Corporalidades apropiadas e inapropiadas para el deporte, gordo/odio en Tokio. Por Corina Argüello, Licenciada en Educación Física y Diplomatura en Género y Deporte.
Luego del encuentro entre Brasil y Países Bajos dentro del fútbol femenino en Tokio 2020, la arquera del equipo brasilero, Bárbara Micheline (foto principal), recibió fuertes críticas y burlas en relación a su cuerpo por parte de un periodista neerlandés. Se trata de Johan Derksen, quien no solo preguntó de forma irónica si tenía sobrepeso, sino que además la descalificó y afirmó que “es un cerdo con suéter, es una burla total para la selección de Brasil”.
Durante la prueba de los 50 metros libres de natación, mientras se explicaba en qué consistía la competencia, la cámara enfocó al nadador Shawn Dingilius-Wallace de Islas Palaos y comentaristas de la televisión española se burlaron de su físico, escuchándose risas sofocadas. Sus comentarios fueron criticados en redes sociales; también, quien ha tenido que combatir contra las nociones gordo odiantes en Tokio fue la deportista trans de 43 años, Laurel Hubbard. La neocelandesa destacada en levantamiento de pesas, fue señalada no sólo por su peso, sino por su edad y por su identidad de género.
“Durante los JJOO, se reiteran en medios y en redes, el control policial sobre los cuerpos olímpicos, que deberían ser ultra fit y magros y, además, listos para el consumo heterocispatriarcal (*1)”, explica la activista por la diversidad corporal Laura Contrera. La gordofobia es el rechazo consciente o inconsciente por los cuerpos de mayor peso. El gordo/odio se demuestra a través de la discriminación y refuerza el ideal estereotipado de belleza asociado a la delgadez. Además, en el imaginario social (según discutibles estándares e idealizaciones normativas occidentales), el calificativo “gordo/gorda” no solamente alude al peso corporal, sino también a ser feo, indeseable, inútil, poco saludable, lento,sin gracia, con falta de voluntad, sedentaria, vaga, perezoso, con mala calidad alimentaria falto de amor propio y poco querible… implica encarnar muchas cosas negativas y todo esto está asociado al fracaso social. Nicolás Cuello y Laura Contrera en su libro “Cuerpos sin patrones. Resistencias desde las geografías desmesuradas de la carne”, explican que un cuerpo gordo es considerado “un cuerpo que no puede, que le falta pero que también le sobra, que le cuesta, que duda, que calla, que no entra, que tropieza, que sufre, que molesta, que no avanza … es la traición a la salud, al deber del peso justo, al “deber-ser” y al “deber-parecer”. ”Pero… ¿Qué es un cuerpo normal? ¿bajo qué mecanismos se construye? Son los mecanismos de control y producción normada de los cuerpos, es un modelo ideal homogéneo y hegemónico: alto, joven, esbelto, blanco, de clase media/alta, heterosexual y de preferencia: hombre…Sin embargo, no todo lo que es bello, esbelto y musculoso es necesariamente sano. Es imposible determinar a simple vista y sólo por el aspecto, la salud o no de una persona. En palabras de la activista Marilyn Wann “la única cosa que alguien puede diagnosticar con algo de certeza al mirar a una persona gorda es su propio nivel de estereotipos y prejuicios en contra de la gente gorda”.
Nos vemos inmersos en una cultura que privilegia ciertos tipos de corporalidades y características, sobre otras. Los cuerpos deben cuidarse,ejercitarse y mejorarse para encajar dentro del mundo de los estereotipos de belleza y salud…¿Y los cuerpos desobedientes? ¿Y las corporalidades disidentes de la norma que estandariza y controla cuerpos y deseos? ¿Y la riqueza de la diversidad?La mayoría delas personas no encajan en esos patrones y por esa razón sufren… por eso se someten a dietas, cirugías y tratamientos que muchas veces les llevan años y que finalmente no cumplen con su cometido, provocando en algunos casos también, problemas de salud. “El cuerpo no define la calidad de persona, y se puede gozar de salud en cuerpos no estereotipados, y estar enfermos en cuerpos hegemónicos”, opina Sofía Juárez (psicóloga).
Nuestros cuerpos son nuestra carta de presentación, lo que aparece a primera vista, son nuestro territorio de luchas, han sido parte de nuestras experiencias, son nuestra identidad. Bienvenido sea el debate sobre las corporalidades disidentes. Visibilizar el problema de los odios y las fobias es una forma de empezar a resolverlos y educar es la pieza clave. No nacemos odiando determinado tipo de cuerpo, lo aprendemos; y así también podemos aprender a incluirlos, a abrazar lo diverso, a ser empáticos/as con quienes son distintos/as a nosotros/as, a encontrar todos los factores que nos enriquecen en la variedad y a valorar la diversidad.
*1 Se trata de un sistema socio político en el que el género masculino y la heterosexualidad tienen supremacía sobre otros géneros y sobre otras orientaciones sexuales. Enfatiza que la discriminación ejercida tanto sobre las mujeres como sobre las personas LGBTIQ+, tiene el mismo principio social machista.
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