
Temperley 0 – 2
Parafraseando a una canción de Raffaella Carrá, que la última sangrienta dictadura cívico-militar del país hasta le cambió el nombre a ese tema musical, Atlanta llegó a Turdera para ganar por primera vez en rodeo ajeno. Y no fue un triunfo meramente administrativo, con la casualidad como aliado, todo lo contrario. Fue una victoria con autoridad, respaldada desde el juego, con convicción y ambición. Se destacaron varios futbolistas en el Bohemio, pero el que rompió el molde fue Juan Daniel Galeano, el titiritero de un equipo que tuvo voz propia. Fue el mejor partido del campeonato, para vencer con todos los honores a Temperley 2 a 0.
Las mejores postales del cotejo se dieron en el primer tiempo. No me refiero a los goles que llegaron en una ráfaga de minutos en esa primera mitad, ni del juego elegante de Ramón Fernández o Juancito Galeano, sino de ese abrazo del alma entre los jugadores y el cuerpo técnico cuando se concibió el segundo tanto. Ese mismo cuerpo técnico cuestionado por propios y extraños. Que desde esta columna hemos criticado a gran escala. Daba la sensación que después del primer tiempo ante Flandria el ciclo estaba agotado. Nadie podrá asegurar que enchufaron a 220 las baterías, pero al menos hubo 90 minutos de fútbol que hacía rato no se veía. Ojalá que esta carga alcance para el resto del torneo, al menos ante Temperley la aplicación del buen juego funcionó muy bien. Nunca se colgó, no consumió muchos megabyte y se disfrutó de principio a fin. Traigan Gigas que la ilusión renovó su abono.
Por la fecha número nueve del libro Gordo de Petete de los torneos del fútbol argentino, el elenco de Erviti visitó la casa del Gasolero. El conjunto de Villa Crespo repitió 10 de los 11 obreros voluntarios que le ganaron la jornada pasada al Canario de Jauregui. La única variante fue la vuelta a la portería de Francisco Rago. Con el golero recuperado la escuadra formó de la siguiente manera: en la defensa estuvieron Molina, Pérez, Colombo, de destacado encuentro, y Perinciolo. En el medio jugó Maxi González y a sus costados los dos diamantes que tuvo el equipo: Galeano y Fernández, las usinas de fútbol del equipo bohemio. Adelante se posicionaron Marcioni, que redondió el mejor partido desde su vuelta. Klusener y Berterame completaron el podio ofensivo. A estos nombres propios solo le falta Evelio Cardozo, uno intuye que si todo sigue viento en popa el jugador surgido de Racing desplazaría del equipo titular al ex San Lorenzo y San Martín de San Juan, Gonzalo Berterame.
Después de un arranque dudoso, Atlanta dominó el partido. El primer tiempo se tornaba para relojear la almohada, solo te despabilaban las intervenciones estelares de Fernández y Galeano, quién jugó su mejor partido desde que pegó la vuelta. Ya había mostrado parte de su repertorio en otros encuentros, pero frente a Temperley ofreció un recital infernal. Remates al arco pegadizos, distribución del juego para que cantemos una que sepamos todos. Le puso ritmo al equipo y sacó a bailar a los rivales. Sublime actuación del 10 bohemio en el escenario de Temperley.
A los 36 minutos del primer tiempo el team de Erviti abrió la cuenta, esa que pudo haber llegado con un tiro de gracia de Marcioni o un cabezazo de Alan Pérez. El disparo de media distancia de Juan Daniel encontró un socio capitalista que le resolvió todo. El arquero del Gasolero, Matías Fidel Castro, en su afán de querer rechazar la pelota terminó metiéndola dentro de su muro. Claro, con ese apellido no podía perjudicar a Atlanta. En la recta final de la etapa inicial el visitante marcaba el primer gol con la colaboración de Fidel, que estuvo más cerca de hacer una de Pintos que una del Comandante.
Cuatro minutos más tarde el Bohemio pasó por ventanilla y anotó el segundo tanto del doparti. Marcioni se soltó por la derecha, levantó el balero y metió un centro preciso, toda una excepción a la regla para su carrera. En el envío al área chica encontró el marote de Klusener, que en ese sector del campo conoce todos los recovecos, sabe los secretos mejor guardados de esa porción de la cancha, es un especialista en el código penal y sus coquetos alrededores. El ex delantero de Talleres se desmarcó, se acomodó para desorientar al defensor rival y aprovechó la buena habilitación para conquistar el segundo gol. Fue en ese momento que llegaron los abrazos de los player y el cuerpo técnico. Felicidad plena en Turdera.
El segundo tiempo Temperley no reaccionó, el elenco de Erviti lo dominó como hacen las fake news con un sector de la sociedad. Los cambios que el DT bohemio realizó durante el complemento no desconectaron al equipo, lo siguieron alimentando. La primera variante fue la de Martín García por Berterame, ahí se mutó a jugar con 3 centrales y con dos laterales volantes (Molina y Perinciolo) Pedrozo ingresó por Marcioni y Donato por Klusener. Extrañamente está vez Bizans no tuvo minutos, tal vez el míster prefirió guardarlo porque el partido parecía planchado. Las últimas modificaciones fueron la de Saggiomo por Ramón Fernández y Dramisino, que volvió de la lesión, entró por Perinciolo, manteniendo las formas, ya que Alejo jugó en la extrema izquierda.
Lo más destacado del segundo tiempo pudo haber sido un golazo de Galeano, para ya votarlo como el mejor tanto del campeonato, para postularlo en el premio Puskas, y tenerlo entre los favoritos de los vídeos guardados en el celular. En tiempos de sorteos del Mundial Juan Daniel casi le rinde tributo al jugador de Arabia Saudita Saeed Ali Al-Owairan, que en Estados Unidos 94 hizo uno de esa envergadura en primera ronda ante Bélgica. A los sub-30 les recomiendo que entren a YouTube y lo vean. Fue el gol de los Maradona con turbante, ese que Galeano pudo haber concretado ante el Gasolero pero por falta de definición en la última maniobra no cosechó.
Como ya hemos mencionado, Atlanta jugó el mejor partido del torneo, es cierto que no hay tantos en la colección, pero hasta aquí se vieron malas producciones. Se aprobó el encuentro ante Belgrano por la calidad del rival y se rescató la puntería en el segundo tiempo ante Flandria. Pero ante Temperley hubo solidez, eficacia y determinación. El equipo probó mil veces rematar al arco, toda una rareza en nuestro fútbol, muy meritorio para el Bohemio. Tal vez fue un homenaje al Chango Cárdenas, que es cierto que es ídolo de Racing, pero no deja de ser un emblema para el balompié argentino. El conjunto de Erviti tocó su mejor melodía, ya lo decía Raffaella Carrà: para jugar bien hay que venir al Sur, y el Bohemio le hizo caso y atrapó una victoria que lo eleva en la tabla de posiciones, que lo acomoda en el selecto grupo que entra al reducido. Pero esta debe ser la primera piedra fundacional, sino el triunfo ante el Gasolero servirá solo para tener una semana redonda.
En la próxima jornada Atlanta recibirá a Morón. Si no hay despedidas anticipadas en el Gallito será la vuelta de Orfila al Gran León. Ojalá ahora que el Bohemio se subió a la ruta del triunfo no haya más rotondas que lo saquen de la carretera, que no aparezca ningún peaje que le baje la barrera y que el combustible no se acabe. Esperamos que Erviti sea el Gago de la Primera Nacional. En algún momento su ciclo parecía finiquitado, como el de Pintita en Racing. Habrá que aguardar algunas fechas para saber si la actuación ante Temperley fue un oasis en el medio del desierto o el primer eslabón de un collar de gran calidad. Prefiero ir buscando un buen cuello a un camello y creer que el Bohemio levantó su nivel de acá hasta el final de nuestros días.
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