7 septiembre, 2024

Un lugar, todas las disciplinas

Ante la Fragata, Atlanta se zarpó

La crónica Bohemia

Atlanta

El buque de guerra bohemio volvió a salir a flote en su tercera misión en la Primera Nacional. Esta vez navegó en los mares de Isidro Casanova contra la embarcación de Almirante Brown. La tripulación del Capitán Erviti, con esfuerzo y dedicación, le ganó 1 a 0 al ejercito náutico de La Matanza.

El hundimiento del barco se produjo con un ataque a la red de Pedrozo. Antes del disparo de Fabricio, la maniobra contó con una jugada maestra del teniente Colombini, que con un taco glamoroso y efectivo lo habilitó para que llegue ese misil del delantero de Atlanta. Triunfo gigante como un trasatlántico el que consiguió en aguas ajenas el velero de Villa Crespo.

Después de ese gol, concebido a los 29 minutos del primer tiempo, el bohemio sintió culpa y padeció el último cuarto de hora. El dueño de casa inclinó la cancha. Le llegó en varias oportunidades con la claridad de un día de verano. Rago, el palo y algún error arbitral se encargaron de impedir la parda del rival. Se parió el final de los primeros 45 minutos. Se terminó con la lengua afuera y con más dudas que certezas.

En el complemento, cuando todo parecía ser apocalíptico por como terminó Atlanta ese primer acto, Erviti en su lugar de (Gran) DT hizo todo bien. Metió los cambios precisos, para cortarle todos los caminos a Almirante, que se equivocó estacionando cerca del área rival a 4 delanteros, que sumándole el cerrojo bohemio, se vio obligado a tirar la pelota a cualquier parte.

La primera variante con buenos ojos de Erviti fue la de quitar a Fernández. No estoy haciendo apología política, ni vengo a desestabilizar a ningún gobierno. No sea mal pensado. Me refiero a Ramiro Fernández, el lateral izquierdo. Estaba al borde que lo rajen (otro error del colegiado que debió expulsarlo) Walter rápido como Usain Bolt, lo reemplazó por Luque, que cerró ese carril como protesta piquetera en la 9 de Julio. Tanto el laburo de Luque como el reclamo en la ancha avenida porteña son necesarios.

Los otros (buenos) cambios, que no cuentan con la mejor prensa, que son odiosos como vecina chismosa, son lo que aplicó Erviti quitando a un mediocampista ofensivo y a un delantero para que ingrese un defensor y un volante central. Salieron Pedrozo, el autor del gol, y Riquelme, que por momentos tiene cosas de Román y en otras del personaje de Videomatch. Entraron Perales, zaguero central de pura cepa y Casazza, que aún no le pude sacar la ficha. No sé si es defensivo u ofensivo. Pero no se preocupen, es cosa mía. Para tratar en sesión.

Entre los puntos altos de Atlanta se destaca Colombini, que laburó en el ataque todo el tiempo. Participe necesario en el gol de Pedrozo con ese taco aguja delicioso. Y siempre estuvo rodeando la manzana del gol.

También sobresalió Flores en el lateral derecho. Aportes sólidos en defensa y sobretodo descarga de cofianza en la ofensiva. Un tractor, que a veces abusa de la posesión, pero que ante “El Mirasol” redondeó una buena actuación.

Los otros que completan el póker de figuras son Rago, una fija a la hora de llenar el álbum de figuritas, y Pedrozo. El primero porque evitó los goles con todo su cuerpo y el último porque volvió al gol. Después de una batería de tiempo regresó a marcar tendencia en las redes, estrenando la 10 en la patente trasera de su camiseta. Es sabido que ese número tiene dueño y es de Joaquín Ochoa Giménez. Pero a Joaco el último hisopado le dio positivo de Covid. Aprovechamos estas líneas para desearle una pronta recuperación, al igual que al entrenador de arqueros, Daniel Saranzotti, ambos afectados por ese mal bicho que nos aterra desde hace un año.

Ante la Fragata, Atlanta se zarpó. Es cierto que aún le falta más fluidez en el juego. Todavía no encontró en el lote de volantes, a su crupier. Por momentos necesita prenderle velas a los laiman para que siempre levanten la bandera, porque en defensa como en el whatsapp esta en línea.

Ya lo dijimos en la anterior entrega, por ahora es prematuro dar un pronóstico. Ni vamos a pedirles que salgan con un paraguas a la calle ni tampoco que se vistan con una remerita y un short. En el radar figura buen clima, ya que no todos los días se arranca un torneo con 7 de 9 puntos posibles. Seguramente se vendrán algunos chaparrones, ojalá que esos lleguen con el invierno o recién en primavera.