1 – Deportivo Riestra 3
Después del triunfo ante Belgrano, que parecía que le traía orden y progreso al bohemio, todo volvió a la normalidad, y la algarabía por una victoria ante los Piratas cordobeses se borró de un plumazo cayendo 3 a 1 ante la bebida energizante de Riestra. Si de bebidas hablamos, Atlanta ni siquiera es una “Manaos”. Su fútbol es una “Teem”, una “Qu4tro Pomelo” o una “Bidú Cola”. Desde aquí le recomendamos a los sub-35 que googleen estos emblemáticos(?) nombres.
Da la impresión que si el elenco de Erviti no convierte de entrada, en esa edición limitada de ataques que tiene, es casi una misión imposible verlo anotar en otro momento del doparti. Ni por un DNU firmado en Balcarce 50, Atlanta hace un gol después de los 30 minutos. Y si el rival marca primero, el equipo envejece como 30 años. Cuando el conjunto de Villa Crespo está abajo en el resultado, no lo levanta ni con una grúa, transita deprimido el resto del partido. Este mal ya es crónico, en la temporada se repitió más veces que los capítulos de Casados con hijos en Telefe. El presente preocupa, por eso es momento de ocuparse del futuro de un equipo sin energizante.
Por la fecha 23 del torneo de la Primera Nacional, el purgatorio para jugar en la A, Atlanta perdió ante Deportivo Riestra que debería estar en la liga del infierno. Con Guillermo Duró como entrenador, que tuvo en el 2017 un paso fugaz y en falso en el Bohemio, el equipo del Bajo Flores no para de ganar. Desde que asumió, lleva 3 victorias en fila. Y esta vez, después de un pálido primer tiempo, se llevó puesto en el complemento al elenco de Erviti, que movió las fichas para alinear un nuevo equipo titular, que volvió a decepcionar.
En el arco reapareció Damián Tello, a pesar que Nicolás Sumavil lo venía haciendo muy bien. Confusa decisión de Walter, que quiso respaldar el status que tiene en el plantel “El Loco” Tello, ya que su rol en el equipo lo ubicaba como el arquero de repuesto. Pero Sumavil en el puñado de partidos que jugó llenó mejor el formulario para ser el que le cubra las espaldas a Rago. En la defensa también hubo retoques, fue tanto el lifting que aplicó en la última línea, que la cara del fondo se le pareció a la de Nicky Jones después de pasar por el programa “Transformaciones” de Canal 13. En el lateral derecho jugó Valentín Perales, central de pura cepa que ocupó el lugar de Carrasco, que estuvo sentado en el banquillo de suplentes. Los zagueros fueron los mismos de los últimos partidos, los de la vintage guía telefónica, Pérez y López. El lateral izquierdo en esta oportunidad fue Luque, que es derecho pero en la mayoría de los partidos jugó por izquierda, como hacen muchos políticos en la Argentina. De todos modos la defensa no entregó seguridad, al equipo le falta firmeza cuando Martín García no juega, es el mejor en una zona que por momentos está liberada.
En el medio se agruparon Ramírez, Bolívar y Saggiomo, que con poco fue el más destacó de ese triunvirato de volantes. En el ataque jugaron los habituales titulares. Solari y Pedrozo por las bandas, con Colombini como referencia de área. Es una delantera que tiene el gol de forma asintomática. Tampoco es frecuente que este trinomio transforme a los arqueros como figura, es más mala praxis de los de arriba que virtudes de los defensores rivales. Encima, el recambio turístico que tiene en la faz ofensiva no le cambiá la ecuación. El problema es de raíz.
En el primer tiempo Atlanta tuvo sus contadas situaciones de gol, pero otra vez no mojó. Alán Pérez, Solari y Colombini generaron sus chances, pero fallaron a la hora de los bifes. Riestra tuvo una solita, muy clarita, de Leonel Bucca, pero increíblemente la pelota pasó a nada del caño derecho de Tello. Hubiera sido exagerado que se vaya al descanso en ventaja, pero hace añares que el fútbol y el merecimiento están divorciados, ya firmaron todos los papeles legales, se repartieron los bienes y cada uno rehizo su vida.
El equipo de Guillermo Duró realizó una variante para jugar el segundo tiempo que fue fundacional para el triunfo de Riestra. Mandó a la cancha a Víctor Hugo Gómez, que a los 3 minutos de iniciado el complemento ya pasó por ventanilla y facturó el primer gol del encuentro. También anotó el tercer tanto sacándole todo el jugo a un error de Tello, al margen que un ratito más tarde Gómez puso la mano en su área y le concedió gentilmente un penal a Atlanta. La ejecución desde los 11 metros fue perpetuada por Colombini, quien remató al palo, pero para fortuna del delantero la bola pegó en la espalda del golero Matías Vega, por ende fue un autogol. Se podría decir que se aplicó la ley del ex, ya que el portero de Riestra atajó en la temporada 2013/2014 en el Bohemio. Ese descuento solo sirvió para decorar el marcador, porque no pudo maquillar otra (mala) actuación del elenco de Erviti. Y mucho menos permitió una remontada heroica, con ribetes milagrosos, para todo eso había que contratar a Los Simuladores, y así todo dudo que Mario Santos tome el caso.
Vale también destacar el segundo gol de Riestra, que ofició de parca para Atlanta. Un instante antes Erviti había reformulado el equipo. Quitó a Ramírez poniendo al mellizo Federico Bizans. Y reemplazó a Luque con Cuenca, en pos de ser más ofensivo. Al toque de ese mejunje, llegó el segundo tanto. Nació de un lateral para el dueño de casa. La pelota se filtró en ese costado izquierdo que quedó vacante con la salida de Luque, y Leonel Bucca se encargó de aumentar el resultado, para deprimir más la moral de un equipo que en la adversidad debe usar pañales como un bebé.
Atlanta se ubica noveno en la tabla de posiciones, todavía lejos de las siete maravillas que clasifican a la Copa Argentina, que a esta altura parece ser el único objetivo que tiene en el horizonte, ya que ingresar al Reino del G4 hoy es tan difícil como acertar los numeritos que salen en la Quiniela. Por momentos el equipo juega desafiando a la suerte, con su fútbol de quimera, con un ataque que cuenta con el pozo vacante y con la defensa que no pega un acierto. El próximo sorteo, perdón el próximo partido, es en la lotería de Villa Crespo, ante un buen apostador como es Gimnasia de Mendoza, ojalá que como ante Belgrano saltemos la banca.
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