25 julio, 2025

Un lugar, todas las disciplinas

Fútbol champagne

Atlanta vs Quilmes

Atlanta. La Voz del Hincha.

Ante Quilmes, emborrachó a sus hinchas jugando el mejor partido del torneo. Con un fútbol de alta graduación alcohólica logró desde el primer sorbo del encuentro dejar abstemio al cervecero, que no le dio ni para tomar agua del florero. Una espumante actuación del equipo Bohemio permitió cosechar esta victoria por dos burbujitas a cero ante la birra sin alcohol del “Huevo” Rondina. Los sommeliers de Ambrogio, Previtali, Fara, Rago y Fedele descorcharon un extra brut partido e hicieron que los simpatizantes que estaban en la bodega de Villa Crespo terminen disfrutando el espectáculo con un whisky en la mano.

Por la fecha 8 del torneo vermut de la Primera División, recibía en su patio cervecero a Quilmes, que estaba soplándole la nuca y se ubicaba en la tabla de posiciones con un punto menos. Cuenta la leyenda urbana que la última vez que el Bohemio le ganó al elenco sureño en su domicilio que tiene declarado en el DNI (Humboldt 374) fue en 1983, año que coincide con su último ascenso a la A. Es verdad, que después lo venció un par de veces más, pero esos triunfos se dieron en el estadio de Deportivo Español. Por las dudas, que nadie se ilusione con este dato random y se le ocurra destapar una de esas botellas con burbujas. Son tantos años de espera que cualquier claraboya que nos permita ilusionarnos con regresar a lo más alto del fútbol argentino nos tendrá prendidos como Barney Gómez a la botella de vino. Es que en estas 4 décadas sufrimos más decepciones que los afiliados al radicalismo, por eso aprendimos todos los correligionarios que ni un sacacorchos podemos comprarnos, aunque tengamos 42 propiedades como Jessica Cirio.

Para este compromiso contra los indios Quilmes, el cacique Luís García modificó a los calchaquíes jugadores que asentó en la última fecha contra la tribu de Racing de Córdoba, es que ese día la pifió con varios aborígenes elegidos. Volvió a jugar con un equipo más de los pueblos originarios bohemios y utilizó un sistema nativo como es el tradicional 4-3-3 que tanto ama la raza de . Afuera los quechuas de Moreira, Tolosa, Díaz, Bisanz y Bodencer. A la cancha saltaron Rojas, Coronel, Ambrogio, Fedele y Echeverría. Desde el minuto cero le pintamos la cara a los indígenas de Sergio Rondina.

Todo el partido fue favorable para , pero cocinó su mejor primer tiempo del torneo por varios cuerpos de ventaja. Fue un manjar esa media hora inicial, que contó con todos los ingredientes al dente. Hubo voracidad para recuperar la pelota, desmarque constante de los mediocampistas y subidas criteriosas de los laterales. Tal vez, le faltó salar mejor las situaciones de peligro, ya que tuvimos el control absoluto del esférico, aunque las visitas al bufete del área rival no fueron tan constantes. Pero a los 27 minutos nos sentamos todos a la mesa y saboreamos el primer gol del match.

Por la extrema izquierda prendió las hornallas del mejor fútbol Lucas Ambrogio, que nadie en su sano juicio puede apartarlo de la cocina del equipo titular. Para nosotros es el chef número uno. Es un Gato Dumas, un Karlos Arguiñano, un Francis Mallmann, una Doña Petrona de Gandulfo. Sus actuaciones deberían calificarse con estrellas Michelin. Verlo en la cancha es un deleita para el paladar de cualquier futbolero de ley. Envió un centro al corazón del área enemiga para chuparse los dedos. Le faltó un toque de cocción al “9” Marcos Echeverría para conectar el balón, pero como un hambriento delantero llegó de frente manteca Lautaro Fedele, que tuvo tiempo y espacio para controlar la pelota y romper el arco oponente. Este tanto convertido contó con la participación excluyente de los 3 buenos mozos de nuestra delantera. Otra vez Atlanta horneó un gol en el primer tiempo. Ojo con mal acostumbrarnos a ese menú, porque vamos a querer pedirlo en todos los partidos.

Luego de entonar el grito sagrado, Quilmes capturó el esférico, pero sus visitas a nuestra área fueron tan pocas que se podían contar con los dedos de un manco. Nos fuimos al descanso victoriosos y con la panza llena de fútbol. Si bien en el complemento no repetimos el mismo plato de la etapa inicial, el equipo siguió alimentando muy bien a sus hinchas y cuando algún jugador rival quería empacharnos, teníamos a Fara y a Rago para tirarnos el cuerito como hacían nuestras abuelas, y santo remedio. Aunque no hubo necesidad de ningún tipo de atracón, ya que a los 10 minutos de la complementaria volvimos a mojar el pancito en la olla de Quilmes y anotamos el segundo tanto de la cena.

Otro unipersonal de Ambrogio, que cuando adelanta la pelota con sus finitas patas que emulan a un galgo y que deberían ser aseguradas como las de un bailarín de danza, no existe futbolista capaz de detener su andar. Encaró para la hoguera rival, nadie le pidió ningún tipo de documentación, remató a todo volumen al arco adversario, ese que intentó defender el golero Esteban Glellel, quien leyó bien el tiro de gracia del “7” bravo de . Pero para desgracia del portero, la pelota le quedó a Fedele, que como si tuviera un pacto con el diablo, cada rebote ingresaba a su cuenta bancaria. Aceptaba cualquier forma de pago: transferencias de bancos tradicionales, digitales, colectas turbias de Maratea y billeteras virtuales. Entonces, la atajada del “1” cervecero le calzó justo a Lautaro que volvió a definir con la calma de un samurái y concretó así el segundo gol de su cosecha y del cotejo. Mientras la Scaloneta bailó a Brasil en el Monumental sin el “Toro” Martínez, nosotros tuvimos a otro Lautaro encendido al gol como el “22” de Argentina. Nuestro petiso número “11” ya venía dulce de haber anotado en el empate en la provincia del cuartetazo. Que no se corten sus goles, que no nos ghostee, que siga dándonos bola que queremos continuar festejando con este futbolista que puede ser tan bajo como la tasa de natalidad del Vaticano, pero con él y el resto de los obispos podemos llegar a la meca.

Con la distancia de dos goles de ventaja, Lucho García comenzó con las variantes, metió tres de un tirón. Entraron el NN Rodrigo Ramírez, un volante combativo como podría ser Myriam Bregman en nuestra política nacional, aunque aquí tenemos un electorado porteño que se pone babero porque es candidato a legislador el vocero de Adorni. Imagínate que si de ventrílocuo de Milei acomodó a todo su árbol genealógico, siendo elegido por el voto popular le da un cargo a la mitad de sus contactos de WhatsApp. Volviendo a lo importante(?) Los otros dos jugadores que entraron a la casa más famosa de Villa Crespo fueron Nicolás Medina y Eric Bodencer, que como tantos políticos argentinos es el ñoqui que tenemos en el Bohemio, es el Yamil Santoro de los números “9”. Ni la Ucedé lo aceptaría a este delantero formado en el centro cívico de Boca Juniors. Por estos tres jugadores salieron del campo Ambrogio, Coronel y Echeverría, que aunque estuvo lejos del gol, jugó mejor para el equipo que para su emprendimiento personal.

Al rato, agotó los cambios el míster. Arafue Valdez Chamorro y Previtali, dos niños mimados por el hincha de Atlanta. Ingresaron por ellos Fausto Montero y el melli Bisanz. Uno con más pasado que presente y el otro con más futuro que presente. Igual, nunca se puso en tela de juicio nuestro triunfo, porque cuando Quilmes quiso apurar el trámite, apareció la estirpe de “Super pancho” Rago, que ataja con lluvias de papas, aderezos para todos los gustos y una cantidad infinitas de salsas para elegir. Si te enteras como se preparan las salchichas, nunca más en tu vida te morfas una, pero el arquero bohemio es más saludable que una ensalada mixta.

Fútbol champagne. Ganó y gustó…

Ante Quilmes, jugó un fútbol champagne que hacía rato no se veía en la vinoteca bohemia. Etiqueta negra en la delantera, cosecha Malbec en el medio y sifón de soda en la defensa para ahuyentar a los rivales, como hacían nuestros antepasados con aceite para alejar a los intrusos en las invasiones inglesas, justo ahora que se cumple un nuevo y triste aniversario de la guerra de Malvinas. En el que un borracho inescrupuloso mandó al matadero a los pibes indefensos ante un ejército armado y experimentado como los piratas de Margaret Thatcher. La nombro a la dama de hierro y aún me produce náuseas saber que el Presidente de la Nación banca a esa mujer y a pesar de eso, millones de argentinos lo votaron igual. Creo que me volví a ir por la tangente, o más bien me fui de copas, es que el partido jugado por ante el cervecero te marea como el tequila, y ojalá sea el principio de muchos brindis para el hincha Bohemio, que disfruta ser puntero en su zona e invicto al cabo de estos primeros ocho tragos disputados.

La próxima jornada será también complicada, el sábado venidero a las 15.30 horas visitamos al dream team de San Miguel; ese que tiene plata como si fuera el Banco Central, que le sobran figuras, que lo dirige el famoso Sebastián Battaglia. Eso mismo, será una “Battaglia” y esperemos que el ejército de Luís García este preparado. Todavía afuera de Villa Crespo no jugamos nunca como ante Quilmes, nos debemos un partido así en rodeó ajeno y que mejor que hacerlo ante “El Trueno Verde”, para que siga el sol acompañando al equipo Bohemio.