sus manos sagradas. Cuando el “1” cervecero apoyó el brazo se dislocó el hombro, puro dolor. Su lugar de privilegio lo ocupó un debutante en el arco, Juan Ignacio Morales, de 19 años, hijo del ex futbolista “Matute” Morales. Ni ropa de arquero parecía tener puesta el joven golero. Una remera manga corta, unos guantes reglamentarios y un miedo que le calaba los huesos de su cuerpo. Encima para el benjamín portero de Quilmes, Atlanta disponía de un tiro de esquina. Lo ejecutó Galeano con una maestría enorme. Aprovechó lo frío que estaba el arquero y le hizo un gol olímpico. Notable, histórico, memorable. Un golón de otra galaxia. Igual si estaba Courtois tampoco era garantía que llegara a la cita con la redonda. Con tremendo apellido y con semejante definición el fútbol a sol y sombra desfiló por el patio de Quilmes.

Movió del medio la cerveza e instantáneamente llegó el descuento. El “pendeviejo” de Mariano Pavone, que el viernes cumplió 40 pirulos, antes de caer al suelo marcó el 1-2 para ponerle suspenso a la noche del sábado. Fíjense lo enchufado a 220 que estaba Juan Galeano que sacó del medio rematando al arco, y por poco no fue el tercer gol. Justo llegaron las manos juveniles del golero para evitar ser meme en su primer partido en primera. Seguramente el chiquilin arquero se fue triste del campo de juego, alguien le debe contar que un tal Ubaldo Matildo Fillol debutó con esa camiseta cervecera y se comió 6 goles ante Huracán. 

Cuando llegó el tanto de Pavone también se produjo la segunda variante en el Bohemio. Rodrigo Colombo ingresó por Bisanz, un cambio al estilo de Erviti en las primeras fechas de su inicio como DT. Afuera un delantero y adentro un defensor. 5 3 2 la característica telefónica para afrontar la recta final del partido.

A los 29 minutos del complemento llegó la tranquilidad absoluta para el elenco visitante. Ejecutó un tiro libre en el costado izquierdo del ataque bohemio Alejo Dramisino, quien encontró en las narices frías del área rival a Alán Pérez, que con su pie de cristal tocó sutilmente el balón y con ayuda del arquero la pelota terminó besando la red. Distancia de dos goles y felicidad en las calles de Villa Crespo y sus coquetos alrededores. Para las estadísticas Orfila realizó una última variante, ingresó Berterame por Marcioni pero ya nada cambiaría el curso del partido. Ese que tuvo a un Quilmes con posesión por momentos inútil y un Atlanta de presión que tuvo la definición al dente. 

Por un decreto de necesidad y urgencia la figura se cae de maduro. No hace falta que les nombre a Juan Daniela Galeano. La rompió toda, la dejó chiquitita. Un nivel supremo en el juego. Dos goles. El primero terrenal, de penal. El otro de extraterrestre, como también hubiera sido de ese tenor si la metía de mitad de cancha. Sería injusto calificarlo con 10. Pongámosle una nota más alta, el partidazo que hizo lo amerita. Si jugará regularmente así hoy estaría en el Viejo Continente vistiendo la del Milán o la del Sevilla. De todas maneras no podemos dejar de lado el buen partido que tuvo Alejo Dramisino, que le levantó el status social al mediocampo.

En los puntos no positivos del partido hay que revisar el puesto del “9”. Da la impresión que Klusener no tiene piel con el DT, que prefiere a Pedrozo como muleto de Donato que tampoco completa todos los casilleros para ese rol. Desde la llegada de Orfila hay dos futbolistas que perdieron terreno. Además del ex delantero de Talleres, el otro que no encaja en el rompecabezas del Chano más allá que arrancó jugando los primeros dopartis es Ramón Fernández. Su apego con el esférico y su pegada de lince pueden servir en los segundos tiempos, tanto para la doctrina del aguante como para buscar la remontada.

Esperemos que Atlanta haya encontrado el camino, que el GPS de Galeano siga funcionando como en este cotejo. Todavía hay tiempo de pasar por el taller mecánico para ajustar todas las piezas que hagan falta, el libro de pases está abierto y el Bohemia debería anotar algunos apellidos en ese bíblico escrito del fútbol argentino. Sobre todo porque ya hay dos bajas de futbolistas en un plantel que nunca fue muy extenso. Pantaleone y Perez Godoy ya firmaron sus respectivas rescisiones. El elenco de Orfila está limitado de volantes centrales, solo figura Maxi González, el resto son improvisaciones. Por otro lado, tiene cantidad en el puesto del número de “9” pero ninguno se ganó la titularidad en ese lugar sagrado del equipo. Además, está con lo justo en la zona del marcador central, ya que ese sitio lo habitan Alán Pérez, Martín García, Rodrigo Colombo y Martín López, uno de los integrantes de la pesada herencia que dejó Erviti. Ojalá que en la próxima semana haya novedades en el mercado de pases, esperando que en este mercado no haya la misma inflación que se sufre en el resto de los comercios. 

Después de este resonante triunfo ante Quilmes, Atlanta jugará en el Gran León el próximo viernes ante Independiente Rivadavia de Mendoza, un equipo que justo ahora viene en levantada. La Lepra mendocina fue el rival del Bohemio en la primera fecha cuando debutó en 2019 en la segunda categoría del fútbol argento. Aquella tarde de sábado fue con goleada 4 a 1 para el elenco de Orfila. Nadie pretende repetir semejante resultado, pero con una victoria 1/2 a cero nos vamos todos contentos de Humboldt al 300. No digo la dirección exacta por la inseguridad que hay, no sea cosa que vengan el viernes a la noche y nos afanen en casa.