24 julio, 2025

Un lugar, todas las disciplinas

“Pelota Paletta”

Atlanta

1 – Quilmes 2

Si se diera quórum, si se aprobara la ley de etiquetado frontal, en el paquete de fiambres “Gabriel Paletta” estaría la siguiente información: Exceso graso en penales inventados y alto sodio en revolear tarjetas rojas. No quiero esconder una nueva (mala) actuación de Atlanta en los groseros fallos arbitrales que en el segundo tiempo perjudicaron al Bohemio, pero fueron tan dañinos y determinantes que no se pueden gambetear. De todos modos, le tiras un Chasqui Boom a este elenco de Erviti y se prende fuego. Con un Rago que aportó en el arco las mejores calorías del equipo, pero con una defensa muy light y un ataque sin proteínas, Atlanta volvió a decepcionar y perdió 2 a 1 ante Quilmes. Una cerveza “Colorada Sava” que con su alcohol mareó al Bohemio y al referí Paletta.

Por la fecha 29 de la Primera Nacional, el conjunto de Villa Crespo quería buscar un triunfo histórico, ya que en el estadio centenario de Quilmes nunca pudo ganar. La última victoria en el Sur fue en la vieja cancha cervecera, en Guido y Sarmiento, por 4 a 2, en el torneo Nacional de Primera División de 1978, en la que compartieron la zona D. Ese fue un año muy especial para el pueblo quilmeño, ya que en el torneo Metropolitano de esa temporada saldría campeón. Estas tajantes estadísticas confirman que si Atlanta ve una cerveza, llora.

Para este encuentro ante uno de los integrantes del G4 de la zona A del torneo telonero de la Liga Profesional, Erviti diseñó algunas modificaciones entre las obligadas y las tácticas. Valentín Perales remplazó al suspendido Alan Pérez en la zona central de la defensa. La otra variante inexorable fue la de Alejo Dramisino, que tuvo fiebre de viernes por la noche, y su lugar lo ocupó Gabriel Ramírez. Los otros cambios fueron los gustitos que se dio el entrenador. Volvió Ramiro Fernández al lateral izquierdo por Martín López, con lo que Martín García retornó a la cueva, una posición que lo mejora a él y al equipo. Por último, jugó desde el arranque Evelio Cardozo por Juan Bizans. Por momentos se habló a través del idioma 4 3 3, pero en varios pasajes del doparti el dialecto que manejó fue el universal del 4 4 2. En definitiva, estos apellidos arrancaron el duelo ante Quilmes: Rago; Luque, Perales, García, Fernández; Saggiomo, Bolívar, Ramírez; Pedrozo, Colombini, Cardozo.

Como era superlógico de esperar, Quilmes tomó las riendas del partido, pero el que encarriló el primer gol del encuentro fue la visita, que arrancó bomba la tarde del sábado. Una corrida de toros de Colombini, que dejó en ridículo a Pier Barrios y luego consiguió el mismo objetivo contra Calello, le permitió desde cerca de la medialuna del área estar de frente manteca al arco cervecero y ahí sacar un misil inatajable. Su remate ofició de bomba molotov, incrustándose en el ángulo izquierdo de la portería de Saracho. Golón. Definición galáctica. Un gol de otro partido, de otro campeonato, de otro planteo. Porque de ahí en más, Atlanta se refugió cerca de Rago como quien se esconde por temor a un terremoto.

Con más confusión que claridad, y con el balón a su merced cedido sin reparos por el Bohemio, el conjunto de Facundo Sava fue hacia las barbas de Rago, pero se olvidó la afeitadora, ni una maquinita descartable tenía. Todos sus intentos de ataques morían en el golero de Villa Crespo o en la solvencia de Martín García. Con más pena que gloria Atlanta se iba al descanso con la ventaja inicial a través de ese golazo de Colombini, para ponerlo en un marquito o subirlo a YouTube para mirarlo mil veces.

En el segundo tiempo Quilmes fue más agresivo, la figura del arquero Rago sobresalía más que la ignorancia de Fernando Iglesias o Pato Bullrich. Erviti realizó un retoque en el equipo: afuera Luque adentro Carrasco. Y fue ese jugador que en combinación con Bolívar, comenzaron a gestar el gol cervecero. El lateral derecho bohemio entregó una pelota muy comprometida, a tal punto que las alianzas ya estaban compradas. El futbolista Julián Bonetto le birló la bola a Bolívar y se fue derecho a intentar rematar a Rago. El portero bohemio puso las manos argentinas para evitarlo, pero el mismo jugador quilmeño capturó el rebote, levantó el balón como si le pusiera una cuchara al esférico y ahí encontró al eterno Mariano Pavone, para que algo mordido defina y estampe la parda del encuentro.

Si ya Gabriel Paletta había amonestado en el primer tiempo a Luque por demorarse en un lateral, y eso provocó la marcha de la bronca en el mundo bohemio, lo que vendría en el segundo tiempo era para reclamarlo en la corte de La Haya. A los 16 minutos de la parte final, Quilmes envío un centro al corazón del área, Rago va a la cita con el balón y cuando está por encontrarse con el elemento se topa con un brazo en la jeta de Machado, clara infracción que ignoró el colegiado. Dentro del área le quedó la redonda a Bonetto que remató al arco y Perales camuflado de arquero la sacó con la mano en la línea de sentencia. El referí cobró penal y expulsión al defensor de Atlanta. Pero esa jugada debió ser anulada ya que primero hubo falta al arquero. Diga que Rago hizo justicia por mano propia y le detuvo el penal a Blanco, que anunció en todas sus redes sociales como lo iba a ejecutar.

Erviti mandó a la cancha a Solari por Pedrozo y a Marín López para resetear la defensa en lugar de Cardozo. Si 11 contra 11 Quilmes era mejor, imagínense con superioridad numérica. Era tal la diferencia, que el conjunto de Sava parecía que era un equipo de rugby con 14 jugadores y Atlanta uno de básquet con solo 5 player. Todo el segundo tiempo fue del locatario. Llenó de centros y de jugadas de gol el área bohemia. Rago se vistió de superhéroe y ante Quilmes se atajaba hasta las latitas de cerveza. El DT de la visita seguía con sus cambios que en algunos casos requerían de un traductor. Cuenca y Bizans por Saggiomo y Colombini. El venezolano que juega en cómodas cuotas ya estaba en el veraz y “Nacho” que hizo un gran desgaste estando en soledad en el ataque, fue sacrificado para aguantar el partido.

Cuando al encuentro le quedaba un suspiro, el árbitro volvió a meter la Paletta. Cobró un agarrón de López dentro del área, que el delantero de Quilmes se dejó caer como si lo hubieran fusilado. De esos penales que se cometen por docenas en cada cotejo, pero que no se sancionan ni por todos los tesoros de Suiza. Esta vez Rago no pudo ponerse la capa. Anselmo remató al palo derecho, tardó un instante en tirarse “Pancho” por eso no pudo contenerlo y el cervecero se llevó un triunfo con polémicas que le sirve para no perder el tren del reducido. Atlanta hace rato que ya está abajo de esa formación, tiene saldo negativo en la SUBE, un boleto capicúa en la billetera y un cospel para tomar un subte.

Ante Quilmes el Bohemio perdió por su falta de plan en la cancha, por su insolvencia en defensa, por su desidia en ataque y porque en lugar de un partido de fútbol se disputó uno de “Pelota Paletta”. El árbitro inclinó la cancha y aunque eso no maquille el pobretón nivel del equipo, no sé puede tapar el sol con la mano que nos metió el referí. Que para completar la jornada terminó expulsando por las protestas del final del match al DT de Atlanta, a un ayudante y al defensor Martín López, para echar más nafta a este incendio que provocó el juez central.

De los últimos 19 partidos el conjunto de Don Erviti ganó nada más que 2 encuentros. Ante Quilmes remató una sola vez al arco. Le llegaron por todos lados y si no lo tuviera a Rago el duelo ante la cerveza lo perdía más temprano que tarde. La injusta expulsión de Perales configura la octava para el elenco de Villa Crespo en el torneo. Y en los últimos 3 cotejos le cobraron 5 penales en contra. Se perdió peso específico dentro y fuera del campo de juego. No hay defensa en la cancha ni en la AFA. No quiero hacer leña del árbol caído, pero si la jugás de callado y sos cómplice de los sospechosos de siempre, no hay que ofenderse.

La próxima fecha El Bohemio jugará de local, ante otro animador del torneo, Tigre. Será el lunes 18 de octubre a las 15.35, un horario que otra vez humilla al hincha, que esperó un año y medio volver al León, para que ante Agropecuario y ahora frente al Matador de Victoria juegue en día y horario recontra laborable. Es un equipo sin luces, tanto en el juego como en el estadio, por eso hasta que no se arreglen las torres de iluminación, Atlanta no puede jugar en horario nocturno, a pesar que hace bastante que al elenco de Erviti se le vino la noche.