19 abril, 2024

Un lugar, todas las disciplinas

El Tren a las Nubes

Atlanta

Sacrificado, contundente y sufrido triunfo Bohemio ante Ferrocarril Oeste por 2 a 1 en el estadio de Platense, por la 2da etapa eliminatoria del reducido de la Primera Nacional. Demasiado nombre lleva este formato, como si fuera uno de esos platos refinados de restaurantes de nariz parada. “Entrecot de cerdo con finas hierbas sobre un espejo de terrina de tomate confitado con helado de palta”. Hagámosla más fácil: carne con vegetales, tomate y palta. En fin, mucho cartel para un sueño gigantesco, que aún no tiene fecha de vencimiento.

Cuarto triunfo consecutivo de Atlanta a Ferro en esta temporada. Todas las veces que se vieron las caripelas en esta particular competencia, siempre se impuso el elenco de Villa Crespo. Este partido, en formato de “mata – mata”, tuvo vicios del que se jugó por la zona campeonato. Aquella vez, el todavía equipo de Lisa tuvo la efectividad al palo. Los goles se le caían del bolsillo como si fuera el de un payaso, aprovechándose de la (mala) puntería de “Oeste”. Este duelo, por el “Mundialito” de la Primera Nacional se le pareció bastante. Atlanta llegó poco y facturó más que una multinacional, aunque la rentabilidad no la sacó del país como hacen los empresarios de esos grandes emporios. Y su rival, parecía una ONG. Tenía prohibido facturar. Sobre el final, consiguió una donación para ponerle una pizca de suspenso al cierre del encuentro.

El primer tiempo fue manejado por Ferro, que tuvo dos opciones clarísimas en los pies de Hernán Grana, pero Rago si no la gana, la ataja. Fueron dos apariciones fantasmales del lateral derecho de Caballito. Que abandonó su costado para filtrarse como un rumor en el corazón del área rival. En ambas ocasiones, remató ante el primer superhéroe que no usa capa. Nos referimos a Francisco Rago. Que se quedó quieto como un Granadero de Casa Rosada, logrando que el esférico, que oficiaba de bala, muriera eternamente en su cuerpo. Dos atajadas vitales, de esas que ganan partidos como los goles que hacen tus delanteros.

Atlanta estaba impreciso, tenía menos respaldo de los medios que el Partido Obrero. Le costaba un Perú, o más bien todo el continente sudamericano, llegar al área del arquero rival, Nicolás Avellaneda. Por cierto, nombre que le queda al pelo para ser guardameta de Ferro. Es como que en River ataje Figueroa Alcorta o en Boca lo haga Brandsen. Ni le cuento si en Independiente ataja Ricardo Bochini. No, eso mejor que no pase.

A los 32 minutos del primer tiempo, un mal pase del experimentado Walter Busse en Ferro, que no pudo atrapar su “5” Miranda, un apellido que no debería molestar a Atlanta, permitió que capture el balón Miltón Giménez que comandó la avanzada a lo Mahatma Gandhi para liberar a La India. Llevó la pelota hasta el balcón del área de enfrente donde la abrió por derecha para Valdez Chamorro. Quien con una precisión de relojero ubicó dentro de la hoguera rival a Ochoa Giménez, que con un remate de primera la clavó dentro de la portería para poner arriba en el marcador al elenco del “Pipa” Cassano.

Si el primer gol pudo ser psicológico, imagínese el segundo. Antes de los dos minutos del complemento, Atlanta volvió a pasar por la caja registradora. Tiro libre cercano al área del conjunto del “Gordo” Cordón. Desde el callejón derecho iba a venir el envío. Ahí como faros en la niñez de la noche estaban Ochoa Giménez y Valdez Chamorro. Este último hizo efectivo el cobro, para que en el segundo palo y con elegancia conecte la bola Nahuel Tecilla, el Obelisco zaguero central que tiene “El Bohemio”. Puso la suela para tapizar el segundo tanto y así empezar a soñar con los cuartos de final.

El equipo de Caballito sintió el impacto de ese gol. Patrocinado por Atlanta, “Oeste” tuvo el esférico, pero fue profundo como una pileta pelopincho. Generó poco ruido a Rago, que aburrido por la falta de suspenso que había en el partido, a un minuto del final del cotejo, se terminó haciendo un gol en su propia meta para inyectarle dramatismo al epílogo. “Pancho” tuvo problemas de cálculos en el centro anunciado que enviaron desde la izquierda. La pelota lo pasó en las alturas, cabeceó el atacante rival y la bocha terminó pegando en su espalda para que pidiendo permiso bese la red. De flipper fue el descuento de Ferro. Esos últimos 60 segundos fueron de cesára para el elenco de Villa Crespo, que con gotitas de sufrimiento, para no perder la costumbre, parió la victoria y pasó de nivel en los play off de la Primera Nacional.

La (mala) nota para Atlanta fue la amarilla que le mostraron a Jorge Valdez Chamorro, la que lo margina del próximo partido por acumulación de tarjetas de ese color. Jugó ante San Martín de Tucumán y Ferro al límite de cartones amarillentos. Una infracción en el segundo tiempo hizo que el referí Pablo Echavarría le muestre a la hermanita menor de la tarjeta roja y haga que no juegue la 3ra ronda del reducido. Su baja es sensible, ya que vas a necesitar un camión lleno de productos de cosméticos para tratar de maquillar su ausencia. Faltará su nivel premium en la pelota detenida, su pegada con el balón en movimiento y su inteligencia en la elaboración del juego. Dramisino pinta como su sucesor.

Ya quedó atrás el duelo ferroviario, entre las estaciones de Caballito y Villa Crespo. El Tren a las Nubes sigue su trayecto. El próximo destino será ante otro viejo conocido como es Estudiantes de Buenos Aires. Una ruta complicada la que habrá que transitar el próximo domingo. Una formación de fuste es la de Caseros, que en 45 minutos finales terminó siendo el tren bala ante el ómnibus sanjuanino de San Martín. Habrá que continuar cargando la SUBE de esperanza, porque aún seguimos viajando por un sueño.