Irony Alert
Impresionante e histórico empate consiguió el Bohemio en su visita al Old Trafford de los estadios del fútbol del ascenso. Ya es para figurar en el libro de los Record Guinnes igualar un partido con 10 jugadores. En el estreno de Mauricio Giganti como DT de Atlanta ya se logró la primera epopeya de su ciclo al cosechar un cero a cero en Villa Soldati ante el simpático Sacachispas, club que cuenta con la banca de muchos hinchas neutrales por su gran CM que tiene en las redes sociales.
Por la fecha 21 de la inagotable Primera Nacional Atlanta se media ante el “Lila” que reunía la misma cantidad de puntos (20) que el Bohemio, por lo que era un rival directo en esa lucha por evitar caer en el sótano de la tabla de posiciones.
El partido se jugó en horario de siesta y por lo que ofrecieron ambos equipos era ideal tener cerca una almohada. Los especialistas médicos que atienden pacientes con trastornos de sueño analizan usar este partidazo para evitar recetar las típicas pastillas que te mandan a apolillar. El segundo tiempo ya figura en el vademécum de varios profesionales de la salud. Lo único importante que este partido no lo vio el peluca de Milei, un personaje construido por los medios que tiene más horas en los canales de TV que en la Cámara de Diputados.
Para su estreno como DT de Atlanta Mauricio Giganti ya sabía que no iba a poder contar con los expulsados de la fecha pasada (Galeano y Perinciolo) Pero también tenía la baja por resfrío de Fabricio Pedrozo. Ante Sacachispas el flamante entrenador decidió indultar a Matías Molina, Martín López y Matías Donato para que vuelvan a concentrar. Salvo el de apellido de cocinero, los otros dos arrancaron en el banco. También, el nuevo DT hizo debutar con la de Atlanta al mediocampista Patricio Pérez, futbolista que pertenece a Platense y de último paso sin pena y ni gloria por San Martín de Tucumán. En definitiva, los primeros 11 jugadores elegidos por el míster fueron los siguientes: Rago en el arco; Carrasco, Pérez, Colombo y García merodearon en el fondo; en el medio se estacionaron Dramisino, Marín, Pérez y Berterame.
Arriba jugaron Bisanz y Donato. El equipo se posicionó generalmente con un 4-4-2, pero cuando Berterame se despegaba de la mitad de cancha el sistema se acercaba a un 4-3-3 y si el mencionado futbolista ayudaba a los de la retaguardia la característica telefónica se transformaba en un 5-3-2. Demasiados números para un resultado que tuvo al 0 como protagonista.
En el primer tiempo Sacachispas tuvo más tiempo la pelota pero Atlanta contó con más jugadas de gol, las dos que protagonizó Alejo Dramisino fueron las mejores para el Bohemio. La primera fue un cabezazo desde la posición de “9” y la otra made in tiro libre. Pero igual la situación de riesgo más pesada de todo el partido la tuvo el dueño de casa, cuando desde un pelotazo en su propio campo terminaron habilitando al “9” del “Lila”, Erick Bodencer, que le ganó la posición a Colombo y ante la salida de emergencia de Rago remató por encima del cuerpo del arquero y de milagro la bocha no ingresó en la portería. Preferimos hacer foco en estas jugadas de gol para no meter zoom en el estado del campo de juego. Tenía tantos pozos que el canchero del club andaba con ganas de comprar varios potes de crema anti-acné.
Cuando al primer tiempo le quedaban 3 minutos para bajarle el telón apareció la tradicional expulsión de un jugador de Atlanta. Martín García llegó tarde a la pelota y le terminó dejando un autógrafo con su pierna en la cadera al jugador de Sacachispas. Roja directa para el defensor bohemio, que de la manera que se le fue la gamba y viendo el nombre que lleva podría haber terminado preso en la cárcel de la isla Martín García, como Juan Domingo Perón, Hipólito Yrigoyen, Arturo Frondizi y Marcelo T. de Alvear. 10 contra 11 para disputar todo el segundo tiempo. Pasa que como somos tan buenos tenemos que emparejar los partidos haciéndonos echar algún futbolista. Así que agárrense el día que juguemos con los 11 player los 90 minutos, no nos para nadie, otra que el Salvador del Mundial de 1982.
Para el segundo tiempo Mauricio Giganti movió el banco obligado por la expulsión de García. El reincorporado Matías Molina ingresó por el debutante Patricio Pérez. El habitual lateral derecho se mudó a la vereda de enfrente y jugó de “3” en el lugar que dejó vacante Martín García con su tarjeta roja. No se animó el DT bohemio en mantener como terminó el primer tiempo a Berterame en el lateral izquierdo, ya que el complemento fue de resistencia, de aguantar los trapos mucho más cerca de Rago, aunque las chances de gol estuvieron presente en el área de Sacachispas. En una misma jugada Bisanz lo tuvo primero con su tiro de gracia dentro del parque verde del arquero rival al que le terminó reventando el travesaño y un segundo más tarde Gonzalo Klusener, quién fue también moneda de cambio, metió su cabezazo de ametralladora que pasó a centímetros del caño derecho del “1” del “Lila”.
Atlanta tuvo sus chances para ganarlo, como también para perderlo. Al margen de la inferioridad numérica, en el juego sigue en deuda. Es discontinuo en ataque, por momentos muy previsible y carente de recursos humanos para ganar en el duelo del uno contra uno. También es notorio que por un error de mala praxis no hay un “9” de confianza. Dicen que el hombre es el único ánimal que tropieza dos veces con la misma piedra, y aquí volver a traer a uno que ya jugó en el Bohemio en ese puesto de centrodelantero demuestra que aquella vieja frase sigue vigente como el viento.
Frente al elenco de Villa Soldati se destacaron Marín y Dramisino en el medio y Carrasco en la tranquera derecha del costado de la defensa. Depende que mitad del vaso veamos, algunos dirán: ¡Qué “Giganti” punto sumamos! Y otros mencionaran que es muy triste valorar un empate ante Sacachispas. Tal vez lo dos en algún lugar tengan razón, pero lo que no se puede es maquillar está campaña obsoleta que ubica al equipo caminando por la cornisa. 3 derrotas y un empate en los últimos 4 partidos sin poder convertir goles y perdiendo terreno en la tabla de posiciones.
Desde los tiempos de Pandora y su caja nos vienen indicando que la esperanza es lo último que se pierde, pero en Atlanta hasta ese sentimiento parece pisoteado, mucho más observando quien será su próximo rival. En Villa Crespo se recibirá a Instituto de Córdoba, que llega dulce de resultados y de juego, un incómodo oponente en este tiempo de vacas flacas, que con la suerte que tiene el elenco bohemio capaz que Dybala juega un rato para la Gloria.
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