Mirá, mirá, mirá…

Racing Club. La Voz del Hincha.

En una noche inolvidable, le dio una paliza al Boca de Gago en Avellaneda. Después de un pésimo partido contra el Pincha, y los vaivenes en el rendimiento de la Academia, el partido de hoy tenía una gran incógnita. ¿Qué iba a jugar? ¿El bueno o el otro? Por suerte, jugó el bueno -más que bueno-.

Los de Costas pasaron por arriba a los bosteros. De movida, atacó con todo como para mostrarle al rival quien manda en Avellaneda. Hoy quedó claro que, con Nardoni en cancha, el equipo tiene otra presencia. Porque ganó el medio, y cuando ganás el medio tenés muchas chances de quedarte con el partido.

Además; la defensa, unos de los usuales puntos flojos, estuvo bien enchufada -salvo por las dos veces que nos cabecearon y algunas desprolijidades de Quirós, que sigue siendo el punto débil abajo-. Destaco a Marco Di Cesare, es un monstruo, está metido en el partido como nadie, el mejor del fondo. El medio impecable, cortando, recuperando y jugando. se animó a jugar. Sobre todo en el primer tiempo. Hasta Solari, que no es santo de mi devoción, hoy tengo que destacarlo porque jugó uno de sus mejores partidos.

Un equipo concentrado, atrevido, vertical cuando fue necesario y cuidando la pelota en otros momentos, intenso, y con muchos huevos. jugó como se debía jugar el clásico. En cambio, Boca, salvo una o dos, no pudo hacer pie. se lo comió.

La Academia redondeó gran primer tiempo, un segundo correcto y un triunfo indiscutido, por más que los bosteros lloraron todo el partido pidiendo faltas, reclamando eso metros del lateral, o un “penal” inexistente. A llorar a la iglesia Cavani y compañía.

Bien Costas en el planteo del partido. También acertó con los cambios, entraron y rindieron todos. A Zaracho yo lo hubiera puesto un poco antes, pero está bien. Fue clave en el segundo gol que cerró el partido. En fin, Avellaneda fue una fiesta doble, porque además perdieron los amargos. Y vos bostero, hoy te fuiste vapuleado, y, como dice el título, ¡¡sacale una foto…!!

Vamos viejo nomás. La Figura: Juan Nardoni.