Atlanta 0 Atlético de Rafaela 0
En el fin de semana de carnavales la comparsa Bohemia se hizo presente en el sambódromo del León Kolbowski luciendo unos trajes amarillos y azules que eran un espectáculo aparte. El problema estaba en los murgueros, a todos les quedó gigante esos disfraces. La mayoría de sus integrantes no habían enyasado la coreografía, algunos tenían menos movimientos que una babosa en coma y el público que los fue a ver exigió que le devuelvan el valor de la entrada. Si siguen dando estos espectáculos, van a tener que pagarle al hincha para que vaya a la cancha.
Después del corso a contra mano que fue la presentación en Caseros, llegaba el segundo show en el barrio de Villa Crespo ante la Escola de samba de la Asociación Mutual Social y Deportiva Atlético de Rafaela, ya es un equipo que te cansa con solo nombrarlo. Nuevamente el elenco de Giganti estuvo lejos de apretar el pomo, ninguno fue el Rey Momo, hubo varios que se la dieron de bobo, y ambos equipos pasaron vergüenza arriba de sus carrozas.
Por el pobrísimo partido que jugaron Atlanta y Rafaela e imaginando más eventos somníferos como estos, debe la AFA anexarle a la entrada el número de teléfono de un oftalmólogo para que te revise la vista por los daños ocasionados. Hay algunos encuentros que verlos en la cancha ya se convirtió en un trabajo insalubre. El Bohemio sigue mostrando menos que una monja, apesta con su juego e igualó 0 a 0 sacando un puntazo en su estadio.
Para la segunda fecha de la zona B de la Primera Nacional Mauricio Giganti mantuvo 9 de los 11 jugadores que perdieron en el estreno ante Estudiantes. Cuando uno imaginaba que pasaría el cuchillo en la zona defensiva, solo agarró la escoba para barrar en el ataque. Ingresaron Nicolás Medina y Diego Becker por Lucas Ríos y Juan Pablo Krilanovich. En definitiva este fue el equipo que paró el entrenador, viendo como algunos jugaron, no está mal mencionar que los paró. En el arco estuvo Pedro Fernández. En la defensa anduvieron Alejo Dramisino, Ián Rasso, Fernando González y Marcos Pinto. En los bandos medios se repartieron el comando Mauro Bogado, Federico Marín y Juan Galeano. Adelante mis valientes jugaron Nicolás Medina, Nicolás Mazzola y Diego Becker. A diferencia del debut, se volvió al prefijo 4-3-3, pero seguimos sin comunicarnos con nadie.
El primer tiempo de Atlanta fue de malo a muy malo. Decía Einstein que la imaginación es más importante que el conocimiento. El problema que este equipo no tiene ni imaginación ni conocimiento. Y aunque recién vayan dos fechas lo que se vio ya preocupa. Por suerte (o por desgracia) resta una manada de partidos y aún no todas las incorporaciones jugaron, pero hay que levantar el nivel porque la marea de la Primera Nacional te arrastra contra la corriente y no hay bañero que te salve.
En esos 45 minutos iniciales el elenco bohemio quedó largo en el campo, debían bajar Bogado o Galeano para hacerse de los servicios de la redonda porque el “5” que tiene este equipo no une ni los cordones de las zapatillas. Seguimos sin saber cómo atajan los arqueros rivales, el de Rafaela (Marcos Peano) Si no se ponía los guantes era lo mismo. Podía haber emulado a sus colegas de las décadas del 30 y 40 que atajaban a mano limpia y nadie se habría dado cuenta.
La única situación de riesgo en esa primera parte, que fue tan aburrida como escuchar una conversación de sordos mudos por radio, la tuvo Atlético Rafaela. A los 21 minutos cayó un centro al área bohemia que ganó sin despeinarse el experimentado Fabricio Fontanini. Su cabezazo en el medio de sus rulos dio en el palo izquierdo de Fernández. Esos envíos aéreos para los defensores bohemios son un karma, un día un rival va a poner a cabecear un enanito de esos que hay en los jardines de las casas y así quieto como lo vemos va a ganar de cabeza.
Da la impresión y ojalá la historia cambie que la zaga central la armó un hincha de Chacarita. El soldado Rasso no ha rendido, pero su compañero de aventuras en el fondo, Fer González, tuvo dos partidos que si habría que calificarlos como si esto fuera la secundaria, la nota de 1 sería demasiado generosa. Esperemos que levante su nivel, aún quedan muchas materias por rendir, igual si no estudia otro alumno puede entrar en el aula y él ir de pupilo al banco. Tampoco fue un bocho el querido Alejo Dramisino jugando de “4”. Es común que le ganen la espalda, tiene voluntad pero no oficio de lateral. En un equipo con funcionamiento y ante rivales que juegan en la sala de espera, va a rendir en esa posición. El otro que nos quedó de la defensa fue Marcos Pinto, el mejor de los 4 de atrás y les diría del equipo titular. Mejoró en la marca con respecto al debut y fue criterioso con el balón en los pies, su boletín de calificación esta vez sí lo pueden ver sus papás.
Para el segundo tiempo ninguno de los dos DT hizo cambios. Atlanta jugó aquellos 45 minutos iniciales como una foto, en el complemento necesitaba ser una foto vieja, ya que tenía que revelarse. Si bien se adelantó en el campo, esas líneas separadas de la primera parte comenzaron a juntarse más, pero seguía costándole hacerle cosquillas a la defensa rival. En gran parte del doparti el “6” se la tocó más veces al “1” que el “10” al “9”.
Atlanta tuvo una buena corrida que terminó con el pase al área de Mazzola a Becker, pero el del apellido tenístico se enredó con la raqueta y el balón lo abandonó como un amor sin dejarlo rematar al arco. Se llegaba a las periferias del área de Rafaela pero como una ONG no se facturaba. Nadie apretaba el gatillo para disparar, aunque tampoco sabemos si había balas en la recámara.
La primera ventanita del amor de los cambios en el dueño de casa se dio con los ingresos de Pablo Mouche y Lucas Ríos quitando de la escena a Federico Marín y Diego Becker. De esta forma reseteó el esquema Mauricio Giganti. Jugó con doble pivote en el medio, Bogado y Galeano fueron sus intérpretes. Delante de ellos dos se movieron Medina, Ríos y Mouche. Para que de “9” siga estando Mazzola, que banca con su cuerpo hasta un elefante, pero que le cuesta marca tendencia en las redes. Con esas variantes se plantó el equipo con un 4-2-3-1.
Más allá del dominio del esférico, que a Rafaela nunca le interesó la concesión del balón, Atlanta no tenía ideas claras para colonizar el área rival. Incluso Giganti debió volver al sistema que inició el partido. Ya que sacó de la cancha cuando al cotejo le quedaban menos de 10 minutos a Mazzola para que entre el pibe Eugenio Olivera y reemplazó a Medina con Federico Bisanz, el mellizo del delantero que ahora juega en Banfield. Con la salida del extremo y el ingreso de ese volante, se volvió a foja cero y a jugar 4-3-3, pero no es un tema numérico sino de funcionamiento lo que sufre este equipo. Previamente a esa dupla de cambios, el DT bohemio había retirado a Dramisino para poner a Franco Camargo a jugar de “4”. No está mal pensar en incluir en el conjunto de Villa Crespo a una calle del barrio como es Camargo, el tema que por ahora en el juego no somos ni una cortada.
El marco que había en el León Kolbowski parecía el de una final por un título. Impresionó la cantidad de hinchas de Atlanta que fueron al patio de su casa, ya que el debut en Caseros te podía alejar del tablón. Pero la gente después de más de 3 meses sin ir a la cancha estaba con sed de regresar a la tribuna, lástima que el equipo no ofreció ni un vaso de agua de la canilla.
De a poco se empiezan a ver las obras en el estadio, que prometen renovar las cabinas de transmisión y hasta palcos en los costados. Por ahora la estructura del elenco de Giganti está tan sólida como la casita de los tres chanchitos, cualquier rival soplando un poquito puede tirarla abajo. Ojalá que las obras en el club no se detengan y lleguemos a completar hasta la tribuna de Dorrego. Pero también es cierto que faltó ponerle más hormigón al plantel profesional, tal vez sea momento de pensar en un nuevo arquitecto para la próxima temporada. Es posible que si en el futuro llega uno nuevo le vaya peor o mejor que al actual, pero continuar con sus mismos planos puede ser peligroso. El problema que ya arrancó este campeonato y es difícil de arreglar este edificio, esperemos que no nos caigamos de ningún piso.
La próxima fecha, la tercera, será de visitante en la Patagonia Argentina. El sábado que viene a las 17 horas el conjunto Bohemio se medirá ante Deportivo Madryn. Mejor no recordar el último enfrentamiento, ese que disputaron en abril del año pasado, sino se acuerda y quiere amargarse búsquelo en Google, yo no quiero que mis dedos se manchen con semejante efeméride. Lo bueno que ya para el próximo sábado habrá terminado el feriado de carnavales, porque frente a Atlético Rafaela Atlanta fue una murga, la murga de Villa Crespo. Aunque viendo el rival que se aproxima temo que ellos sean una ballena y nosotros sigamos siendo un bagre.
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