Vélez Sarsfield
Cuando Carlos Bianchi rememora sus grandes campañas en hace hincapié en que la clave no está
sólo en tener buenos jugadores; sino sobre todo, jugadores inteligentes. Le he escuchado remarcar esto un sinfín de veces, y lo volvió a repetir durante el homenaje que la dirigencia le ofreció al plantel y cuerpo
técnico que obtuvo la Libertadores en el Morumbí hace 30 años; durante el entretiempo del partido en el
que venció 4 a 0 a Independiente Rivadavia.
Esta aseveración dicha por semejante eminencia dentro de y el fútbol argentino, debe tomarse
como una verdad máxima: sin cabeza no se obtienen los grandes logros. Pero ¿a qué le llamamos
inteligencia en un deporte como el fútbol donde cada vez se corre más y se piensa menos? Sin duda que el sacrificio no se negocia, pero en el sacrificio también hay inteligencia. No es correr por correr. Sino hay que mirarlo a Braian Romero, que hizo un golazo; pero que además, otra vez se encargó de ser líder en la presión y sacar al equipo del fondo cuando el momento lo exigía. Entender cuando y como presionar para generar pérdidas, eso es ser inteligente.
Otro gran baluarte de este es Francisco Pizzini, jugador que a priori no tiene grandes dotes técnicos;
pero que a sabiendas de sus limitaciones hace siempre la jugada precisa, piensa antes de jugar y juega para los compañeros -otro jugador inteligente que también se despachó con un golazo-.
Claudio Aquino es el cerebro de este equipo; y como Messi en la selección de Scaloni, es el único
jugador con licencias para la marca. Puede no bajar e incluso colaborar poco con la presión, el equipo le
permite ese descanso, a sabiendas que con sus pinceladas puede resolver cualquier encuentro. Eso hace un equipo inteligente.
Haciendo este repaso por el plantel actual y citando la frase de Bianchi, no creo que haya un jugador que
merezca ser más citado entonces que el capitán Agustin Bouzat. El “Chiqui” empezó jugando de extremo
cuando vino a en 2017; luego en 2020 y 2021 con Pellegrino, incluso llegó a jugar de lateral, haciendo
la banda completa. La transformación definitiva de Bouzat llegó con Quinteros, que le encontró su lugar
en la cancha, de volante mixto en el medio. Con Ordoñez forman una gran dupla y Bouzat es el corazón
de este equipo corriendo los 90’, presionando, rompiendo la defensa por fuera y por dentro, se ha convertido en un jugador todo terreno; y como Braian Romero, en la lluviosa noche de sábado obtuvo el
reconocimiento de la tribuna, que al salir coreó su nombre por primera vez. Merecido premio para un jugador trabajador que usa su inteligencia para el equipo, siendo una rueda de auxilio constante.
La inteligencia está en trabajar duro, en jugar para el compañero, en mantener el orden, en tener hombría para ir a buscar en todas las canchas, en jamás subestimar al rival. En definitiva, en sacrificarse y ser solidario con el compañero. Dotes que los grandes equipos de han tenido; y que este equipo que marcha primero, también tiene.
Esperemos que la historia le permita a este conjunto coronarse con un campeonato, actualmente es sin duda el mejor equipo del torneo y aunque eso no garantiza nada, pensando en que hace un año coqueteábamos con el descenso, este presente es un premio para el hincha.
Rodeado de casi todo el plantel del ’94 (con grandes ausencias en cancha como Chilavert, Trotta y
Bassedas), Bianchi cerró el homenaje pidiéndole al hincha de que crea, porque “TODA HISTORIA
EN LA VIDA SE REPITE”. Ojalá que sí Carlos; jugadores inteligentes hay, así que por qué no nos vamos
a permitir soñar.
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