21 noviembre, 2024

Un lugar, todas las disciplinas

Se jugó en invierno, pero el fútbol de Atlanta sigue siendo de otoño

La columna del Bohemio.

Atlanta vs Deportivo Maipú

Debería ser ley que los hinchas que van a la cancha con extremo frío reciban un premio. Si gana el equipo que fueron a ver, vaya y pase. Si empata tampoco podes hacer mucho reclamo, por ahí habría que especificar qué tipo de igualdad lograron. No es lo mismo ir ganando como un campeón y que te lo empaten en la última jugada. Pero el problema es si perdes, ahí te podes hasta ahorcar con la bufanda. Si las autoridades de la seguridad en los estadios leen esto, van a prohibir el uso de bufanda como cuando te impiden ingresar con el cinturón del pantalón, con una birome, con un encendedor o con el paraguas para que te cagues mojando. Por eso, si tu equipo perdió se tendría que activar una suerte de seguro contra el mal tiempo(?) Desconozco cual tiene que ser el beneficio, pero a continuación les dejo algunas sugerencias:A) Que el club de tus amores te devuelva el 50% de la entrada abonada.B) Entendiendo que no todos garpan la entrada y quitando de esta lista a los que garronean las de protocolo, la segunda opción sería que pagues con descuento el próximo mes la cuota social. C) Que la AFA te haga un regale especial. En esta coyuntura tan particular, podrían hacerse cargo de un viaje a Miami a ver el negocio en el que está montado Messi. D) Esta última opción ya sería por las consecuencias que pudo arrojarte ese frío que te caló por todos los huesos. Por eso sugerimos un all inclusive en alguna farmacia de tu barrio. Con lo caro que salen los remedios, uno ya no sabe si cenar paracetamol o clavarse un kilo de bife angosto para la gripe que se avecina.

Para escribir esta nota del encuentro que Atlanta disputó ante Deportivo Maipú por la fecha 22 de la zona B de la Primera Nacional tuve que tomarme muchas horas ya que mis dedos seguían congelados después del clima vivido en Villa Crespo. Este no era un partido cualquiera para el Bohemio, no solo era el debut de Nicolás Diez como DT en el León Kolbowski, sino que el dueño de casa enfrentaba a un rival al que nunca le pudo ganar. Tampoco es una paternidad tan longeva, data de 1990 y apenas jugaron seis veces. 4 victorias del Botellero y 2 empates. Aunque de local, nunca Atlanta pudo marcarle un gol. Encima que las estadísticas eran esquivas, el elenco mendocino venía segundo en la tabla de posiciones, a la espalda de Independiente Rivadavia, que también es mendocino. Con todos los planetas tan desalineados, ganar parecía muy utópico como esperar que las recetas del FMI ayuden a crecer a la República Argentina.

Para este partido very difficult el flamante DT Bohemio realizó un solo cambio. Ingresó Alan Aguirre por Valentín Gelos, que luego del doparti nos enteramos de boca del entrenador que no jugó por temas contractuales con la institución. Así formó Atlanta en la noche invernal para medirse ante Deportivo Maipú: el arco fue abrigado por Sumavil. En el fondo anduvieron de remerita y pantalones cortos Camargo, Aguirre, González y Pinto. El medio tuvo a Bogado de caloventor, aunque nunca se enchufó. Cerquita de él funcionó a kerosene Dramisino. Por derecha se movió como un rompevientos Becker y a la izquierda nos morimos de frío con Ríos. Suelto jugó Galeano al que le faltó ponerle su fútbol térmico al partido. Y de “9” se vistió Mazzola que es ideal para este clima polar, con su desempeño te hace calentar para que te olvides que hace frío. Si bien después fue mutando el sistema meteorológico del cotejo, los números del tiempo arrancaron con un marcado descenso de los jugadores en el campo, en el radar detectamos que granizó un 4-4-1-1 con un claro viento de cola a favor del clima mendocino. 

Hay frases célebres que aún recordamos cuando algún episodio nos sucede. Si vemos a un señor, a la que la belleza no golpeó su puerta, de la mano de una despampanante señorita, nos viene a la mente Jacobo Winograd con su billetera mata galán. Solemos decir a lo Julio César que las cartas están echadas cuando esperamos el resultado de algo que hemos experimentado. También, indicamos que no quiere más lola cuando un elemento o una situación ya no nos sirve, sin tener claro el origen de esa frase. Lola fue la primera galletita de Bagley en la Argentina y se la daban en los hospitales a los enfermos. Por ende, cuando ya el paciente se estaba muriendo no la comía y de ahí nació que este no quiere más lola.Pero también en el fútbol tenemos una frase de cabecera que trasciende las décadas. Como una suerte de mandamiento o de castigo divino se dice que los goles que erras en el arco contrario los lamentas en el propio. En este Atlanta Deportivo Maipú se puso en práctica y se cumplió a rajatabla.

El primer tiempo el elenco de Nicolás Diez tomó una postura de espera como si pesarán los 14 puntos que separaban un equipo del otro en la tabla de clasificación. Los dos en su medida justa tuvieron chances de abrir la cuenta, aunque siempre pareció más prolijo el equipo mendocino. Atlanta tuvo sus oportunidades de gol ya en la adultez del primer tiempo y las definió como un abuelo pateándole al nieto. Dos buenas jugadas de Becker y tres goles fallados. A los 33 minutos un gran pase del mencionado tenista para que Ríos encare dentro del área y entone el primer grito sagrado, pero desafinó más que Iliana Calabró con la versión de Libre de Nino Bravo. Se llevó por delante el balón y la pelota lo abandonó como un amor que se siente traicionado y así el esférico se fue del campo de juego. Insólito lo que se vio, pero aún faltaba lo peor. 

Dos minutos más tarde de la tragicómica acción de Ríos llegó la doble chance que desperdició el Bohemio. Otro jugadón de Becker que lo bajaron con una tremenda falta que el referí Pablo Dóvalo dejó seguir pero que luego no cumplió con la sanción disciplinaria, ya que quedó en un solos y solas Galeano con el arquero rival. Su tiro dio en el cuerpo del golero, pero el rebote sonriente le fue a Mazzola, pero este tipo tiene menos gol que Eber Ludueña y por eso definió para la mona. Su remate se fue tan alto que visitó la casa de la luna.

Deportivo Maipú al zafar de esas jugadas que tuvo en su área se fue de campamento a la del Bohemio. Empezó a tener un picnic de oportunidades de gol. Todas eran canceladas por Sumavil. La mejor fue un cabezazo que le sacó al “6” de ellos cerca del rincón del vago de su palo izquierdo. Una atajada a lo Pato Fillol, a lo Dibu Martínez o a lo Pacho Rago. 
Siguiendo con las frases históricas, tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe. A los 42 minutos se quebró la paridad y abrió el marcador el Botellero. Atlanta no cubrió su paño derecho del campo, allí se filtró el “11” de ellos que metió un centro rasante que desfiló por toda el área rival, para que Santiago González, el “7” bravo que tienen, defina arrojándose al piso para atacar el balón y convertir el primer gol del match. Los partidos se cocinan en la mitad de cancha, pero la comida se morfa en las áreas. El dueño de casa atacó mal y defendió peor, y por lo general esos errores tienen consecuencias. Maipú lo aprovechó demostrando porque uno es el segundo de la tabla y el otro transita por la mediocridad de la ancha avenida del medio.

Para el segundo tiempo Nicolás Diez no hizo cambios, aunque candidatos sobraban para dejar el campo, el tema que tampoco los que estaban en el banco te hacían pintar de color esperanza el panorama. La ilusión se incrustó en el medio del corazón de los hinchas cuando Atlanta dispuso a los 4 minutos de un penal bien sancionado por el colegiado. Les diría que en esa maniobra que arrancó con un pase profundo y certero de Galeano para el pibito Ríos, hubo dos penales en la misma jugada. El arquero lo tumbó a nuestro “10” y el “6” de ellos puso la mano en el siguiente disparo del “9” Bohemio. Está claro que dos penales no te pueden dar, mucho menos viendo como lo pateó Galeano. Anunció en todos lados como lo iba a rematar. Lo posteó en sus redes sociales, lo subió al estado de WhatsApp y hasta lo escribió por mail. Disparo débil al palo derecho del guardameta y atajada para mantener el Botellero la victoria en sus arcas.

Casi diez minutos más tarde del penal malogrado llegó otra maldición a Villa Crespo. Un horror defensivo que nació en la mitad de cancha derivó en una contra feroz del rival. Allí Santiago González se metió al área bohemia con pelota dominada, Camargo hizo un penal que ni en pre novena cometes. En vez de acompañarlo al delantero que ya se estaba perfilando contra los carteles publicitarios, fue al piso a barrer y metió la gamba. Una infracción clarísima, ni aunque le pongas toda la teca a Burlando te podía dar una mano para defenderte. Obviamente que fue el “10” de ellos a patearlo, el experimentadísimo Rubens Sambueza de 39 pirulos, que cambió por gol la pena máxima. Su remate fue hacía la derecha de Sumavil que se quedó casi arrodillado en el medio creyendo que el tiro desde los 12 pasos iría al centro. De poder empatarlo e ir con todas las ganas locas a dar vuelta el resultado, te encontrás 2 goles abajo por miserias propias. 

El desastre defensivo no le dio la exclusividad a Camargo, también se destacó en el compendio de horrores Fernando González. Salió jugando por abajo Sumavil con el mencionado defensor que perdió el control de la pelota y se la extirpó el Sensei de Deportivo Maipú, Rubens Sambueza. El ex volante de River se fue como una flecha al área rival y se la sirvió en bandeja al otro González, Santiago, para defender el honor del apellido y estirar la ventaja por 3 en el tanteador. Otro gol por gentileza de Atlanta, qué servicio notable se les da a los visitantes. Parecía que ese dato maldito que Atlanta nunca le anotó un gol en Villa Crespo a Maipú seguiría indestructible. Se generaron jugadas y ninguna se facturaba. La más contundente para pasar por caja fue un cabezazo de Mazzola que reventó el caño izquierdo de la portería adversaria, luego de una nueva habilitación estelar de Becker, que a este nivel está para jugarle a Alcaraz. 

En la danza de cambios, demorados, Mouche ingresó por Ríos que se sigue ahogando en la orilla. Luego entraron tres de un tirón, mostrando desesperación y confusión. Mosca reemplazó a Pinto, Ferreira a Mazzola y Marín a Bogado. Ya en el final entró (mal) Bisanz por Camargo para que Dramisino termine jugando de “4”. Pero el gol del honor(?) Llegó para el dueño de casa. A 20 minutos del final se ejecutó un tiro de esquina que cabeceó con fineza Marín, para que en el segundo palo la empuje González, el apellido del partido. Más allá que faltaba tiempo en el cronómetro, Atlanta se quedó sin fútbol para buscar la épica. Chocó con sus limitaciones, ya dejó de verle la cara seguido al arquero de enfrente y terminó perdiendo 3 a 1 en su reducto ante Deportivo Maipú, que vino a Buenos Aires y se aprovechó de todas las ofertas que vio por Villa Crespo. 

Se jugó en invierno, pero el fútbol de Atlanta sigue siendo de otoño. Con la llegada del nuevo cuerpo técnico, Juan Daniel Galeano aparece más adelante en el campo y hay momentos que no tiene a nadie como opción de pase. El único que viene dando la cara por el equipo es Becker, el resto está en un subibaja que se torna muy peligroso. Hay puestos que no tienen dueño, ni inquilino ni okupa. Camargo cubre menos su costado que la microbikini. La zaga central demostró que si sale jugando es peligrosa como contarle un secreto a Jorge Lanata. Nuestros defensores perderán la pelota en la retaguardia y el fundador de Página 12 contará todo sin importar que la salud del otro pertenezca a su vida privada. Encima, Nicolás Diez heredó un mercado de pases en el final de la primera ronda que dio lástima. Kevin Pavia es un extremo que no concentra porque según el DT hay 6 delanteros por delante de él. Tomás Fernández llegó para maquillar las salidas de Rasso y Del Grecco, otros dos que nunca se entendió porque vinieron.

El que más juega de los nuevos es el “9” de repuesto. El guaraní Javier Ferreira. Siempre entrando en los segundos tiempos. Si había un lugar en la cancha que se necesitaba un titular era el del centrodelantero, pero el que arribó vino a mejorar el banco más que a jerarquizar la ofensiva. Ni les cuento lo tenebroso que es ver lo mal armado que está el sensible puesto de “5”, que era después del delantero de área el que más había que reforzar. Obviamente no llegó ninguno. Mientras los que toman las decisiones en el fútbol sigan manejando este auto sin frenos lo más probable es que en alguna curva choquemos. Hay que prenderle velas a que sigan existiendo en la ruta los coches de Villa Dálmine, Tristán Suárez y Chaco For Ever. Pero si continuamos dándonos tremendos palos, no siempre el cinturón de seguridad de las obras que se hacen en el club te va a salvar la vida. 

La próxima fecha Atlanta sigue desafiando a los mejores equipos de su zona. Irá a Mendoza, a enfrentar al líder Independiente Rivadavia, será el sábado a las 20 horas. Se proyectará Fiebre de sábado por la noche, esperemos no resfriarnos con tanto clima frío que sufrimos tanto dentro, como fuera de la cancha.