La lógica -y tardía- postergación de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 -serán en el ’21 pero mantendrían su denominación y logo actual- alteró los planes de muchos deportistas. La fecha ya confirmada del 23 de julio al 8 de agosto del próximo año, modificó los programas.
Muy pocas veces en la historia de los Juegos modernos, la máxima cita olímpica tuvo que suspenderse o, como en esta oportunidad, postergarse. Hubo boicots (Moscú 1980 y Los Angeles 1984), atentados terroristas (Munich 1972 y Atlanta 1996) y hasta enfermedades (el zika en Río de Janeiro 2016) que lo pusieron en riesgo; pero nunca habían dejado de celebrarse en tiempos de paz, solo Berlín 1916 -por la Primera Guerra Mundial-, Helsinki 1940 y Londres 1944 -por la Segunda-.
La delegación argentina, como la mayoría de los deportistas del mundo (exceptuando a una atleta rusa que se manifestó en contra de la postergación), vio correcta la decisión en conjunto de las autoridades de Japón y del Comité Olímpico Internacional. Ahora, se viene el interrogante de a quienes “beneficia” o “perjudica” (deportivamente hablando) dicha resolución -aclarando, para evitar posibles dudas, que la prioridad de esta excelente medida es la salud mundial-.
Los deportistas argentinos que tienen asegurada su plaza son 143 -el tenis, por ejemplo Nadia Podoroska, es diferente porque clasificaba según el ránking-. Pero muchos otros deportes -handball femenino, entre otros-, deben realizar todavía sus torneos clasificatorios buscando su plaza olímpica.
Dentro de los confirmados para el 2020 se encontraban varios deportistas que extendieron sus carreras para despedirse en Tokio: Luis Scola -cumplirá 40 años en abril y en sus primeras declaraciones puso en duda su presencia-, Paula Pareto, Gonzalo Carou, Sebastián Simonet, Matías Schulz y Juan Manuel Vivaldi (41 años). Algunos, ya confirmaron que postergarán su retiro para estar el año que viene en Japón -Carou, que en agosto cumplirá 41 años, dijo que “voy a entrenar un poco más, no me queda otra”-. Diferente la decisión del arquero Schulz, quien confirmó su retiro para el cierre de 2020; mientras que Scola, Pareto, Vivaldi y Lange -entre varios atletas- aún no se han pronunciado.
En el lado opuesto se encuentran aquellos deportistas que por lesión o falta de tiempo para una correcta preparación, resultaron “beneficiados” por esta postergación. El primer nombre es el del tenista Juan Martín del Potro, doble medallista olímpico, quien tendrá mayor tiempo de recuperación de su operación de rodilla. También Delfina Pignatiello -de las más jovenes-, podrá sumar mayor experiencia en esta nueva ventana preolímpica que se abrió; o los basquetbolistas Patricio Garino y Luca Vildoza -ambos lesionados-, contarán con mayor tiempo de recuperación.
Así como el COI, mantendría el logo y el nombre actual -Tokio 2020- pese al cambio de año; habrá que esperar si algunas de sus disciplinas modifican sus reglamentos. Por ejemplo, el fútbol solo permite jugadores sub 23; ahora, ¿se mantendrá como fecha límite el 2020 o la nueva fijada para el próximo año?. El entrenador argentino de este seleccionado, Fernando Batista, dijo que “es todo muy reciente y tenemos que esperar. Como los Juegos van a seguir llamándose Tokio 2020, por más que se hagan en 2021, una opción es que permitan mantener a los chicos que jugaron el Preolímpico”. Uno de los que esperará esta definición reglamentaria será Lautaro Martínez.
Así como los deportistas verán cambiadas sus planificaciones, la organización en Tokio también. Lo que ya es seguro -o al menos, es lo que comunicaron los encargados de la organización- es que la Villa Olímpica -con vista a la bahía y al Rainbow Bridge- que debía ser reconvertida en departamentos de alta gama cuya gran parte ya han sido comprados y deberían ser entregados este año, no sucederá hasta finalizados los Juegos en el 2021. Lo que sí es seguro, la industria hotelera se verá perjudicada por las reservas y cancelaciones que se están dando ahora -el diario económico japonés Nikkei calcula que la postergación agregó otros 2.700 millones de dólares a los gastos-.
Lo cierto es que, más allá de beneficios o perjuicios, los dorados Paula Pareto (llegaría con 35 años) y Santiago Lange (59) dejaron en claro su excelente postura: “es una decisión lógica y hay que cuidar la salud por sobre todas las cosas” -Pareto- y “claro que esto nos afecta, pero eso queda en un segundo plano en relación a lo que está viviendo el común de la gente” -Lange-.
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