21 noviembre, 2024

Un lugar, todas las disciplinas

Atlanta

Que nadie se confunda con el título de esta nota, no estamos haciendo apología por ninguna fuerza política, y menos en esta semana tan particular, en la que se necesita parar la pelota, gambetear al odio y anotar un gol con la camiseta de la paz. El atentando que sufrió la Vicepresidenta de la Nación, que fue un disparo al corazón de la democracia, nos debe unir, aunque todavía en nuestra sociedad los discursos violentos siguen como pan caliente. Estuvimos muy cerca de vivir un magnicidio, con un revólver que muchas de sus balas fueron cargadas por los medios de comunicación y gatillada por políticos de esta Nación. El título de esta columna no hace alusión a ninguna agrupación partidaria, acá estamos festejando que el delantero K de Atlanta, Gonzalo Klusener, volvió a mojar en Villa Crespo y el Bohemio festejó con toda su gente un triunfo fundamental para escaparle a los puestos de hundimiento de la tabla de posiciones.

Por la fecha 32 de la densa Primera Nacional Atlanta recibía a Estudiantes de BSAS. Es cierto que el hincha del Pincha de Caseros quiere que lo llamen Estudiantes a secas, sin ningún agregado, por ser el primer equipo argentino fundado con ese nombre, pero por uso y costumbre le añadimos su localidad. Más allá de los nombres, apellidos y seudónimos, es un duelo muy repetido en los últimos 30 años el que protagonizan El Bohemio y el Pincha. Desde que el elenco de Villa Crespo quedó varado en el fútbol de ascenso, es tradicional en cada torneo medirse ante Estudiantes. Aún queda en el recuerdo del hincha de Atlanta aquel triunfo épico 4 a 3, cuando hasta el minuto 86 lo perdía 1 a 3. Pedrozo a tres del final descontó. En tiempo cumplido anotó el mágico empate Colombini y 60 segundos más tarde el hijo pródigo de la casa, Milton Giménez, convirtió el gol heroico. Aquel mítico partido se jugó en el León Kolbowski el 29 de septiembre de 2018 por la Primera B Metropolitana. Un triunfo que pasaran las décadas pero el simpatizante bohemio no lo borrará de sus retinas.

Para este choque Mauricio Giganti contaba con la vuelta a las pistas de Alán Pérez y perdía por acumulación de amarillismo a Federico Marín. Por ende, estos fueron los 11 alumnos elegidos por el profesor para medirse ante los Estudiantes: Rago en el aula magna del arco. Molina, Pérez, Colombo y Perinciolo se ubicaron en el fondo de la clase. Dramisino, González y Galeano se movieron en el medio del patio. Marcioni, Klusener y Ríos pasaron al frente. Nuevamente en el pizarrón se escribió con tiza el 4-3-3 que se empleó en el campo de juego.

El primer tiempo fue pobretón, flojo de papeles, nadie con dos dedos de frente le compraría un auto usado a esos 45 minutos iniciales. Se jugó sin la VTV en regla, con el 08 en blanco y con la patente indescifrable, toparse con una situación de gol era más difícil que ver ganar a Pierre Nodoyuna en Los Autos Locos. Los 22 pilotos que salieron al autódromo de Villa Crespo chocaron esta etapa inicial, la estrellaron por completo, ninguna compañía de seguros se iba a querer hacer cargo. Las dos escuderías, tanto la Bohemia como la de Caseros, no pudieron acercarse al volante, se jugó en punto muerto gran parte del doparti. Fue un alivio para nuestros ojos cuando el referí flameó la bandera a cuadros del primer tiempo. Ambos equipos debían ir a boxes, cargar combustible y dejar de tirarse contra la banquina. Nadie esperaba que para el segundo tiempo pasemos de una carrera de embolsados a una de Fórmula Uno, pero que al menos alguien encienda el GPS y nos lleve al área de enfrente.

Para el segundo tiempo, Giganti mantuvo la misma línea fundadora de jugadores que arrancaron el partido. A la visita se la notó un toque más adelantada y hasta fabricó una acción de peligro con un remate de media distancia que buscaba el ángulo derecho de Rago, que se estiró con máxima seguridad y desbarató ese tiro de gracia con sus manos argentinas. Atlanta respondió con una buena jugada orquestada por la banda ancha izquierda por parte de Julián Marcioni, el más gravitante de los delanteros, quien mandó un centro pasado por agua al segundo palo, allí apareció Alejo Dramisino que puso la bola en el área chica para que Klusener abajo del arco anoté la apertura del marcador, pero nunca pudo ni soplar el balón, lo pasó de largo como colectivo lleno. Por suerte para el “9” Bohemio el próximo bondi estaba cerca. 

A los 18 minutos del complemento llegó el gol de la victoria, 120 segundos después del tanto que se devoró Don Klusener. Perinciolo hizo rápido el cobro en el lateral alcanzándosela al más sabiondo del grupo, Juan Daniel Galeano, que con su cerebro mágico le puso a Dramisino un pase filtrado al área con aroma a caviar. “Chucky” sin dudar se la tocó a Klusener que en el punto penal marchó el remate quebrándole las manos al golero de Estudiantes para sentenciar un triunfo K. Por fin el “9” de Atlanta convertía en Villa Crespo. La última vez que mojó en el León Kolbowski fue en la fecha 4 en el empate 1 a 1 contra Belgrano. Desde marzo de este año que no la metía en casa. Segundo tanto consecutivo para el ex goleador de Talleres, ya que venía de anotar la jornada pasada en la crucial victoria en Tandil ante Santamarina. Un gol vale más que mil palabras, ya que ni bien marcó Klusener los suplentes del Bohemio salieron disparados a abrazar al “9” en una muestra de unión de grupo y haciéndole el aguante al delantero robótico de Atlanta.

Diez minutos más tarde del tanto, Giganti arrancó con los cambios. Juan Bisanz entró por Lucas Ríos y Martín García ingresó por Gonzalo Klusener. Línea de 5 en el fondo y aferrarse a la doctrina del aguante. Por momentos Perinciolo se sumaba a la línea de medios, pero eso era patrimonio exclusivo cuando el equipo tenía la pelota, que le duraba en los pies menos que a Milei la calma. En el afán de buscar tener la bola entraba Evelio Cardozo por Galeano, que fue intermitente, más activo en el primer tiempo, errático en el complemento pero galáctico en el pase que derivó en el gol bohemio. La otra variante fue la de Nicolás Medina por Marcioni, que con sus arranques fue el más picante de los de arriba. Buenos aportes por derecha en los 45 minutos iniciales y mejor reubicado por izquierda cuando lo mandaron allí en el segundo tiempo.

Ya en el descuento y con la intención de poner una muralla en la última línea para que ningún centro del Picha de Caseros logre su cometido, el DT de Atlanta envío al otro zaguero central que tenía en el banco. Valentín Gelos entró por Alejo Dramisino, que no sólo fue el mejor del dueño de casa por su ímpetu y su presencia de área a área sino que ya es el más regular de esta campaña. 6 defensores, 1 volante central, 1 más ofensivo y 2 delanteros. De esa forma poco ortodoxa estaba el elenco local en el campo de juego. Más allá de las típicas aproximaciones a puro centro del visitante, la chambonada que ya parece recurrente de Martín García en el área propia y las intervenciones precisas de Rago, nunca estuvo en riesgo el triunfo. Eso sí, el éxtasis llegó con el pitazo final del encuentro. Fiesta en las grandes del Gran León, victoria con resaltador para El Bohemio, que ahora está más cerca del reducido que de la zona de descenso. Es cierto que parece utópico imaginarlo entre los 13 primeros, tiene 11 equipos adelante y salvo un milagro en octubre terminará su año.

La próxima jornada Atlanta tendrá fecha libre, que tal vez llega en el momento menos oportuno, ya que después de 5 meses se atraparon 2 victorias en fila. La última vez que se logró tamana hazaña fue entre la fecha 8 y 9, con triunfos 3 a 1 ante Flandria y 2 a 0 en Turdera ante Temperley. Única vez en la temporada que se pudieron registrar dos resultados positivos consecutivos hasta estos logrados frente a Santamarina y Estudiantes. En 15 días volverá a tener acción el Bohemio, será por la jornada 34 visitando al rendidor equipo de San Martín de San Juan, que viene dulce jugando de local y es uno de los candidatos a dar pelea en el reducido por el segundo ascenso. Esperemos no marearnos con el vino y que no se le ocurra en las vísperas de la primavera salir a pasear al viento Zonda, porque a este equipo lo soplas un poquito y ya tiene frío. Ojalá que el calor lo ponga Atlanta y que lo mandemos al santo sanjuanino a la ruta del olivo.