Que de la mano, de Timoteo…

Por Ruben Bullejos

Un 6 de mayo de 2021 se fue Timoteo, la historia dirá que fue un día frío y soleado; debió ser cálido, como se merecía él, pero… dónde quedan  los merecimientos en esta vida. ¿Era justo cuando llegó al club que se lo criticara y dependiera de resultados, para después ser querido y respetado por todos?  En este país funcionan así las cosas, parece que hay que demostrar todo el tiempo y encima, tener resultados. Son las reglas de este hermoso juego. ¿Fue  justo que Oscar Ruggeri se disculpara públicamente con él porque en River lo dejaban hablando solo en el centro del campo,  ya que los aburría con tanta charla táctica y consejo paternalista?. 

Como hincha verdolaga estaré eternamente agradecido al querido Cordobés; no sólo por los dos campeonatos, sino por habernos permitido durante bastante más de una década no ser menos que nadie, y haber formado equipos de hombres -que encima jugaban bien a la pelota-. Pero los grandes hombres e inteligentes no están solos y saben rodearse, los tuvo al Cai Aimar a su lado, al profe Bonini y al Dr. Rotemberg en su equipo de trabajo, pavada de maestros. Planteó un sistema de juego diferente al resto. Sabía que tenía que hacer una diferencia física para pelear cosas importantes, tuvo la humildad y creatividad de tomar cuestiones tácticas que León Najnudel ponía en práctica en el básquetbol y de aplicar como innovación los vídeos para transmitir sus ideas a los jugadores.

Aún recuerdo después de los partidos cuando salía el plantel a trotar alrededor de la cancha y después elongaban ante la mirada sorpresiva de todos nosotros; lo veías hablar en la semana con Fantucci, quien cuidaba la cancha, preocupado para que estuviera aún mejor y después subirse al tractor cortando el pasto…miles de veces estaba con el plantel a su alrededor en el centro del campo de juego explicándole sus tácticas, una y otra vez miraba y se ocupaba de las inferiores, aconsejaba a los jugadores sobre como manejarse en la vida y que hacer con el dinero ganado. Durante dos años pasó a buscar al Beto Márcico (contado por él), para llevarlo a entrenar porque no tenia auto y tantas cosas que uno jamás sabrá…. porque los grandes de verdad no andan diciendo lo que hacen, no lo necesitan. 

Se  ganó el respeto de todos los jugadores que pasaron por él: Palito Brandoni, el Tanque Noremberg, Cacho Saccardi, y tantos otros monstruos que compartieron plantel. Tanta envidia generaba hacia afuera, que tildaban su fútbol de aburrido, de mezquino; los árbitros le cobraban retención porque el 2 se la pasaba al 6 un buen rato, hasta que el rival salía y ahí te lastimaba. Generó una defensa infranqueable con el Cabezón Cúper y el Burro Rocchia, Garré y Gómez/Agonil que le permitieron a Carlitos Barisio ser el arquero récord del fútbol argentino hasta hoy. Y Carlitos Arregui, el Fino Cañete, Crocco, Juárez, el Uruguayo Giménez, Oscarcito Acosta y tantos más. También Pobersnik, el Colorado Sava y tantos otros más resistidos al principio, pero tan útiles para su estilo de juego.

No es un mundo justo, pero estoy seguro que su paso no será en vano, porque dejó un montón de enseñanzas, formó muchas personas y jugadores, fue técnico y padre de muchos de ellos; pero que todos hablen bien de vos no es poco. Pudo ser reconocido,  por suerte todo ese cariño y agradecimiento lo recibió en vida. Del club una estatua en su honor en la sede social, donde cada vez que pasas lo recordás con una sonrisa tan pura como la de él. El cariño de la gente siempre y el reconocimiento de todo el mundo del fútbol.

Juro que nunca le pedí una foto a nadie, soy muy vergonzoso y nada cholulo. Tuve cerca al Pato Fillol, Francescoli, Bochini, Márcico y no me anime a decirles o pedirles nada. Me quedaba en silencio, como embelesado; pero con el Maestro Timoteo y con la ayuda de mis amigos,  logré retratar y agradecerle por tanto el día de la inauguración de su escultura.

Gracias Don Carlos y su legado estará por siempre entre nosotros, su llama nunca se apagará.