2 diciembre, 2024

Un lugar, todas las disciplinas

Le faltó un energizante para ganarlo

Atlanta

Todavía mastico bronca. Sigo puteando a Stinfale, a Morla, a Speed y a Irak(?) Después del insólito empate 2 a 2 de Atlanta ante el detestable Deportivo Riestra Asociación de Fomento Barrio Colón, más conocido por su nombre de pila Riestra. Aunque también se lo reconoce por todas las patrañas que llevó a cabo en nuestro fútbol. Por ejemplo: se entrenó en su estadio cuando en ese momento de la pandemia todos los jugadores lo hacían por zoom. Obviamente que la sanción ejemplar que la dirigencia de la AFA anunció aplicarle, jamás existió. Podría seguir contando los chanchullos de una institución que juega al límite del código penal, pero no tiene sentido. Solo digo que Riestra es el Francisco de Narváez del fútbol argentino. A base de mucha guita uno armó una (pésima) carrera política, y el otro un (odioso) equipo de fútbol. Ojalá que el conjunto de Villa Soldati termine desapareciendo como le pasó en la vida política al dueño de “Casa Tía”.

El primer tiempo disputado en el coqueto estadio de Atlanta fue intolerable como visita al dentista. Riestra defendió con todos los dientes, a algunos de sus futbolistas hasta se le escaparon los colmillos y debieron ver la roja, pero el referí Rodrigo Rivero prefirió la anestesia de la amarilla. El conjunto de Soldati marcaba con el torno encendido y entre las faltas ásperas que cometía y las mañas para inventar infracciones que no sucedían, el elenco de Erviti terminó perdiendo la muela de juicio. Le faltó cambio de ritmo, ni Riquelme ni Ramírez le ofrecieron un puente a sus delanteros. El fútbol bohemio en esos primeros 45 minutos terminó con varias caries. Mucha tenencia y poca profundidad, una postal repetida en anteriores partidos, que se nota como el uso de aparatos ante rivales que juegan en la sala de espera. El odontólogo Erviti debía trabajar en esa boca bohemia para que en el segundo tiempo haya variantes para morder mejor al mal intencionado equipo de Guillermo Szeszurak, que sin chistar te manda a hacer un tratamiento de conducto.

El Bohemio para el arranque del segundo tiempo produjo dos cambios. Taborda por Pedrozo y Perales por Riquelme. Modificó el esquema, puso un triunvirato de centrales en el fondo (Perales, Pérez y García) liberó a los laterales para que se abra la cancha, un aspecto poco explotado en la primera mitad. Pero Riestra seguía defendiendo con una multitud, casi con la misma cantidad de usuarios que ingresaron a youtube el sábado a la madrugada para ver el recital de “El Indio” Solari y “Los Fundamentalistas del aire acondicionado”.

A los 26 minutos del segundo tiempo Atlanta logró la apertura del marcador. Cuando Colombini giro el cuerpo dentro del área, lo tocaron sutilmente, lo suficiente para que pierda la estabilidad y el colegiado sancione penal. Para Riestra fue todo protesta, la discutió más que un liberal a la emisión monetaria. Pero lo inflacionario que es el juego de este equipo, lo delincuente que son sus actos dentro y fuera de la cancha, no merece que le presten atención. Poco le importó a Nacho el libro de quejas que firmaron los de Riestra y enfrentando a un golero atajador de penales como Matías Vega, ex guardameta bohemio, anotó el primer gol del partido. Alegría en Villa Crespo y sus coqueteos alrededores.

Unos 5 minutos más tarde, el conjunto de Szeszurak se quedó con 10. Por una infantil infracción se fue expulsado el colombiano Murillo, que le habían sacado la primera amarilla por empujar al referí cuando cobró aquel (discutido) penal. Sobre llovido mojado, ya que con espacios Atlanta pasaría por la caja registradora y facturaría el segundo gol. Golón les diría. Subida por izquierda de Taborda que le da más dinámica que Pedrozo al equipo. Soltó la redonda para Colombini que sin tocarla lo habilitó a Flores, que sacó un remate potente para colgarla junto al palo derecho de la portería rival, ni juntando a todos los Vega de la vieja guía telefónica llegaban a esa pelota.

Todo pintaba muy bien, al óleo. Era un cuadro de Picasso. Riestra jugaba en honor al Guernica y ni en sus mejores musas inspiradoras sospechaba lo que le esperaba. Dos minutos antes del segundo tanto de Atlanta, Alejo Dramisino fue con la brocha gorda y con una plancha letal vio la correcta tarjeta roja. Ya estaban 10 conta 10.

A 5 minutos del final, echaron más nafta al incendio. Alan Pérez también se fue expulsado. Indicutible la segunda amarilla, pero la primera fue un invento argentino. Fingió una infracción Benítez que nunca existió y el árbitro lo amonestó porque a Riestra se lo favorece hasta cuando juega al solitario.

En ese alocado final, cuando Atlanta quedó 9 contra 10, se orquestó la debacle. El castillo de naipes se vino abajo y la jerarquía de “Cachete” Acuña hizo la diferencia. A dos minutos del final clavó el descuento. Aunque el partido se haya jugado de día, con ese gol se nos vino la noche. Y lo peor todavía no había sucedido.

En tiempo de descuento tuvo el segundo el mismo futbolista, Walter Acuña, que por suerte no tiene ningún parentesco con la ministra de educación porteña. “Cachete” remató con delicia desde afuera del área, evitando Rago con una atajada 5 estrellas lo que era la parda para la visita. Otra vez “Pancho” se puso la capa de superhéroe. Después de ese paradón memorable, vino el córner y ahí cumpliendo con la vieja ley del fútbol, hubo dos cabezazos en el área y Riestra que se conectó en el partido en los últimos 10 minutos, logró un inesperado empate. Víctor Gómez marcó la igualdad, un delantero que a Atlanta lo tiene alquilado. Ya perdí la cuenta de cuantos goles le hizo al Bohemio.

Todavía duele como a Atlanta se le fue una victoria que parecía tener asegurada. Le faltó un energizante para ganarlo. De todos modos Erviti deberá trabajar con la tropa para bajar la cantidad de expulsados. 5 en 6 fechas es un número para ocuparse más que para preocuparse. Se mantiene invicto el equipo, pero lo que hace una semana fue positivo, igualar en la última jugada del partido, 8 días más tarde se dio a la inversa como si se tratará de un Bumerán.

No hay que perder la calma, hay que ajustar las tuercas y tratar de hacernos fuerte de local, ya que hace tiempo que no se acumulan victorias seguidas en casa. Hay que digerir tamaña decepción, no solo que te igualen un partido imposible como el que se presentó, sino tener que convivir con equipos como Riestra, que en lugar de tener un historial, tiene un prontuario en el fútbol argentino.