En la tarde del domingo 26 de enero, el helicóptero personal de Kobe Bryant se desplomó en las montañas de Calabasas, California, en la ciudad de Los Ángeles. En la aeronave viajaban nueve personas, entre las cuales estaban Kobe (41) y su hija Gianna de 13 años, no hubo sobrevivientes.
Muchos aún siguen sin creerlo, es algo inconcluso, difícil de asimilar, un jugador tan querido y respetado por todo el mundo del deporte, dice adiós de forma prematura. Aún no hay respuestas, no hay explicaciones, las últimas conversaciones del piloto y la torre de control, eran para hacer un giro hacia el suroeste, luego todo fue silencio. Algunas personas apuntan a la densa niebla que había en el lugar, otros a un desperfecto en la aeronave; lo cierto es que Kobe deja de estar con nosotros y su hija Gianna, que según su padre, era el futuro del baloncesto femenino. Genera escalofríos.
La vida continúa, como él supo decir en varias entrevistas, ya se lo extrañaba en las canchas, ahora deja un agujero en la historia del deporte, un triste e injusto adiós a una leyenda, a La Mamba Negra, el cielo sumó otra estrella…
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