Otra nueva decepción, la número un millón 523 mil 864 con 80 centavos en lo que va de la temporada. Ni teniendo a favor a Baliño y toda la trup de árbitros marca AFA podían darte una mano. Esta vez el beneficiado con los planes sociales bohemios fue Defensores de Belgrano, que acampó todo el primer tiempo y con un par de escapadas al área rival pasó por ventanilla y cobró los dos goles que le regaló Atlanta. Si los resultados siguen así, los saqueos llegarán a Villa Crespo, eso sí, lo único que no podrán llevarse es a un “9”. Ese puesto está vacante, en cualquier momento se lo ofrecen a Sergio Massa.
Por la fecha 26 de la infumable Primera Nacional Atlanta recibía a Defensores de Belgrano en búsqueda de un triunfo que acomode los melones en la tabla de posiciones, pero no se le puede pedir peras al olmo y el elenco de Giganti perdió 2 a 0. Con un partido más (ya que aún no quedó libre) está a 5 puntos del descenso. Otra vez a la calculadora hay que ponerle las pilas y empezar a usarla. Hoy confiamos más en que no ganen los de abajo en que nosotros sumemos 3 puntos. Se armó mal el plantel, se reforzó mucho peor a mitad de temporada y el nivel de la inmensa mayoría de los jugadores está más abajo que el subterráneo. Como diría Riverito, a cruzar los dedos para que no ganen los del fondo de la tabla.
Para este encuentro el Bohemio recuperaba a Maxi González, pero no podía contar con Colombo por exceso de amarillas ni tampoco a Galeano que aún seguía lesionado. Por eso ante el Dragón el DT de Atlanta eligió estos 11 animalitos: Rago fue al arco. Molina, Pérez, García y Gallo se agruparon en el fondo. Marín y Dramisino se repartieron el centro de cómputos de la mitad de cancha. Delante de ellos dos hubo una línea de 3 atacantes con Bisanz a la derecha, Cardozo en el medio y Pedrozo por izquierda. Como punta de lanza jugó Klusener. Pido disculpas de antemano por usar una palabra que no se asemeja con el partido que tuvo Klusener ante Defensores: Jugó. Es un término exagerado para su (mala) actuación, que de todos modos a la mayoría también le quedaría muy grande. En definitiva para los amantes de las matemáticas el dueño de casa armó un 4-2-3-1. Como venimos diciendo en este espacio periodístico, no es un problema de números sino de forma de jugar con y sin la pelota.
Hubo un abismo entre lo que mostró Atlanta en el primer tiempo con respecto a lo entregado en el complemento. Fueron dos equipos muy distintos, aunque los futbolistas sean los mismos. En esos 45 minutos iniciales, se armaron jugadas de gol, los player se esforzaron por ir a disputar el balón, los laterales se colaban en ataque. Pero como en los anteriores cotejos el elenco de Villa Crespo sigue teniendo alergia con el gol, no puede hallar el antídoto que termine con esta patología. Probó con 3 galenos: Erviti, Orfila y Giganti, todos vinieron con su vademécum y ninguno le encontró la vuelta. A esta altura de la vida en Atlanta no saben si llamar al Dr House o al Dr Khumalo (para los sub-30 mejor que vayan a Google).
En la primera mitad al toque de comenzado el partido el conjunto de Giganti tuvo una doble jugada de peligro con Evelio Cardozo y Gonzalo Klusener que tapó el goalkeeper del Dragón. El mismo “9” Bohemio más tarde se morfó uno increíble luego de una contra mortal gestionada por Bisanz. Ya en esa maniobra el hincha perdió la paciencia con el ex goleador de Talleres. Es cierto que no fueron por esas dos jugadas, es un cúmulo de partidos. Si su nivel lo midiera el Indec arrojaría números por debajo de la pobreza. Para finalizar con el compendio de situaciones de gol que tuvo el elenco bohemio hay que sumar a esa lista una que se generó sin querer queriendo. De las pocas veces que Rago no se patinó al sacar del arco, metió un bochazo milimétrico al mellizo Bisanz, que lo fue a enfrentar al arquero del Dragón, Monllor, pero a la hora de los confites no pudo definir, la pelota terminó en el cuerpo del golero. Defensores manejó más prolija la bola, pero Atlanta tuvo las mejores jugadas de peligro, claro que para ver un gol del Bohemio hay que meterse en Youtube.
El segundo tiempo como ya se mencionó más arriba fue un espanto con todas las letras. Si bien arrancó sin hacer cambios, algo lógico por lo que mostró el equipo en la etapa inicial, cuando los realizó trajo más confusión que claridad. Ya en el amanecer del complemento la visita mostró ínfulas de superioridad. Generó antes del primer gol un par de situaciones de riesgo mucho más potentes que la realizadas por Atlanta. Ambas chances se fueron al lado del caño de Rago. Pero como ya les advertí, Giganti la pifió con los cambios. Cuando aún el partido estaba en tablas quitó a Bisanz, que también anda de capa caída, es cierto que arranca muy de volante pero sus intervenciones no terminan de ser satisfactorias, son incompletas. Y el otro que salió fue Dramisino, el único que se sacrificaba por la causa en el mediocampo. En sus lugares ingresaron un debutante, el pibe Nicolás Medina y retornaba luego de la lesión Maxi González. No era momento para que ingrese un benjamín, teniendo además a Marcioni en el banco si la idea era retirar a Bisanz. Ni tampoco había necesidad de sacar a Dramisino para poner un volante más de corte defensivo que encima no estaba pleno desde lo físico. Hubo mala praxis con estas dos variantes.
A los 27 minutos del complemento llegó el desnivel definitivo al doparti. Rago salió con los pantalones en la mano innecesariamente de su cueva, le permitió al delantero del Dragón soltar el esférico para habilitar a su compañero, Nicolas Benegas, que con el arco desnudo puso el primer gol del match. Todos los que estaban en el estadio León Kolbowski sabían que era imposible que el dueño de casa llegara al empate. Ni un decreto de Alberto, es cierto sería raro que agarre la lapicera para firmar algo bueno, podía ayudar para que el conjunto de Villa Crespo igualara el pleito.
En el show del cambio, y no me refiero al que provocan los arbolitos en calle Florida con el dólar blue, ese que es ilegal y que todos miran como sube para castigar la economía local, sino a las modificaciones que hace Giganti. Entraron Marcioni y Donato por Pedrozo y Cardozo. Estos dos que salieron están en un nivel paupérrimo. El primero, un jugador muy querido por el hincha, hace tiempo que desafina. Su último gran concierto fue antes de la pandemia. El otro, ya ni canta a la gorra. Se esperaba más de él, arrancó para brindar recitales inolvidables, pero después de un par de funciones, nunca más entonó una que sepamos todos. En vez de guitarra tiene un charango, que como él en la cancha, lo esconde. Igual, no sería raro que terminen cantando en el nuevo programa de Tinelli.
Para que la ilusión se pierda por completo, si es que alguien aún la tenía, a 6 minutos del final llegó el segundo tanto de la visita. En el afán de ir a buscar el gol del empate Atlanta dejó agujero en la última línea, que en una corrida de toros lo aprovechó Juan Ignacio Baiardino, quien definió con clase ante la salida de emergencia de Rago. Delirio para el Dragón que le escupía todo el fuego de su boca a un Bohemio que hace tiempo tiene vencidos sus matafuegos. Campaña para incendiarse vivo la que está haciendo el elenco de Villa Crespo. La primera llamarada que se encendió fue cuando le renovaron a Erviti, que ya había demostrado el torneo anterior que ni el caso de bombero le quedaba bien. Luego, llegó el armado del plantel, se aumentó el presupuesto y salvo horrandas excepciones, se siguió por el camino de la apuesta, tan arriesgado como jugar con fuego. Terminamos todos quemados. Podría seguir con el fuego amigo que se le hizo a Orfila, responsable también de la elección pésima de los refuerzos(?) de mitad de temporada. Para terminar con la fogata nefasta llegó el manotazo de ahogado de llamar a Giganti, de poca experiencia en esta categoría y con un presente de DT en La Pampa muy húmedo. Creo que me fui por las ramas, sepan disculpar por esta catarsis, después de que perdimos contra Defensores y sin delanteros.
Ya el próximo domingo, casi sin descanso, a esta altura nadie se lo merece, el Bohemio visitará la casa de Pablo Vicó, enfrentará al siempre incómodo y regular Brown de Adrogué. Este partido aparece en el radar una fecha antes del clásico contra Chacarita. Para que la parca del descenso no se haga presente habrá que sumar en ambos compromisos. Si usted me consulta a mi cómo hay qué hacer para logar tamaño objetivo, le digo que ese es un interrogante que se archiva en el catálogo de aquellas preguntas sin respuestas. Le están haciendo un lugarcito junto a típicas dudas como si Dios existe, si es verdad la teoría del Big Bang o si Pelé marcó más de mil goles. Ojalá que en una semana podamos quitarla de ese rincón de preguntas existenciales y estemos dando la mejor respuesta. En la TV abierta hay un programa que por responder bien entrega un millón de Pesos, este equipo si logra contestar correctamente el cuestionario de la Primera Nacional en estos últimos 10 escalones que le quedan no se llevará ese dinero, pero hará millonarios a sus hinchas con poder mantener la categoría.
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