
Atlanta
Se terminó este videojuego para el Bohemio, en el que tuvo un horrendo desempeño en los gamers de la Primera Nacional. Ya era hora de tirar el joystick y que termine de una vez este campeonato que ni jugando en el nivel más fácil podíamos pasar de pantalla. En tiempos de PlayStation 5 el fútbol de Atlanta no fue ni el de una Atari. Si fuéramos Mario Bros. nos habría ganado siempre Bowser. Es que en la defensa teníamos de titulares a Koopas, Bill Bala, Goombas y Shy Guys. Todo el tiempo los rivales nos aplicaron la Fatality, nunca tuvimos un Pacman en el medio que meta la pata, y adelante nuestros “9” jugaban al Candy Crush mientras la pelota les llegaba a sus gambas.
El que terminó perdiendo todas sus vidas en este videojuego fue Nicolás Diez, que en honor a su apellido el día 10 del mes 10 lo dejaron sin trabajo. Menos mal que no se llamaba Nicolás Doce, sino hasta diciembre no lo rajaban y le iban a estar pagando dos meses al dope. En total dirigió 12 partidos, con números en rojo. 2 victorias, 4 pardas y 6 caídas. Su exitoso ciclo(?) había comenzado con un triunfo 2 a 0 en Campana ante Dálmine, equipo que descendió. Luego fueron (casi) todas paupérrimas actuaciones con resultados de la misma calaña, otro DT que fue hacer la residencia médica al hospital de Villa Crespo. Al paso que vamos el próximo entrenador es un estudiante de medicina que aún está en el CBC. O por ahí buscan a uno de experiencia y lo traen a Lotocki.
El conductor designado para dirigir el último encuentro del año fue el míster de la reserva, Nicolás Barrero, que en este incendio no tiene la culpa. Igual, deberán buscar un buen bombero para el 2024. Esperemos que haya cambios en el cuartel del plantel y en el manager, porque seguir con Romano es tirar nafta al fuego.
Por la última fecha, la 34, de la zona B de la Primera Nacional Atlanta cerraba su (espantoso) año futbolístico en Adrogué ante Brown, que necesitaba ganar y esperar una mano del Lobo jujeño ante Riestra para meterse en el Reducido, ese sitio que para el Bohemio es más inalcanzable que la compra del dólar oficial, teniendo un manager que arma planteles más devaluados que nuestro Peso.
El expediente de este partido nos indicaba que hay 33 documentos entre Brown y Atlanta. En el sumario figura que el Tricolor aventaja por un recurso al Bohemio. 12 victorias contra 11 del elenco de Villa Crespo. La última vez que hubo litigio en el estadio Lorenzo Arandilla fue el año pasado, con triunfo 2 a 1 de la visita que cortó una sequía de 7 dopartis sin alegrías en ese juzgado, con 6 derrotas y 1 empate.El entrenador de Brown, Pablo Vicó, asumió como DT en el 2009. Desde entonces 12 veces se enfrentó a Atlanta con un saldo favorable para el Ferguson del ascenso. Ganó en 7 oportunidades, perdió 4 veces y solo registraron 1 empate.
El DT interino Nicolás Barrero, metió mano en el equipo generando un gran interrogante de cómo iba a ser su disposición táctica, creo que ni él la tenía muy clara. Puso la heladera en el baño, lo cual en la vida real no estaría tan mal, uno pasa tantas horas en el ñoba que por ahí un frigobar no sería tan descabellado. También, metió la cocina en el living y el inodoro en la habitación. ¡Qué gran combinación!Estos once exóticos titulares para cerrar el torneo fueron los siguientes: en la valla estuvo Pedro Fernández. En la defensa que se esperaba que fuera de 3 y terminó siendo de 4 se alineó con: Alejo Dramisino, Valentín Gelos, Alan Aguirre y Fernando González. El volante más retrasado, está última palabra es por la posición que jugó en la cancha no le busquen otra connotación, fue Federico Marín. Delante de este sujeto jugaron Nicolás Medina, Juan Galeano y Franco Vedoya. Para que los dos delanteros sean Diego Becker y Federico Bisanz, una dupla ofensiva tan extraña como ver a un chino con el pelo ondulado. Lo que quedó claro, que al igual que durante todo el año, el equipo jugó sin “9”. Si hiciéramos el esfuerzo de ubicarlo con números al elenco de Barrero diríamos que fue un 4-1-3-2 el sistema táctico utilizado.
En el primer tiempo Atlanta mostró las mismas fallas de origen en defensa y la falta de eficacia en ataque. El rival no necesita ser la octava maravilla del mundo (ni tampoco la ciento cincuenta) para complicarlo al Bohemio y facturarle. Después de un par de aproximaciones del elenco visitante llegó la apertura del marcador para el dueño de casa. Antes de los 15 minutos la pelota quedó en el medio del área para que los defensores de Atlanta se les llene la cocina de dudas, un rasgo típico cada vez que el balón los visita en su garita. Pedro Fernández y Alan Aguirre se quedaron a mitad de camino, y Vidal que no es ni el Rey Arturo, ni la que vivía en un base militar, ni tampoco un queso, cabeceó por encima de la cabeza del arquero para estampar el primer tanto del encuentro. Otra vez el conjunto de Villa Crespo volvía a arrancar un cotejo en desventaja, teniendo la mandíbula de cristal en la última línea, sobre todo en el sector más gorila de la cancha, la derecha de su defensa.
En esos 45 minutos el conjunto que dirigía el provisorio DT Nicolás Barrero generó un paquete de situaciones de riesgo, pero la pólvora como durante todo el año estaba mojadísima. La mejor chance construida en la primera mitad se dio en una buena combinación de pases, que finalizó con el melli Bisanz ingresando en la zona restringida del área rival para que pueda rematar al horizontal, pero el portero de Brown estiró la pata y le sacó el gol del empate. El problema que el conjunto de Pablo Vicó no se durmió en los laureles y siguió a su ritmo llegando a la hoguera de Atlanta.
A los 39 minutos de esa etapa inicial se filtró como lo hizo en todo el partido Perinciolo, un ex Bohemio, que recibió con mucha soledad el esférico a su izquierda, la derecha daña del conjunto visitante. El mediocampista locatario tocó hacia atrás donde apareció por sorpresa y media Sayavedra, que con un remate cruzado al segundo palo puso el tajante 2 a 0. Así Atlanta cerraba el primer acto en total desventaja y con un panorama desalentador para la complementaria.
Para el segundo tiempo Nicolás Barrero metió dos cambios de un tirón. Rearmó los dos extremos del campo. Reseteó la defensa y reacomodó el ataque. Ingresó Nicolás Mosca por Dramisino, ya que ese sector derecho para el Tricolor oficio de autopista en la que no se pagaba peaje. Por eso los cuatro del fondo terminaron siendo: Gelos, Aguirre, González y Mosca. Priorizó la marca en el puesto del “4” aunque el que acabó en ese lugar tenía la “3” tatuada en la espalda, no sé si eso confundió al rival o mareó a nuestra propia tropa. La otra variante fue la salida de Medina para que tenga su bautismo en Primera el colombiano Robinson Paterson, que tiene nombre de personaje de alguna serie o película de Damián Szifron. En definitiva, se volvió a las fuentes y el Bohemio culminó el doparti tácticamente como lo hizo en gran parte del año, 4-3-3, un sistema que merece su revisión en el 2024, sobre todo en el armado del plantel, habría que tener varias características de futbolistas y no solo un prototipo de jugadores que nos obligue siempre a jugar del mismo modo, a veces queres cambiar y lo que tenes en el baúl de los recursos son fotocopias de una misma página.
El segundo tiempo la visita lo jugó mejor que Brown, que apostó todo su sueldo al contragolpe, que le salió a cuenta gotas y con la misma puntería que una trompada de borracho. Atlanta atesoró la pelota, fue patrimonio nacional del bohemio, que tuvo a Bisanz como su mejor hombre. Jugó un partidazo el melli, repartiéndose el tiempo entre volante y delantero, teniendo su merecido premio. A los 19 minutos del complemento llegó el descuento. Un pelotazo desde el fondo encontró a Paterson que la peinó para que el mencionado Bisanz se escape entre los flashes de los paparazzis rivales. Con gran velocidad se instaló en el área oponente y al enfrentar al arquero de enfrente lo batió con un disparo cruzado inatajable.
Otro que se destacó en el equipo de Barrero fue el poeta Becker, que volvió a escribir sus mejores prosas cuando lo acomodaron por derecha en un triunvirato de atacantes. Fue explosivo y determinante en los últimos metros del campo. Antes de los 25 minutos de ese segundo tiempo tuvo una chance que se autogestionó y que mereció ser gol. Dejó un tendal de jugadores en el camino y cuando llegó la hora de los bifes un defensor rival cortó con tanta dulzura y le arrebató el balón. Ya Atlanta era superior al equipo de Vicó que debía ganar por más goles y esperar una mano de Gimnasia de Jujuy que nunca llegaría, es que allí el árbitro fue Comesaña, un referí que cuando arbitra contra un equipo del poder, como lo era Riestra, siempre se tienta en ayudar al elenco más cercano a las huestes de la AFA.
Nicolás Barrero continuó con las cirugías en el equipo y fue tomando del banco los bisturí que andaban por ahí. Esmay ingresó por Vedoya. Un rato más tarde Duarte entró por Marín y Ríos reemplazó al mejor del partido, el melli Bisanz. Pero el empate que se mereció nunca llegó y el partido se perdió 2 a 1 ante el tricolor de Adrogué. Algunos podrían maquillar este desempeño Bohemio a lo largo del año diciendo que ambos equipos no llegaron al reducido, el tema que el elenco de Vicó quedó a un par de puntos de ese objetivo y el conjunto de Villa Crespo quedó a un solo punto de jugar la promoción por no descender. Es que con las dos últimas victorias de Tristán Suárez en el campeonato, el Lechero que jugará ese desempate por no irse a la B Metro, culminó con 34 unidades contra los miserables 35 que sumó Atlanta. Vergonzosa temporada que milagrosamente nos salvamos de un papelón aún mayor.
Como diría Joaquín Sabina nos dieron las diez. Ya son 10 los partidos que no se ganan, el último triunfo fue en casa 4 a 0 ante Chaco For Ever, el 30 de julio. Fíjese que para esa fecha aún no habían pasado las elecciones primarias en la Argentina, por ende Milei no salía con Fátima Flores y todavía Hamás estaba investigando como atacar a Israel. Es una pena que el departamento de comunicación de Atlanta no haya repudiado esta guerra, sobre todo porque hay muchos hinchas del club que la están pasando muy mal por esta situación. Es cierto que desde el fondo de la historia el Estado israelí cometió atrocidades, pero “Hamás” la violencia es la solución, la sangre la siguen poniendo los inocentes y todo grupo terrorista debe ser repudiado, ninguna ideología o religión que comulguemos nos debe olvidar que cualquier hecho de violencia está mal, sea ejercido por el bando propio o por el bando enemigo. Desde este rincón pido la paz, que vuela la normalidad a Israel, que no sigan los ataques a los palestinos y que Hamás abandone su idea de terminar con una raza con la excusa de querer tener un pedazo más de tierra.
Después de la licencia que me tomé retornamos a la programación habitual y hablamos de Atlanta, que es lo más importante entre los temas menos importantes de nuestras vidas. El Bohemio cerró un 2023 de terror, con el cartelito de game over por todos lados. Culminó en el puesto 15 de 18 equipos, sumó esos 35 puntos que antes mencionamos, con 8 victorias, 11 empates y 15 derrotas. 33 goles a favor y 41 en contra. A pesar de tener un presupuesto alto en la categoría, se malgastó el dinero, fuimos los Ricky Fort de la Primera Nacional, claro que sin el carisma de ese excéntrico millonario.
Llegó la hora de modificar la estructura de los que manejan el fútbol en el Bohemio, basta de amistades peligrosas a la hora de tomar decisiones. No puede ser que la única alegría del año la dio la Lepra mendocina y la gallineada del (ex) vecino, es muy poco para un club de nuestra talla, que tiene dirigentes golpeándose el pecho porque mantuvimos la categoría. Ojalá que algún día se den cuenta de la grandeza de Atlanta, qué deberá buscar nuevo entrenador, contratar jugadores para ser competitivos como no lo fuimos en los últimos 3 años y sincerarse los popes del club si el objetivo es volver a Primera o sobrevivir en esta división. Por último, pedimos que nunca más los dirigentes manden a las barras a pegarles a los hinchas genuinos del Bohemio. Memoria, Verdad y Justicia. En esta Argentina hay dos cosas que no se discuten, que fueron 30 mil los desaparecidos y que Atlanta es grande, aunque algunos que están incrustados en el club crean lo contrario.
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