Y un día Atlanta volvió a ganar. Cerró su (floja) performance en la zona campeonato venciendo en rodeo ajeno 2 a 1 a Morón, una costumbre argentina, ya que “El Bohemio” lo tiene de nieto al elenco del Oeste. La única victoria que había conseguido en este infame torneo de transición, fue cuando en la segunda jornada le ganó 3 a 0 a Ferro, otra sana costumbre bohemia, que en los últimos años le ha ganado seguido.
En los últimos 4 partidos Atlanta abrió la cuenta, pero en ningún caso atrapó los 3 puntos. Ahora, con el interinato del “Pipa” Cassano que dirigió en lugar del cesanteado Fabián Lisa, optó por la fórmula de la inversa, y todo le salió pipí cucú. Ya que el encuentro lo arrancó ganando “El Gallito” con un tanto de su “9”, Guillermo Villalba, luego de una asistencia pornográfica de su “10”, Luciano Guaycochea. Pero al final el que festejó fue el elenco de Villa Crespo.
En ese primer tiempo Morón tuvo la efectividad a flor de piel, ya que llegó dos veces, el gol y una jugada más en el epílogo, que contó con una atajada 5 estrellas de Rago. Quien en un mano a mano, volcó su cuerpo sutilmente a la derecha, pero sacó una mano zurda estelar, como un mozo cuando lleva la bandeja, para evitar el segundo tanto del rival, que hubiera sido exagerado como los besos de esa tía tan cargosa. Porque Atlanta en la primera mitad, sin jugar bien, con poca elaboración de juego, le generó ruido pesado al área de Morón, pero se topó con el arquero Salvá, un apellido ideal si tu sueño es ser golero.
Al minuto de comenzado el complemento, llegó el merecido empate para “El Bohemio”. Nicolás Previtali sin querer queriendo estampó la parda, uno de los futbolistas que recuperó la titularidad. Ya que Lisa en esa cirugía mayor que le aplicó al equipo, lo quitó al “5” bohemio, en una decisión que aún no conseguimos traductor que lo puede decodificar. Previtali esta en el catálogo de los mejores volantes centrales de la categoría. Es pulcro para recuperar el balón, criterioso para manejarlo y audaz para pasar la línea de medios. Su permanencia en el equipo titular debería tener menos discusión que un matrimonio de mudos.
A 10 minutos del final Atlanta consechó el gol de la victoria. Y no es un dato menor, ya que en la cancha para “El Gallito” estaba desde hacía un ratito el eterno Damián Akerman, que hasta cuando apolilla le hace goles al Bohemio. Esta vez se quedó con la pólvora mojada el veterano delantero, que como José Sand tiene 40 pirulos.
El tanto triunfador lo marcó Julián Marcioni, el heredero de Mazzantti, ya que vino para reemplazarlo. Además, juega en la misma posición que él, teniendo ambos tatuados el “7” en la patente trasera de la camiseta. Y encima, los dos son rubios en su cabellera. Es cierto, que en el juego de las diferencias, Mazzantti es veloz como la luz y Marcioni tiene una marcha menos, desequilibra más por técnica que por velocidad. Igual marcó un golón, rematando desde afuera del área, para clavársela al palo derecho de Salvá, que aunque tenga flor de apellido para un arquero, no podía llegar ni con todo su árbol genealógico. De esta manera, en la última fecha, se hizo el Gallito el equipo bohemio.
Haciendo foco en Sebastián Cassano, el interino DT de Atlanta, que ya tuvo ese laburo, el de bombero voluntario de Villa Crespo y hasta alguna vez le llegaron a dar el lugar para apagar el incendio principal, dirigiendo al primer equipo en un torneo muy olvidable. De todos modos, frente a Morón volvió a las fuentes. Recuperó el sistema táctico, ya que jugó con un conocido y rendidor 4-3-3. A la ya mencionada vuelta de Previtali, le devolvió la titularidad también a Pedrozo, que sigue enemistado con el gol, como si tuviera alergia al grito sagrado. Además, le dio bola a Brian Oyola, olvidado por el anterior DT. Tampoco deseo hacer tanto bardo con las decisiones de “El Pipa”. A ver si todavía nos enamoramos de él y lo confirman en el cargo, ahora que se viene el “mundialito” por el segundo ascenso. Igual, a esta altura no sé que es lo mejor para el equipo.
En la primera eliminatoria de los play off, o como usted guste llamarlo (desde aquí aconsejamos evitar la palabra reducido, a los jugadores de Atlanta le puede provocar un trauma y a los hinchas ni les cuento) El Bohemio se medirá en un duelo morboso con San Martín de Tucumán. Los estafados de la AFA deberán definir su supervivencia en el torneo en 90 minutos en estadio neutral. Si igualan se define por penales. Lo que debió ser la final por el ascenso, ahora será parte de la grilla de partidos de la primera fase eliminatoria. Veremos donde se jugará, tal vez la sede la termine eligiendo el TAS.
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