En el Palacio Ducó se enfrentaron el encumbrado Huracán de Davobe contra los Calamares de De Felippe. Comenzaron bien los de Marrón haciéndose dueños del juego y generando peligro en el arco del Globo; pero esto duró sólo 15 minutos, ya que luego el Globo empezó a acercarse más al arco defendido por Ledesma -con el manejo de Cristaldo y la inteligencia del zorro Cocaro para ocupar espacios vacíos-.
Al Calamar le faltaba definición, sus intentos se diluían al llegar al arco de Huracán, solo podemos contabilizar como llegada de peligro una media vuelta del paraguayo Benitez en el área bien contenida por el arquero. Hasta que llegó la desgraciada jugada de Mauro Zárate -algo que jamás vi en mis 40 años de fútbol, ni siquiera en las categorías de ascenso-: tomó la pelota en la puerta del área Calamar y a pesar de tener varias opciones, encaró para el propio arco, Cocaro leyó la jugada y se interpuso entre la pelota y Mauro. Penal para el Globo que se transformó en gol. Baldazo de agua fría para la visita que prácticamente desapareció del campo de juego.
El segundo tiempo se jugó al ritmo de Huracán, Don Omar a los 15′ decide sacar a Taborda y Benítez, los únicos que podían lastimar al fondo del local y así termina facilitándole las cosas al Globo que líquida el partido con un cabezazo de su número nueve.
Platense prácticamente no jugó el segundo tiempo y si el Globo no hubiese regulado la intensidad, era goleada. Así llegamos al final del encuentro con la alegría y esperanzas del público local luchando el campeonato hasta el final y la desazón de todos los calamares ante la pobre actuación del equipo que se sumerge cada fecha más en los promedios para el próximo campeonato.
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