
2 – Deportivo Maipú 3
Lo miro a mi Viejo y su rostro arrugado por el paso de los años parecía estar más estirado después de ver una nueva (mala) actuación de Atlanta. Al partido aún le quedaba un tramo por disputarse, pero sus ojos se habían clavado en un punto fijo, lejos del celular que proyectaba el partido del Bohemio en estos tiempos de streaming. Ni el gol del descuento de Colombini le despertó el apetito por el cotejo. Tenía razón, no había margen para la ilusión. En Mendoza ante Deportivo Maipú, Atlanta volvió a decepcionar. Perdió 3 a 2 frente a un rival flojo de papeles, aunque este equipo de Erviti ni tiene registro para conducir.
Atlanta sigue a los tumbos, ya no le alcanza con primerear en las redes sociales de los arcos rivales. Aunque meta el primer hashtag del partido, no le sirve para llevarse los 3 puntos. Tiene una defensa de trolls en la última línea, por momentos le falta conexión de wifi en el mediocampo y termina publicando ataques que son fake news. De seguir así, al community manager de Erviti le van a cerrar la cuenta.
Deportivo Maipú venía para la mona en el torneo, en los últimos 5 partidos cosechó 4 derrotas y un empate, marcando un solo gol en ese quinteto de encuentros tenuosos. Pero a los Cruzados mendocinos le vino como anillo al dedo este presente tenebroso del Bohemio. Aprovechó los obsequios que ofreció el elenco de Villa Crespo en su retaguardia y le sacó viruta a los fallos arbitrales, que cobraron dos penales de dudosa procedencia.
Para jugar la fecha 27 de la Primera Nacional Erviti diseñó un cambio de esquema. Instaló la línea de 5 en el fondo. Fue tan extraña implementarla para esta clase de rivales cómo usar una cuchara para clavar un clavo en la pared. Tanto el cuadro que se quería colgar como el rendimiento del equipo quedaron en el piso.
Atlanta salió al campo de juego del Omar Higinio Sperdutti con Rago en la valla. El pentagrama defensivo lo formaron: Luque, Pérez, Perales, López y Fernández. En el medio llegó una novedad, ya que Dramisino reemplazó a Ramírez, acompañando a Bolívar y Saggiomo en ese lote de volantes. Arriba estuvieron los únicos titulares en ese puesto, Pedrozo y Colombini. Tomando como referencia el último partido ante Temperley, hubo tres modificaciones. Luque x Carrasco, la incorporación de un defensor por un delantero como fue el caso de Perales en lugar de Taborda. Y lo ya mencionado de Alejo Dramisino por Gabriel Ramírez. Ni estos nombres propios, ni el cambio de características telefónica (del 433 al 352) Mejoraron a Atlanta, que se convirtió en un equipo inseguro tanto en defensa como en ataque.
A los 5 minutos del primer tiempo Atlanta se pasó al bando ganador. Un pase de Agustín Bolívar de forma magistral, quirúrgico, 5 estrellas, enviado a la zona medular de los zagueros centrales rivales, habilitó a un perspicaz Fabricio Pedrozo que sin dudar anotó el primer gol del match. Todo parecía que pintaba color de rosas (o amarillo y azul) para el Bohemio. Deportivo Maipú que venía patas para arriba en el campeonato, rápidamente se topaba con un gol en contra, daba la impresión que esto sería letal, un cóctel explosivo, que iba a oficiar de certificado de defunción, pero Atlanta es capaz de revivir a cualquier muerto. El equipo de Erviti puede tener la facultad de resucitar a John Lennon y dejar en libertad a Chapman.
El dueño de casa en ese primer tiempo lo pudo dar vuelta con dos penales que le fueron concedidos. En 25 minutos de la etapa inicial ya se los habían cobrado, creo que ni a Barracas Centrales le dieron esa gran mano en tan poco tiempo. En cualquier momento Deportivo Maipú entra en los Libros de los récords Güines, como el primer equipo que le sancionan dos penales en tan corto lapso.
El primero fue por una mano de Perales. Es cierto que el defensor de Atlanta no debió estirar el brazo en una zona tan restringida como es el área propia, pero aún tengo dudas si la pelota tocó la mano del zaguero central Bohemio. Igual, en la cancha era cobrable. El otro, me dejó todavía más interrogantes. Aparentemente Martín López le cometió falta al delantero Santiago González. Aunque la repitan en un televisor 4K, voy a seguir sin ver esa infracción. De todos modos, sean o no penales, el equipo defendió para el tujes, algo que con el correr de los partidos ya pasó a ser crónico. Después de la entrevista que brindó Erviti en el canal deportivo de Mickey Mouse, imagino que en la semana mandará a varios jugadores a leer el código penal.
Sobre llovido mojado, cuando Atlanta sin claridad se adelantaba en el campo enemigo, llegó el tercer gol del elenco locatario. Una definición premium desde afuera del área de la figurita del partido, Lucho Ortega, parecía que sentenciaba la historia. Iban 21 minutos del segundo tiempo, y aunque el cronómetro aún tenía minutos en el carretel, daba la sensación que el reloj de Erviti ya se había quedado sin pilas.
En ese lapidario complemento el DT de Atlanta realizó algunas modificaciones. Taborda ingresó por Fernández para romper la innecesaria línea de 5. Evelio Cardozo trocó por Dramisino. Retornó el indultado Ochoa Giménez por Saggiomo. Y Juan Bizans entró por Luque, para que ya el equipo defienda de manera poco ortodoxa en el campo de juego. Cuando al encuentro le quedaban 13 minutos para el pitazo final, Ignacio Colombini pudo marcar con la saviola. Luego de un triple enganche del juvenil Bizans por el costado izquierdo, despachó un centro a la medida de la cabeza de “Nacho”, para que el 9 Bohemio descuente e ilusione al pueblo de Villa Crespo. Pero esa esperanza chocaba con el inceberg que es este presente de Atlanta. Quién mal anda, “Maipú” acaba.
No me sorprendería que en algún sector del mundo de Atlanta se festeje que por primera vez el Bohemio pudo anotarle a este rival. Ya que en los anteriores 3 partidos nunca le pudo marcar. Fueron 2 derrotas y un empate, sin convertir goles. En los tiempos que Atlanta sufría la perdida de los 41 puntos de la tabla de posiciones de la temporada pasada, nuestro presidente Gabriel Greco, sacaba pecho porque había conseguido que le den por ganado el partido en Mendoza que fue suspendido ante Independiente Rivadavia. Así que no veo tan descabellado que se celebre está tamaña gesta lograda ante los Cruzados mendocinos.
Todavía lo sigo mirando a mi Viejo, que ya no tiene ninguna ilusión con el equipo de toda su vida. Lo veo cada vez más arrugado, como el juego de Atlanta. Lo observo lento en sus pasos, como a los defensores Bohemios. Pero a pesar de este presente gris, con achaques por todos lados, uno se siente afortunado al tenerlo al Viejo como a Atlanta en este plano de la vida. Ojalá que el próximo domingo en el horario exótico de las 11 AM pueda ir el público al León Kolbowski. Ya sé que la realidad del equipo no colabora, pero ni al Viejo ni a tus colores podés dejarlo tirado en momentos complicados.
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