Parafraseando al nombre de la película, antes novela literaria, de la década del 30, que transcurrió en Estados Unidos, casualmente al sur de Atlanta, nos sirve de excusa para contar la igualdad 1 a 1 entre “El Bohemio” y Temperley. Un resultado que los aleja a ambos de la escena de protagonistas por el primer ascenso.
Es el cuarto partido al hilo que arranca el conjunto de Lisa ganando, tercero de forma consecutiva que no puede llevarse los 3 puntos (Derrota ante Agropecuario, y sendos empates ante Estudiantes y Temperley) Esta vez al menos no sacó dos goles de ventaja, solo fue uno, pero que tampoco pudo mantenerlo. Atlanta esta teniendo menos aguante que un yerno en la casa de los suegros.
Por la quinta fecha del express (y estafador) Torneo de la Primera Nacional “El Bohemio” en su estadio recibió al “Gasolero”. Le costó el encuentro al dueño de casa. Nunca tuvo el control remoto del partido. Su fútbol se proyectó en una tele a tubo. La imagen que dejó fue en blanco y negro, con pocos canales para ver. Ya que se destacó el primer tiempo de Ochoa Giménez y la vuelta en el complemento de un clásico de la pantalla chica como “El Ánimal López”, que tuvo en su cabeza las jugadas de gol con más rating de su equipo. De todas formas, “El Bohemio” sigue en señal de ajuste.
Temperley, sin ser la octava maravilla, en esos primeros 45 minutos manejó más el esférico sin poder lastimar a Rago. Tuvo las más clarita con un remate de Cólzera en el travesaño (En el segundo tiempo volvió a firmar contrato con el poste del frente del arco) Pero cuando nada lo hacía sospechar, Atlanta abrió la cuenta. Jugada motorizada por Ochoa Giménez, que filtró un buen pase para Ramiro Fernández. El lateral izquierdo bohemio por primera vez había abandonado la zona defensiva y se internó en la hoguera rival. Sacó un furibundo remate a la portería, que intentó atajar el golero del “Gasolero” pero la dejó viva en la puerta del arco, para que sin querer queriendo el defensor de “El Celeste” Nicolás Demartini se la lleve por delante y anote a los 29 minutos del primer tiempo el gol del dueño de casa.
La alegría al elenco de Lisa le duró tan solo 8 minutos. ¿Usted que es capaz de hacer en 8 minutos? Bueno, no espero su respuesta, porque otra vez sopa para el conjunto de Villa Crespo. Nuevamente le igualaron un cotejo. Imagino que en los próximos vestuarios estarán escuchando el tema musical “Resistiré”. Para ver si esa puede ser la solución para mantener a capa y espada un resultado. Eso sí, el de esta oportunidad, el empate de Temperley, tiene a un jugador de Atlanta como participe necesario.
Nahuel Tecilla, que viene teniendo actuaciones flojas de papeles, se olvidó en su propia área de sacar la pelota. Se enganchó con el balón como quien se enreda con el cepillo mientras se esta peinando (disculpen los pelados, no fue mi intención discriminarlos) Entonces ante tamaño error, le robó el peine, perdón el esférico Luciano Vietto al lungo zaguero central. Con el elemento a su merced, sacó un potente remate con la dirección precisa y estampó el empate.
Con esta igualdad Atlanta suma 5 puntos y salvo un milagro, no tiene chances de disputar la final por el primer ascenso. Esa final que merecía llegar por las 21 fechas que jugó en el torneo que los dirigentes del fútbol argentino decidieron mandar a la papelera de reciclaje.
Obviamente que este presente tiene como responsables a los jugadores y al DT. Pero los culpables son otros. Y esos son los dirigentes del club, que no pudieron defender esa excelente campaña en las oficinas de Viamonte 1366 o vía zoom. Ahora quedará levantarse, intentar terminar lo más alto posible en la zona campeonato para acomodarnos mejor posicionados en la línea de largada del “Reducido”, ese que arroja el segundo ascenso a Primera. Es cierto, que para entender como se juega necesitas tener el whatsapp de Adrián Paenza. También es verdad que al hincha de Atlanta le hablan de reducido, y llora. Tanta veces se quemó con esos octogonales, que ve una vaca y la abraza. Pero veremos que nos depara el futuro. Por ahora el presente nos indica que lo que El “Vietto” se llevó, aún nos duele.
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