1 – Estudiantes BA 0
Y un día se terminó el maleficio. Se cortó la sequía sin gritar un gol Bohemio en las gradas del Gran León. Por fin se festejó un triunfo en casa con la melodía del público oficiando de DJ. No fue una victoria para bailar arriba del parlante, ni quitarse toda la ropa mientras se toma un trago exótico. El partido no ofreció barra libre, pero hacía tanto tiempo que no se ganaba en el boliche de Humboldt al 300 con el aforo del 50 %, que vale la pena festejar tamaño acontecimiento.
El triunfo 1 a 0 ante Estudiantes no le permite al alumno de Erviti aprobar ninguna materia, la cursada esta finalizando con más aplazos que notas altas, pero ni a diciembre ni a marzo quedará pendiente una victoria en nuestro colegio. Queda una sola clase, que será sobre Mitre en Santiago del Estero, para terminar el ciclo lectivo. En 2022 habrá que recursar la Primera Nacional, aún sin saber con qué profesores y alumnos, pero lo que no se modificará será el aliento de los padres, madres, tutores o encargados de Villa Crespo.
Por la fecha 32 del campeonato que sirve como sala de espera de la Primera, Atlanta en su reducto recibió al Pincha de Caseros, que como su apodo lo indica y al igual que nosotros, no corta ni pincha en este torneo. El partido se jugó en un día muy especial, en un fin de semana de nostalgias y llantos. El duelo terrenal entre estos dos equipos se celebró en el primer cumpleaños sin Maradona en esta tierra. En los encuentros que se disputen en todas las categorías, desde la A hasta la Z, se detendrán los partidos en el minuto 10 para homenajear al Diez. 60 segundos de aplausos, de imágenes de “Pelusa” jugando a la pelota y el himno nacional que se entonará: “¡Olé, olé, olé, Diego, Diego”!
Para este cotejo Erviti diseñó un par de cambios con respecto al equipo que perdió ante Alvarado. Rago y su cuarteto defensivo se mantuvieron intactos, es decir que a su santidad Francisco lo acompañaron: Carrasco, Pérez, García y Fernández. En el medio llegó la primera novedad, Dramisino reemplazó a Saggiomo. Bolívar y Ochoa Giménez completaron el ruido del medio. Adelante en el triángulo ofensivo estuvieron Juan Bizans (ingresó por Pedrozo) Colombini y Cardozo. Está vez Evelio, como si estuviera en penitencia, fue a cubrir la banda ancha izquierda, un puesto que lo limita más de lo que lo premia. En definitiva, el Bohemio se plantó con su marca de agua, el 4-3-3.
Los 45 minutos iniciales fueron un bodrio, un espanto con todas las letras del abecedario, tanto el español como el griego. Encima, el doparti comenzó a las 11 de la matina, es por eso que el bostezo hizo más goles que Gómez Voglino con la del Bohemio. En el cumpleaños de Diego, tanto Atlanta como Estudiantes en ese primer tiempo jugaron para homenajear a Peter Shilton. Cero situaciones de peligro, los arqueros trabajaron menos que Macri en su vida, ni para espiar servían. Impresentable por donde lo mires, el noveno y décimo puesto que tenían en la tabla de posiciones los calificaba, los pintaba de cuerpo entero. Más de un simpatizante que pagó la entrada ya estaba llamando a defensa al consumidor.
Extrañamente Erviti no preparó ningún cambio para el complemento, siendo él muy devoto de las modificaciones en los entretiempos. Pero en esta segunda mitad hubo un nombre propio que levantó al equipo, fue como un energizante, un café veloz que le cambió el alma a la escuadra bohemia. Alejo Dramisino se vistió de motor para el team de Villa Crespo. Empezó a pedir la pelota, como si tuviera hilos en los pies unió a todos con el balón como aliado. Le dio una dinámica diferente que estuvo ausente en los 45 minutos iniciales. Junto a Rago, fueron los pilares de un triunfo muy festejado.
A los 14 minutos del complemento, mientras todo Estudiantes reclamaba que no era córner, Atlanta encontró el gol de la victoria, que fue algo confuso, como una radiografía de la temporada 2021. Previamente Ochoa Giménez lo tuvo en la suela de su zapato, después de dejar despatarrado al arquero rival. Iba hacer como el gol de Caniggia a Brasil, pero le faltó el pelo del “Hijo del viento” y la definición del compadre de Diego.
Pero volvamos aquel tiro de esquina. El centro vino desde el costado derecho del ataque, para que se cumpla a rajatabla una vieja axioma del fútbol, dos cabezazos en el área siempre es gol. Claro que esta a frase la tuvieron que maquillar, ajustarle algunas tuercas para que se haga efectiva. Porque el segundo cabezazo fue de “Nacho” Colombini, tapado magistralmente por el arquero Centurión. La pelota quedó boyando en la puerta del arco y ahí Don Ignacio estiró la pata y desde el suelo anotó el único tanto del encuentro. Delirio para el hincha bohemio. Las butacas del León Kolbowski sonrieron como hacía rato no sucedía. En una jornada dorada desde lo climático, por fin en Villa Crespo salió el sol para Atlanta.
Luego de pasarse al bando ganador, Erviti comenzó a meter los cambios, el primero fue raro como musulmán con una sola mujer. Ya que sacó al elogiado Dramisino para que ingrese Pedrozo. Por las características del que salía y sobre todo por el que entraba, era una modificación más atinada para cuándo vas perdiendo que ganando el partido. Retirar a un peón y poner a un caballo, parecía osado. Afuera un volante, adentro un delantero. Salvo que Alejo haya pedido el cambio, su permanencia en el equipo era vital y móvil. Sumado que al toque salió lastimado Joaquín Ochoa Giménez, que tenía todos los números de la rifa comprados para que él sea el primer sacrificado dentro de los titulares. Pero “El Cañito” tiene esas curiosidades, como cuando jugaba, le gusta sorprender a grandes y chicos.
Después llegó el resto de las variantes, más lógicas por los puestos que salían y los repuestos que lo reemplazaban. El ya mencionado de doble apellido Ochoa Giménez era suplantado por Ramírez y Bizans dejaba el campo por Solari. Más tarde se produjeron los recambios para la resistencia. Luque con más vocación ofensiva entraba por Carrasco y el zaguero central Martín López pisaba la tierra en lugar de Evelio Cardozo, que nunca se encontró en el partido, ni su sombra lo siguió.
El final del pleito sirvió para tributarle el amor eterno a Rago. El golero Bohemio dentro de su casita detuvo un remate a quemarropa sublime, puso la mano de Dios un par de veces para que la bola no bese la red y descolgó unos centros administrativos para mandar a callar el peligro. Dramisino fue la piedra fundacional que contagió al resto. Colombini se anotó en las redes, fue el community manager de la victoria. Y su majestad Francisco Rago bancó la parada cuando se puso brava. 3 nombres propios que le dieron identidad al triunfo en Villa Crespo.
Como ya se mencionó más arriba, a Atlanta le queda un partido por jugar en Santiago del Estero ante Mitre, será el último porque en la jornada definitiva, la 34, queda libre. Si no hay cambios en la cartelera, se juega el viernes a las 21.10. Imaginamos que el telón no solo al Bohemio se le bajará, también a otros actores de esta temporada. Pero aún es temprano para especular con los protagonistas de esta serie que tendrá una nueva versión en el 2022. Sobran días en el almanaque para ser crítico de la pantalla chica. Ojalá que la próxima zaga abandone la ficción y nos regale la mejor historia romántica de nuestras vidas.
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