Le bajaron la “Bandiera” al Bohemio en la Primera Nacional. Se acabó el sueño de pegar la vuelta a la élite del fútbol argentino. Apareció el cartelito de game over en los cuartos de final del “Mundialito” de la categoría telenora de La Liga Profesional. Derrota 1 a 0 ante Estudiantes de Buenos Aires, que “Pincha” las ilusiones de una hinchada que lleva más de 36 años sin verlo en Primera.
Duele por ellos, por los que peinan canas y no quieren despedirse de este mundo sin volverlo a ver en ese lugar que ya pasó a ser de privilegio. Por los sub-40 que no tienen idea lo que es medirse con River o Boca. Por los purretes que heredaron del Viejo el fanatismo y la mala sangre de tantos sin sabores. Es por todos esos simpatizantes, los de ley, los que hacen malabares para pagar la cuota y seguir perteneciendo a tu segunda casa. Sin importar que las alegrías viajen en monopatín y las desdichas lo hagan en el tren bala. La tristeza de un nuevo tropiezo, es por todos ellos. Que volverán a ponerse de pie y como en una desventura amorosa, se recuperarán y otra vez se enamorarán. Ojalá que el próximo romance nos lleve al altar de la Primera división.
¡Gracias jugadores! Ustedes fueron los únicos responsables de coquetear con el sueño de volver a la A. Cuando todo era normal, jugaron un fútbol de alto vuelo. Cuando los propios dirigentes de Atlanta pusieron palos en la rueda, o no tuvieron los cojones para habérselo puesto a la AFA y eligieron como enemigo personal a Sagra por ir al TAS, ustedes fueron los únicos que pusieron la cara. Mientras el presidente sacaba pecho porque se consiguieron los 3 puntos del partido suspendido con la “Lepra” mendocina, ustedes sacaron pecho por los hinchas. Salieron a la cancha después del robo del siglo a intentar competir, sabiendo que era imposible cambiar el “Chip”. A pesar de la estafa organizada que fue este mamarrachesco torneo orquestado, ustedes mantuvieron encendida la llama de la esperanza. Se unieron en la adversidad, y aunque sea empujándolo, al auto de Atlanta nunca lo abandonaron. Gracias jugadores.
Hoy no esperen un análisis del último partido de una temporada XL como fue esta, que arrancó a mediados de 2019 con un formato y culminó con otro en enero de 2021. Podría hacer foco en lo conservador que fue el equipo hasta el gol de Bandiera. Y que en la derrota parcial se cambió la postura. Que hubo más confusión que claridad en el ataque. Que Miltón tuvo la más nítida en el primer cuarto del partido y que falló como nunca. Que se extrañó a Valdez Chamorro en el juego del medio, lo añoró el equipo y sobre todo su socio Ochoa Giménez. O podría contar que Talpone salvó en la línea el segundo y que Echenique nos salvó al unísono por el penal que no sancionó de Tecilla. También, debería indicar que fue nocivo para el equipo el bajón que tuvo Pedrozo en todo el Reducido, pero para qué, qué sentido tiene. Para que seguir machacando en la (nueva) herida. No sirve. Como dicen los pibes, ya fue. Habrá que barajar y dar de nuevo, aunque a esta altura los naipes ya estén muy gastados.
Serán tiempos de rumores y certezas. De listas sábanas de futbolistas que llegan y se van. Y sobre todo nos inundarán de nombres de entrenadores. Por ahí vuelve el padre de la criatura, “El Chano” Orfila. O sino habrá una danza de apellidos, que les aconsejaría que se alejen de las redes sociales, porque allí postularán hasta el DT del equipo de fútbol de una sociedad de fomento. Algo parecido pasará con los refuerzos. También, sobrevolarán varios formatos de como se jugará el próximo torneo. Todo esto sucederá porque se terminó el sueño de regresar a Primera. Ya que desde 1984 nos “independizamos”, nos fuimos de nuestro dulce hogar. Aunque no vemos la hora de volver a la casita de los viejos.
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