Luego de una semana movida por la decisión de la comisión directiva y la secretaria técnica de no continuar con el proyecto Madelón, Platense viajaba a La Plata con ilusiones renovadas. La gente del Calamar nunca sintió que su entrenador respetara y representara su sentir -y no tiene que ver con ser alguien de la institución o no, ya que Fernando Ruíz nada tenía que ver con el club pero logró los objetivos propuestos-. Para volver a las fuentes el indicado en esta ocasión (y quizá sea por lo menos hasta fin de año) es el querido “Ruso” Spontón (foto), quien estaba haciendo una gran tarea en la reserva junto a Baena.
La mano del entrenador se ve de antemano con el cambio de algunos nombres más un parado táctico diferente y a priori no tan cauteloso: Ojeda; Schott, Iribarren, Recalde y Cardozo -cambiando la dupla central en este caso-, la mitad de la cancha para recuperar se la dividieron Lamberti y Gómez, más adelante abierto por derecha Curuchet, por el centro Baldasarra y la izquierda para Gerzel; y como delantero centro Mansilla. Esta formación 1-4-2-3-1 prometía por lo menos más cercanía en sus componentes. El dibujo táctico del rival era similar y de repetida recorrida.
En el primer tiempo y para sorpresa del local la presión estaba en la salida y no permitía la pelota bien jugada gracias a una gran predisposición colectiva por cortar todos los circuitos. Platense mandaba en el juego y comenzaba a merodear el área rival. A los 5´ Baldasarra desde fuera del área luego de una buena recuperación avisaba con un buen remate que se desviaba por poco al córner. Pero a los 20′, un descuido de Scott en el área le permitía un cabezazo franco a Del Prete que ponía el 1-0. Lo que Estudiantes no podía en el juego lo encontraba por arriba. Nada modificó la postura agresiva del Calamar que seguía siendo en el desarrollo quien merecía mejor suerte. A los 29′, fue Andújar quien desbarató una buena posibilidad que se le presentaba a Gerzel; el Marrón mostraba personalidad frente a quien podía ser uno de los punteros y lo desdibujaba no permitiendo tener mi una sola aproximación en este primer tiempo. Un dato que marca lo mencionado, el promedio de posesión hasta la fecha era de 33% -la más baja del torneo-, mientras que en este período marcaba un 45% -notoria diferencia de concepto-.
El primer remate al arco del Pincha se produjo a los 15′ del segundo tiempo por medio de Ayala, que de media distancia probó suerte. Nunca encontró comodidad en el juego y mucho menos protagonismo ya que el esfuerzo y cambio de actitud de Platense hacían parecer que las diferencias en la tabla y plantel no fueran tantas. A los 24, luego de que Ojeda salvara un mano a mano, salió la contra con velocidad; y en tres toques, la posibilidad de poner de cara al gol a Tissera -gran definición y justicia en el marcador : 1-1 y todo estaba igual ahora-. Con los cambios de ambos equipos el partido entró en un vértigo de ida y vuelta que siguió así hasta el pitazo final, lo pudo ganar y también perder en este tramo final; pero el equipo nunca dejó de creer en una victoria en la ciudad de las diagonales, y ese ya es un mérito en sí mismo.
El ADN parece estar recuperado, los hinchas encontraron en este juego el motivo de identificación que no se encontraba. Es una luz de esperanza, es un canto de cara al viento que libera, porque lo contenido parece encontrar su cause en un hombre de la casa. Platense se pareció a Platense y eso no se cambia por nada.
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